EL JUDAISMO EN INGLATERRA HOY
El judaísmo en Inglaterra hoy es una comunidad diversa y vibrante, que refleja la rica historia y las múltiples influencias que han dado forma al judaísmo en la isla. Las comunidades judías en Inglaterra se han adaptado a los cambios sociales y culturales del siglo XXI, manteniendo sus tradiciones mientras se integran en la sociedad británica. La comunidad judía en Inglaterra está comprometida con la educación, la cultura y la filantropía. Las escuelas judías, como la JFS (Jewish Free School) en Londres, brindan una educación de alta calidad a los niños judíos, fomentando su identidad judía y su integración en la sociedad británica. Las organizaciones caritativas judías juegan un papel importante en la ayuda a los más necesitados, tanto dentro de la comunidad judía como en la sociedad británica en general. Las artes y la cultura judías también están floreciendo en Inglaterra, con eventos culturales, festivales y galerías de arte que celebran la riqueza y la diversidad de la cultura judía. El judaísmo en Inglaterra ha evolucionado en los últimos años, con un aumento del interés por el judaísmo ortodoxo y una creciente conciencia de la identidad judía entre los jóvenes. A pesar de los desafíos que enfrenta la comunidad judía en el siglo XXI, como el antisemitismo y la polarización política, el judaísmo en Inglaterra sigue siendo una fuerza viva y dinámica, contribuyendo a la diversidad y la riqueza de la sociedad británica.
Comunidades Judías en Inglaterra
Las comunidades judías en Inglaterra son diversas y vibrantes, reflejando la rica historia y las múltiples influencias que han dado forma al judaísmo en la isla. Desde la reinstalación de la comunidad judía en el siglo XVII, se han establecido comunidades en las principales ciudades del país, cada una con sus propias características y tradiciones. Londres, por ejemplo, alberga una de las comunidades judías más grandes del mundo, con una amplia gama de sinagogas, escuelas y organizaciones comunitarias. Otras ciudades con comunidades judías notables incluyen Manchester, Liverpool, Leeds y Birmingham, donde se han desarrollado sinagogas ortodoxas, reformistas y conservadoras, así como organizaciones comunitarias que atienden las necesidades sociales y religiosas de sus miembros. La diversidad de las comunidades judías en Inglaterra se refleja también en la variedad de prácticas religiosas y culturales que se observan. Desde las prácticas tradicionales del judaísmo ortodoxo hasta las interpretaciones más modernas del judaísmo reformista, las comunidades judías en Inglaterra ofrecen un espectro de expresiones religiosas que se adaptan a las necesidades individuales y las preferencias de sus miembros.
Un total de 271,000 personas que viven en Inglaterra y Gales se identificaron como judías en 2021, según un censo nacional del Reino Unido, informó The Jerusalem Post.
La comunidad judía compone el 0.5% de la población de Inglaterra y Gales, según el censo. En 2011, 265,000 ciudadanos se identificaron como judíos; esto es solo un pequeño aumento, a diferencia de otras religiones.
Las áreas con las proporciones más altas de personas que describen su religión como “judía” fueron Hertsmere (17,0%) y Barnet (14,5%) en Londres.
La pregunta de religión en el censo fue voluntaria. El 94% (56 millones) de los residentes habituales respondieron la pregunta en 2021, un aumento del 92.9% (52.1 millones) en 2011.
Por primera vez en un censo de Inglaterra y Gales, menos de la mitad de la población (46.2%, 27,5 millones de personas) se describieron a sí mismos como “cristianos”, una disminución de 13.1 puntos porcentuales con respecto al 59.3% (33,3 millones) en 2011; a pesar de esta disminución, “cristiano” siguió siendo la respuesta más común a la pregunta de religión.
“Sin religión” fue la segunda respuesta más común, aumentando en 12 puntos porcentuales hasta el 37.2% (22.2 millones) desde el 25.2% (14.1 millones) en 2011.
