Aclaración sobre la Ley de Seguridad Nacional.

He detectado en redes que existe una gran inquietud por el inciso explicito que aparece en la nueva Ley de Seguridad Nacional, relativo a la movilización de todos los españoles mayores de edad en caso de crisis. He decidido trasladaros parte de un trabajo que realicé en 1997 que os aclarará y tranquilizará sobre este supuesto, adelantándoos que esto ya estaba contemplado en la ley 50/1969, Básica de la Movilización Nacional, hoy, todavía, no derogada en su totalidad.

1. ANÁLISIS GENÉRICO DE LOS CONCEPTOS DE PATRIA NACIÓN, ESTADO Y DEFENSA NACIONAL.

    El sentimiento nacional, entendido como sentirse español o ser patriota, está en quiebra en España, hablando en términos generales. Existe una gran diferencia entre lo que ha significado y lo que ahora es; en este sentido, los españoles nos encontramos en una situación de déficit patriótico. No es pues de extrañar que una Institución que ha sido la abanderada durante décadas de ese sentimiento patriótico, muchas veces exacerbado, sufra ahora las consecuencias de haberse identificado con ese nacionalismo español centralista y uniformador de pasadas pocas.

    “Espacio geográfico, protagonistas humanos, sentido nacional, parecían ayer sinónimos, y sin embargo en el presente no son unánimes los sentimientos de quienes quedaron englobados, por la fuerza de la geografía y de la historia, en esa comunidad llamada España[4]”. Estas palabras sintetizan perfectamente lo que sucede en la actualidad al respecto, la falta de un espíritu unánime y solidario. En este sentido no hay que olvidar nunca que una de las principales misiones del Ejército es mantener la integridad territorial o unidad de España, así como ejercer una función socializadora o de integración en una Patria común, que se contrapone con ciertas corrientes socio-politicas de Vascongadas y Navarra. Hay otra razón mas para rechazar la incorporación al Servicio Militar alentada por ciertas organizaciones y reflejado en los decretos de los ediles de gran cantidad de Ayuntamientos Vasco-Navarros. Lo que en otras Regiones de España pudiera entenderse como una decisión individual y meditada por parte de la juventud, aquí esta mediatizada por una acción planificada de marketing político de diversas tendencias, agravado por una sobrepresión del nacionalismo excluyente de carácter disgregador que no quiere nada con España y sus Instituciones, pero muchísimo menos con el Ejercito al que califican como Fuerzas de Ocupación. Esta diferencia se percibe, por ejemplo, en como los ciudadanos de otras regiones respetan su Bandera; en Vascongadas y gran parte de Navarra, este símbolo Patrio tiene un significado incluso reaccionario, significa la ocupación y la negación de una cultura que es patrimonio de todos los españoles. Al hablar de Patria (patrimonio común) nos referimos a valores espirituales y estos son producto y consecuencia de multitud de factores que se forjan con el tiempo, y por tanto no es fácil actuar sobre ellos con resultados rápidos, lo que sin duda genera una perversa dinámica autoalimentada. La necesidad de que enseñemos a nuestros hijos lo que tenemos en común todos los españoles, y no solo lo particular, es fundamental para desarrollar un espíritu solidario, no ya de defensa nacional. En este caso no se centra el objetivo de los jóvenes en la defensa de la patria, España, por no tener una conciencia de amor intimo a la Nación y al Estado, sino todo lo contrario.

    ”Toda persona tiene derecho a una nacionalidad[5]”, y: ”Toda persona tiene derecho a la nacionalidad que realmente le corresponda[6]”. El derecho a la nacionalidad, dice Nicolás López Calera, de la Universidad de Granada, significa que el sujeto tendrá protección jurídica de su Estado tanto en el interior como en el exterior. Esa protección jurídica puede llegar a la necesidad de la Defensa del Patrimonio común por medio incluso de la Fuerza. En cualquier caso afirma que lo que se debe destacar “es la identificación individual o personal con relación a una nacionalidad.” La vinculación a un pasado y a un presente comunes, con convicción moral o por la fuerza de una política o de unas leyes coactivas, hace que de alguna manera todos quieran participar en determinar su futuro, porque de alguna manera todos estamos en el mismo barco. En el caso que nos ocupa, muchos no se sienten vinculados a ese pasado, a ese presente o a ese futuro, incluso ni siquiera quieren ser nacionales de este país, si no de otro llamado Euskalherría y por lo tanto “no ayudan antes que a nadie a los de la nación porque no es la suya; su afecto, su interés está con otros, o no está con nosotros”. Es el principio de la solidaridad nacional el que esta en entredicho, no solo el de la Defensa Nacional.

