¿Inconstitucional?, ¡A buena hora, mangas verdes!

Se dice de todo lo que llega a destiempo, cuando ha pasado la oportunidad y resulta inútil su auxilio. La sentencia del alto tribunal constitucional respecto al estado de alerta llega tan tarde como tarde van a llegar las sentencias tras la judicialización de los avales puestos por el gobierno secesionista catalán en favor de los delincuentes del proceso. El reo fue ajusticiado tras un juicio a todas luces nulo de pleno derecho y el Alto Tribunal lo consideró inocente cuando ya se había cumplido la sentencia. ¡A buena hora, mangas verdes¡

El origen de esta frase se debe a que en tiempo de los cuadrilleros de la Santa Hermandad, como casi nunca llegaban a tiempo para capturar a los malhechores, los delitos quedaban impunes. Los cuadrilleros vestían un uniforme de mangas verdes y coleto. En una relación de la entrada de Felipe II en Toledo, el 26 de noviembre de 1559 (manuscrito que existe en la Biblioteca Nacional), se lee:

«Salió primero la Santa Hermandad vieja desde çibdat… con treinta y dos vallesteros, todos vestidos de verde con sus monteras y sus ballestas y carcaxes y tiros». Vestidos de verde iban también los 32 ballesteros de la Santa Hermandad cuando entró en Toledo la reina Isabel de Valois, el 13 de febrero de 1560. (Datos de Rodríguez Marín en su Edición crítica del Quijote.) La Santa Hermandad era, como se sabe, un tribunal con especial jurisdicción. Fue instituida en la Edad Media y regularizada en el reinado de los Reyes Católicos (1476). Sus miembros tenían como misión juzgar y castigar los delitos, particularmente los que se cometían fuera de las ciudades y los pueblos por los salteadores de caminos. Por eso tuvo tanto miedo Sancho Panza cuando su señor peleó con el gallardo vizcaíno, pues bien sabía «que la Santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo.

Los soldados de la Santa Hermandad eran llamados cuadrilleros porque prestaban sus servicios, parecidos a los de nuestra Guardia Civil, en cuadrillas o grupos de cuatro hombres. Con el tiempo degeneró tanto esta milicia, que Cervantes puso en boca de don Quijote aquella célebre exclamación: «¿Cuadrilleros? ¡Ladrones en cuadrilla!». Exclamación que viene muy bien para definir a los gobernantes de la Nación y de la región autónoma de Cataluña: ¡ladrones en cuadrilla¡.

En cuanto al sentido de la frase que comentamos, obedece a la creencia de que los guardadores del orden suelen acudir tarde o a destiempo al lugar donde son necesarios como sucede con quienes tienen la obligación de dictar sentencias ajustadas a derecho en tiempo y forma. Y digo en tiempo y forma porque es inaudito que la justicia se transforme en ridículas formas para, al final, llegar a destiempo de impedir que se sigan cometiendo los mismos delitos aprovechándose de su ineficacia.

En nuestra zarzuela se hizo famoso el coro de los guardias valonas de El barberillo de Lavapiés: Los guardias valonas, fiel a su canción, siempre llegan tarde a la procesión. En el segundo verso debió decirse «fieles» para ser fieles con la gramática. Igual sentido tiene la frase Nous arrivons toujours trop tard (siempre llegamos demasiado tarde), que procede del coro de los carabineros de Les Brigands (Los Bandidos), opereta de Offenbach con letra de Meilhac y Halévy.

Dicha frase quedó proverbial en Francia para indicar el retraso con que en todas partes suelen acudir los mantenedores del orden cuando este se altera. Decía la canción: Nous sommes les carabiniers la securité des foyers, mais, par un malhereux hasard, au secours des particuliers nous arrivons toujours trop tard. Los versos de El barberillo de Lavapiés constituyen una servil imitación de los de Meilhac y Halévy, según afirma Vicente Vega en su Diccionario de frases célebres.

Y si proverbial quedó la frase en Francia para indicar el retraso con que llegaban estos mantenedores del orden, magistral queda para indicar el retraso con que los tribunales acuden en favor de hacer justicia en la generalidad, más si cabe para el Tribunal Constitucional español que por no dictar sentencia a tiempo, no la dicta ni para determinar si es constitucional la Ley del aborto aprobada por el ínclito Zapatero hace once años. Así, lo previsible es que entre en vigor una reforma que afecta a temas tan sensibles como que una menor pueda abortar libremente sin que el TC se haya pronunciado sobre si la ley del aborto del Gobierno socialista que presidía Rodríguez Zapatero se ajusta o no a la Constitución. Ni el derecho a la vida es lo suficientemente importante para este Tribunal como para tener un poco de pudor en el tiempo que debe tomarse para dictar sentencia.

Me espero cualquier cosa; pero eso sí, esperando que te espera que se dignen a dictar sentencia y hacer justicia ya no en tiempo, pues a los inocentes ya los han ajusticiado, ya no en forma, pues a la muerte de un prematuro no se puede dar forma pero si en el fondo de la cuestión de la que dependen cientos de miles de vidas futuras no nacidas; ejemplo de que quien debe velar por nuestros derechos fundamentales, como es el caso y ha sido el caso, se encuentra en las antípodas del conocimiento y conciencia del cumplimiento del deber y autoridad que se les ha otorgado.

Enrique Area Sacristán.

Teniente Coronel de Infantería. (R)

Doctor por la Universidad de Salamanca.

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