Hubo aumentos en el número de personas que se describieron a sí mismas como “musulmanas” (3.9 millones, 6.5 % en 2021, frente a 2.7 millones, 4.9 % en 2011) e “hindúes” (1 millón, 1.7% en 2021, frente a 818000, 1,5% en 2011).
Gales tuvo una mayor disminución en las personas que informaron que su religión era “cristiana” (disminución de 14 puntos porcentuales, del 57.6% en 2011 al 43.6 % en 2021) y un aumento en “Sin religión” (aumento de 14,5 puntos porcentuales, del 32.1% en 2011 al 43.6% en 2021) 46.5% en 2021) en comparación con Inglaterra y Gales en general.
Londres sigue siendo la región con mayor diversidad religiosa de Inglaterra en 2021, con más de una cuarta parte (25,3 %) de todos los residentes habituales que declaran una religión distinta a la “cristiana”; el noreste y el suroeste son las regiones con menor diversidad religiosa, con un 4.2% y un 3,2%, respectivamente, que seleccionan una religión distinta a la “cristiana”.
El Instituto de Investigación de Políticas Judías también publicó un nuevo informe el martes titulado “Judíos en Gran Bretaña en 2021: primeros resultados del censo de Inglaterra y Gales” que explora los primeros resultados de la pregunta del censo de 2021 sobre religión, siguiendo los datos publicadosel gobierno británico.
Algunas de las conclusiones clave del informe del organismo sobre los judíos en Gran Bretaña especifican que:
Los judíos son el sexto grupo religioso más grande de Inglaterra y Gales en 2021, después de los cristianos, musulmanes, hindúes, sijs y budistas.
Fueron el quinto grupo religioso más grande en 2001 y 2011. Londres representa el 53.6% de la población judía total de Inglaterra y Gales en 2021, con 145,466 judíos viviendo allí, en comparación con 149,789 en 2001 y 150,329 en 2011.
“La publicación del censo de hoy proporciona información invaluable sobre la población judía en Inglaterra y Gales”, dijo el Board of Deputies of British Jews, el organismo represantivo de los judíos británicos, en un comunicado de prensa.
“Estos resultados del censo también plantean la pregunta de si el enfoque continuo y estrecho del censo que reconoce el estatus judío como una religión con la exclusión de considerar explícitamente la etnia judía es apropiado para una comunidad judía del siglo XXI. Nos preocupa que hasta que se rectifique esta situación, muchos ciudadanos judíos no se sentirán plenamente contados”.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
Impacto del Judaísmo en la Sociedad Inglesa
El judaísmo ha tenido un impacto profundo y duradero en la sociedad inglesa, enriqueciendo la cultura, la economía y la vida social del país. Desde su reinstalación en el siglo XVII, los judíos han contribuido significativamente al desarrollo de Inglaterra, dejando huella en diversos ámbitos. En el ámbito cultural, los judíos han enriquecido la vida artística, literaria y musical de Inglaterra. Escritores como Israel Zangwill, que exploró las experiencias de la comunidad judía en Inglaterra, y artistas como Marc Chagall, cuyas obras expresan la cultura judía con un lenguaje universal, han contribuido al panorama cultural británico. Además, la música judía ha tenido un impacto significativo en la cultura musical inglesa, con compositores como Sir Malcolm Arnold y Sir Leonard Bernstein dejando su marca en la escena musical británica. En el ámbito económico, los judíos han desempeñado un papel importante en el desarrollo comercial e industrial de Inglaterra. Han sido pioneros en diversos sectores, desde la banca y las finanzas hasta la industria textil y el comercio minorista. Sus contribuciones al crecimiento económico de Inglaterra han sido reconocidas y celebradas a lo largo de la historia. En el ámbito social, los judíos han contribuido a la diversidad y la tolerancia en la sociedad inglesa. Su presencia ha fomentado el diálogo interreligioso y la comprensión mutua entre diferentes comunidades. A través de sus organizaciones caritativas y sociales, los judíos han ayudado a mejorar la vida de los más necesitados y han contribuido a la cohesión social en el país.