    Del análisis de las estadísticas[7] se desprende que existe la convicción, en un porcentaje muy alto de la población, de no pertenecer a la nación española en lo que se refiere a creencias y sentimientos (referido a País Vasco y Navarra), sin embargo existe una dependencia administrativa a un Estado (Staatsangehörigkeit). Eric J. Hobsbawm[8], habla de un patriotismo de Estado: “La identidad primordial que la mayoría de nosotros ha elegido en este siglo XX es la del Estado territorial, es decir, una Institución que establece un principio de autoridad sobre cada uno de los habitantes de un trozo de mapa. Si esa persona es un ciudadano, el Estado reivindica el derecho a obtener -por encima de cualquier otro tipo de exigencias individuales- su lealtad, su amor y, en tiempo de guerra, hasta la propia vida”. Desgraciadamente no coinciden las convicciones morales de pertenencia a la nación española con las exigencias jurídicas y mucho menos con las imposiciones que implica ser nacional en el contexto de una sociedad escindida. Según MacCormick, los individuos son productos sociales. Somos lo que somos según un contexto social. Nuestra identidad es el resultado de nuestras vivencias en el seno de nuestras familias, la escuela, las relaciones sociales, cosas y circunstancias que ocurren en el presente en un territorio determinado, con una herencia de formas y tradiciones comunes. Esta contextualidad no puede negarse y recuerda la vieja distinción que efectuaba F.Meinecke[9], en la que distingue entre nación política y nación cultural.

    Según el General Alonso Baquer[10], “la estructura del poder político más o menos tenso con las bases sociales, suele poner como plataforma de partida el tema de la conciencia nacional de defensa”. Afirma que cuando los resultados de los informes sociológicos no son satisfactorios opta en concreto por hacer responsables a los miembros permanentes de las FA,s., que a su juicio y a lo largo de varias décadas no han logrado satisfacer las expectativas de la juventud española. Continúa diciendo que, en otras ocasiones, la opción de búsqueda de responsables es más abstracta y toma los derroteros de una critica social…, afirma que, en definitiva, por culpa de un grave déficit en la conciencia nacional de la defensa, carecemos de voluntariado y sufrimos la réplica cada vez mas organizada al cumplimiento de las obligaciones militares por parte de nuestros jóvenes.

    Muestra, dice, de esta doble opción frente las responsabilidades por la ausencia de una conciencia nacional de la defensa, la responsabilidad de los militares y la responsabilidad de los tiempos que corremos, son las respuestas incluidas en el informe INCIPE[11]. Al conocimiento de la realidad social en materia de defensa se llega, al parecer, mediante el estudio de las actitudes de los españoles frente a las relaciones internacionales, ya que los epígrafes fundamentales de este informe tratan sobre ello. Pero estas actitudes de los españoles son propias, también, de los profesionales de las FA,s. Solo habría que realizar un estudio estadístico de los profesionales que solicitan ir voluntarios a misiones Internacionales y los que van forzosos por el art. 47 del Reglamento de Provisión de Vacantes y Destinos[12] para hacer acto de presencia en esta parte del territorio nacional, así como el elevado índice de movilidad de los profesionales de estas Unidades, para darse cuenta de ello.

    En el mismo informe del autor y en relación con una encuesta relativa a temas generales cita las siguientes cifras a juicio de los encuestados:

    Defensa debería de reducir su presupuesto en un 46,4% de opiniones. Pero los líderes aún son más restrictivos ya que un 55,6% piensan que se debe reducir el gasto. Continúa el informe con que la población quiere mayoritariamente que las FA,s. estén formadas en su mayor parte por voluntarios y profesionales, 72%, mientras los líderes, partidarios en una medida importante, el 22%, de contestar “igual que ahora”, quieren una mezcla de voluntarios y profesionales de manera confusa, dice, hasta darnos la suma de un 15% de la voluntariedad y de un 24% a favor de la profesionalidad.

    La conclusión que salta a la vista es que la sociedad se encuentra ya suficientemente defendida, bien porque no tiene conciencia de amenazas ni de riesgos, bien porque se cree bien apoyada en una protección internacional o global.

    Estando absolutamente de acuerdo con estas conclusiones del General Alonso Baquer, que nos pueden servir de referencia general, se deben añadir otras interpretaciones en la Región objeto del estudio deducidas de la formulación de dos preguntas que por sencillas nos enfrentarán a las dos caras del problema: ¿Creen los jóvenes que es legítima la violencia para defender una Nación? ¿Se siente la juventud de estas regiones partícipe de unos valores comunes con el resto de la nación española o estamos en presencia de dos corrientes de transformación histórica que los niegan en un caso, nacionalismos excluyentes, o lo deforman en otro, universalismos transnacionales?

    Las respuestas para la primera pregunta van, según Nicolás López Calera, desde la afirmación de que no hay ninguna violencia justa y legítima, como mantiene el pacifista radical y el objetor de conciencia, que puede serlo solo al amparo de la ley, hasta las teorías que aceptan cierta legitimidad en el empleo de la misma (violencia legítima, violencia justa, violencia buena). En este sentido debe decirse que el Ejército es uno de los depositarios de la violencia legítima, aunque la historia nos haya mostrado muchos casos en los que ha actuado de forma ilegitima, pero no el único; comparte la posible utilización de la fuerza con otras organizaciones del Estado Español (Policía Nacional y Guardia Civil). Todos formaban hasta no hace muchos años un grupo coherente y monolítico de “profesionales de la violencia”, que con el paso de los años han sido transformados con el posible objetivo de dividir lo que se creía que era la Guardia Pretoriana del antiguo Régimen. La creación de organizaciones de carácter territorial, como las Policías Autonómicas, se puede considerar como el nacimiento de organizaciones que pueden intervenir en cuanto se presienta que corren peligro los objetivos estratégicos que se han establecido los dirigentes políticos, estableciéndose la estructura de una posible Guardia, sujeta en sus fuentes de recursos humanos a determinadas tendencias políticas o afectivas, y oponiéndose a aquellas de marcado carácter unificador a las que se somete a una continua transformación que repercute en su operatividad y rendimiento.

    Respecto a la segunda pregunta, nos guste o no, existe un grupo social que se identifica como nación (distinta a la española), que entienden que están forzados a vivir dentro del Estado Español y que consideran que el derecho a la libre determinación es un derecho fundamental, carente de relatividad y no discutible ni dialogable, que afecta a su dignidad. En este grupo social que supone un 56%[13] de la población juvenil Vasconavarra se encuentran los nacionalistas pacientes y los violentos. Esto, unido a una situación de terror social creado por la violencia durante las últimas décadas, al cansancio de una sociedad escindida y a la presión que se ha ejercido desde determinados medios de comunicación contra las FA,s. repercute en la toma de decisiones de unos jóvenes que no quieren complicaciones, por un lado, y que se rebelan contra el poder del Estado, por otro.

2. ANÁLISIS DE LA DEFENSA.

    En el análisis de la Defensa, debemos de atender a tres vertientes para su comprensión: el análisis de su organización, las relaciones que se establecen con el resto de las organizaciones y las relaciones que se establecen con el conjunto de la sociedad.

2.1. ANÁLISIS DE SU ORGANIZACIÓN.

    Para comprender las funciones del Ministerio de Defensa (MINISDEF.), parece conveniente analizar la estructura del mismo, no la de los Ejércitos sino la del propio Ministerio; la interrelación entre FA,s. y sociedad, o entre Organismos de Defensa Civil y sociedad son interrelaciones derivadas de la toma de decisiones en la Dirección de los procesos que se han determinado en el mas alto escalón: el Gobierno y el Ministerio de Defensa.

    La Ley Orgánica 6/1980, de 1 de julio, modificada y ampliada por la de igual rango 1/1984, de 5 de enero, establece los criterios Básicos de la Defensa Nacional y la Organización Militar y apunta que la Defensa Civil viene a ser un concepto subordinado a la Defensa Militar, el primero de los componentes de la Defensa Nacional.

2.1.1. Conceptos legales.

2.1.1.1. Defensa Nacional.

    Es la disposición, integración y acción coordinada de todas las energías y fuerzas morales y materiales de la Nación, ante cualquier forma de agresión, debiendo todos los españoles participar en el logro de tal fin. Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la unidad, soberanía e independencia de España, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, protegiendo la vida de la población y los intereses de la Patria, en el marco de lo dispuesto en el artículo 97 de la Constitución[14].

    Otras referencias legales a la Defensa Nacional:

    “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”[15].

    “El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración Civil y Militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes”[16].

    “Base fundamental de la Defensa son los propios ciudadanos. Por ello el Gobierno cuidará de desarrollar el patriotismo y los principios y valores reflejados en la Constitución”[17].

2.1.1.2. Defensa Militar.

    “Componente esencial de la Defensa Nacional que determina la organización, preparación y actualización del potencial militar constituido por las FA,s. que tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Las FA,s. están constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire”[18].