La Declaración Balfour y la Influencia en el sionismo
La Declaración Balfour, emitida por el gobierno británico en 1917, fue un hito en la historia del sionismo y tuvo un impacto significativo en la comunidad judía en Inglaterra. Esta declaración, que expresaba el apoyo británico a la creación de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, fue recibida con entusiasmo por los sionistas, quienes vieron en ella una esperanza para la realización de su sueño de un estado judío independiente. La Declaración Balfour fue un factor clave en el aumento de la inmigración judía a Palestina durante el Mandato Británico, y contribuyó a fortalecer el movimiento sionista en Inglaterra. La influencia de la Declaración Balfour en el sionismo se extendió más allá de las fronteras de Inglaterra, inspirando a los judíos de todo el mundo a apoyar el movimiento sionista y a buscar un hogar nacional en Palestina. Sin embargo, la Declaración Balfour también fue objeto de controversia, ya que fue vista por algunos como una promesa a los judíos a expensas de los árabes que vivían en Palestina. La Declaración Balfour se convirtió en un punto de tensión entre los sionistas y los árabes, y contribuyó a crear un conflicto que persiste hasta el día de hoy.
Hace 107 años, 67 palabras escritas en una hoja de papel iniciaron uno de los conflictos más difíciles de resolver de los tiempos modernos.
La Declaración Balfour fue el documento en el que por primera vez el gobierno británico respaldó el establecimiento de «un hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina.
Mientras muchos israelíes consideran que fue la piedra fundacional del Israel moderno y la salvación de los judíos, muchos palestinos creen que fue un acto de traición.
El texto fue incluido en 1922 por la Liga de las Naciones (organismo que antecedió a la ONU) en el Mandato Británico sobre Palestina, mediante el cual Reino Unido quedaba formalmente encargado de la administración de esos territorios.
Palabra a palabra
La Declaración Balfour fue hecha a través de una carta enviada por el ministro de Exteriores británico, Arthur Balfour, al barón Lionel Walter Rothschild, un líder de la comunidad judía en Gran Bretaña. El texto señala:
Estimado Lord Rothschild.
Tengo gran placer en enviarle a usted, en nombre del gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de apoyo a las aspiraciones de los judíos sionistas que ha sido remitida al gabinete y aprobada por el mismo.
‘El gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país’.
Estaré agradecido si usted hace esta declaración del conocimiento de la Federación Sionista.
Arthur Balfour
Las puertas de la inmigración
Cien mil inmigrantes judíos llegaron en los primeros años tras la Declaración Balfour, firmada en 1917, que dio el respaldo británico al sionismo, el movimiento nacionalista que promovía el restablecimiento de un hogar judío en la tierra histórica de Israel.
A finales de la década de 1930 esto provocó una reacción negativa por parte de la población árabe que se sintió amenazada.
Los británicos respondieron a ello poniendo coto a la inmigración judía, justo cuando el exterminio de los judíos europeos planificado por el líder nazi Adolf Hitler se estaba empezando a poner en marcha.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el movimiento subversivo judío atacó a británicos realizando acciones violentas como el atentado en el hotel King David de Jerusalén y el asesinato de tropas británicas.
La Declaración Balfour en su contexto
- La Declaración Balfour fue firmada el 2 de noviembre de 1917. Toma su nombre del entonces ministro de Exteriores británico, Arthur Balfour.
- Fue el primer documento oficial en el que Reino Unido se comprometió a respaldar la creación de «un hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina, un ideal buscado por el movimiento sionista.
- Previamente, en 1903, las autoridades británicas habían propuesto otorgar a los judíos un territorio en el este de África para que pudieran tener allí un hogar y un refugio, donde estar a salvo de la persecución que sufrían en Europa.
- El texto señalaba específicamente que «no debía hacerse nada que pudiera dañar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina».
- El gobierno británico esperaba que esa declaración ayudara a poner a los judíos, especialmente los residentes en Estados Unidos, a favor de las potencias aliadas durante la I Guerra Mundial (1914-1918).
- Tras la derrota del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial, la Declaración Balfour fue respaldada por las potencias aliadas e incluida en el Mandato Británico sobre Palestina, aprobado por la Liga de las Naciones (organismo que antecedió a la ONU) en julio de 1922, mediante el cual Reino Unido quedaba formalmente encargado de la administración de esos territorios.
- El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU adoptó la resolución 181, mediante la cual aprobó el plan de división de Palestina, en el que se estipulaba la creación de un estado árabe y otro judío a más tardar el 1 de octubre de 1948.
La división ¿inevitable?
Mientras la violencia prosiguió durante la década de 1940 y Reino Unido buscó librarse del problema de Palestina, se aceptó lo inevitable de la división. Pero él estaba trabajando en su propia solución, según descubrí en un archivo en Jerusalén.
Allí hallé su mapa de 1946 —el esquema Amery— para dividir Palestina entre un Estado judío y otro árabe. En un rojo y azul deslucidos, era sorprendentemente similar al plan de división aplicado por la ONU un año más tarde y con el que se puso fin al mandato británico y se hizo posible la creación del Estado de Israel en 1948.
Pero los países árabes se negaron a firmar el plan de la ONU y, cuando la violencia entre ambas partes se desató, centenares de miles de palestinos huyeron o fueron forzados a irse del nuevo Estado.
Conclusión: Visión y realidad
La certeza que se tenía de que la energía de la inmigración judía pronto transformaría Medio Oriente ha sido confirmada 100 años después con los rascacielos y los campus universitarios de alta tecnología de Tel Aviv, la capital económica de Israel.
Pero los niveles de vida, mejores a los existentes en muchos países europeos, están a años luz de las condiciones en las que se encuentran la mayor parte de los palestinos, que viven en una economía en crisis, algo que atribuyen a lo que consideran como una jugada injusta que les hizo Reino Unido con la Declaración Balfour.
Lo más cerca que ha estado de hacerse realidad la visión para Palestina ocurrió en los 90, los acuerdos de paz de Oslo, firmados por Israel y por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Los negociadores israelíes y palestinos que se reunieron en secreto en Noruega hablaron de una forma conmovedora acerca de su decisión de hacer la paz.
El optimismo creado por el histórico apretón de manos en el jardín de la Casa Blanca entre los líderes de Israel y de la OLP fue hecho trizas cuando un extremista judío asesinó al primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y el líder de los palestinos Yasser Arafat no logró detener los atentados suicidas lanzados por el grupo islamista Hamás.
La esquiva paz
Yossi Beilin, el ministro israelí que inició los diálogos de Oslo, aún tenía esperanzas. «El proceso que iniciamos en Oslo es irreversible», me dijo. «Estableció una legitimidad para Israel en el mundo árabe…y esperemos que conduzca a un acuerdo permanente, aunque mucho más tarde de lo que previmos originalmente».
Pero Ahmed Qurei, el jefe de los negociadores palestinos, conocido como Abu Ala, es pesimista. «Lamentablemente han pasado casi 25 años y ha sido una pérdida de tiempo. Los israelíes ejercen control sobre territorio y población palestina. Esa es la mentalidad de ocupación israelí».
Hay que descubrir que desde aquella época ya todos reconocían que Jerusalén sería el tema más difícil de resolver a la hora de hacer la paz: ninguna de las dos partes cedería en su decisión de hacerla su capital.
Y así ha sido hasta ahora, como se ha visto con tanta frecuencia.
Los negociadores de Oslo nunca pensaron que la violencia sería inevitable. Pensaban que era el resultado de decisiones políticas equivocadas y de los sucesos sangrientos e impredecibles de la historia, como se descubrió tras los acuerdos de paz de Oslo.
Ahora existe el peligro de que el extremismo y la intransigencia de ambas partes hagan imposible la paz durante décadas aún por venir.