    Adolfo Elices Huecas y Eduardo de Ron y Francos (CESEDEN), establecen las siguientes características sobre la base de esta definición:

    1. Forma parte de la Defensa Nacional e incide en la misma.
    2. El ámbito de recursos que utilizan es exclusivamente militar.
    3. La estructura implicada para la planificación de la Defensa Militar esta constituida por:
      – El MINISDEF.
      – El JEMAD. (Jefe del Estado Mayor de la Defensa.)
      – Los JEME,s. (Jefes de los Estados Mayores de los Ejércitos.)
    4. Su instrumentación se realiza a través del planeamiento de la Defensa Militar.
    5. Las actividades de ejecución y la movilización de las FA,s. las realizan las mismas, habida cuenta que tienen como objetivos:
      – Garantizar la soberanía e independencia de España.
      – Defender su integridad territorial.
      – Defender el ordenamiento Constitucional.

2.1.1.3. Defensa Civil.

    “La Defensa Civil es la disposición permanente de todos los recursos humanos y materiales no propiamente militares al servicio de la Defensa Nacional, y también en la lucha contra todo tipo de catástrofes extraordinarias. Una Ley de Defensa Civil regulará sus condiciones, organización y funcionamiento”[19].

    “El sistema de Defensa Civil enmarca responsabilidades, competencias y gestiones interfuncionales que recaen en diversos órganos de la Administración, correspondiendo a las FA,s. un doble papel, como receptoras de servicios y recursos dentro del contexto de la Defensa Civil, en su faceta de apoyo al esfuerzo bélico y, también como suministradoras ocasionales de servicios en la lucha contra todo tipo de catástrofes extraordinarias”[20] .

    “Las FA,s. a requerimiento de la autoridad civil podrán colaborar con ella, en la forma que establece la Ley para casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad u otra necesidad pública de naturaleza análoga”[21], colaboración regulada por la Ley 2/1985, de Protección Civil y disposiciones concordantes.

    Se entiende por “Protección Civil” el cumplimiento de alguna o varias de las siguientes tareas[22]:
      – Servicio de alerta.
      – Evacuación.
      – Puesta a disposición y organización de refugios.
      – Puesta en marcha de las medidas de oscurecimiento.
      – Salvamento.
      – Servicios Sanitarios, comprendiendo primeros auxilios y asistencia religiosa.
      – Lucha contra el fuego.
      – Localización y señalización de las zonas peligrosas.
      – Descontaminación y otras medidas de protección análogas.
      – Alojamiento y aprovisionamiento de urgencia.
      – Ayuda, en caso de urgencia, para el restablecimiento y mantenimiento del orden de las zonas siniestradas.
      – Restablecimiento de urgencia de los Servicios de utilidad pública indispensables.
      – Servicios funerarios de urgencia.
      – Salvaguarda de los bienes esenciales para la supervivencia.

    Actividades complementarias necesarias para el cumplimiento de las tareas anteriormente citadas, comprendiendo la planificación y la organización, pero sin limitarse a estas.

    Las características de la Protección Civil son[23]:
      – Permanencia, eliminando toda distinción entre hipótesis en tiempo de paz y tiempo de guerra.
      – Universalidad ya que la defensa afecta lo mismo a civiles que a militares.
      – Unidad de dirección.
      – Descentralización territorial.

2.1.1.4. Movilización Nacional.

    La Ley 50/1969, define la Movilización Nacional como el conjunto de medidas para la adaptación de todos los recursos nacionales a las necesidades de la Defensa Nacional o exigidas por situaciones excepcionales.

    El concepto legal que define la citada ley debe de entenderse, según Adolfo Elices Huecas y Eduardo de Ron y Francos, del CESEDEN, como Defensa Civil.

    La palabra movilización puede resultar equívoca en virtud de sus diversos contenidos legales, pero no se puede evitar su utilización por aparecer recogida en numerosos textos legales.

    La Ley 50/1969 cita las movilizaciones en los siguientes aspectos[24]:
      – Fuerzas Armadas.
      – Personal.
      – Medios económicos y sanitarios.
      – Medios de investigación, científicos y técnicos.
      – Transportes, comunicaciones y medios de información.
    Define los recursos que podrán ser objeto de movilización para cualquier servicio militar o civil, agrupándolos en personas físicas, personas jurídicas y bienes, siempre que sean españoles o estén nacionalizados. A tales efectos, existen un plan general y planes parciales de movilización para cuya actualización facilitan información las diferentes fuentes.

    La movilización de RR. HH. diferencia entre personal militar, personal movilizado (reservistas), personal civil militarizado y personal civil. Los Servicios de carácter público podrán ser movilizados o militarizados, según convenga.

    Como síntesis de los conceptos tenemos el siguiente cuadro[25]:

fig1

Espero que esta pequeña sinopsis de mi trabajo os haya tranquilizado.

Enrique Area Sacristán.

Teniente Coronel de Infantería. (R)

Doctor por la Universidad de Salamanca

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