Prólogo Gral. Bgda. Fcº Laguna Sanquirico.

Aunque en los últimos años se ha avanzado de forma notable en la difusión de temas relacionados con la Seguridad y la Defensa Nacional, España sigue siendo en el entorno de las naciones desarrolladas, una de las que más necesitan un mayor esfuerzo en mejorar lo que se ha definido como “cultura” o “conciencia” de Defensa, Este déficit ha quedado patente en el análisis de las encuestas del CIS y en muchos de los estudios que sobre este problema se han publicado en los últimos años. Sin embargo es preciso reconocer que también en estos años se han publicado algunos ensayos sobre estos temas y que en diversas Universidades y Centros de Estudios se desarrollan estudios y Seminarios sobre esta temática, aunque haya que considerar que siendo datos positivos todavía queda mucho camino por recorrer.

Es en el marco de este problema en el que debe valorarse el estudio sobre “La incidencia de los Nacionalismos excluyentes en la profesionalización de las Fuerzas Armadas” y agradecer a su autor el esfuerzo realizado para analizar este problema utilizando procedimientos y herramientas de análisis que hoy se emplean en otras áreas de la sociología y de la política y que, en trabajos sobre temas relacionados con las Fuerzas Armadas, no lo son tanto. Desde la doble perspectiva de su formación militar y su formación académica como doctor en Sociología, se plantea el problema de la necesaria modernización de los ejércitos y el no menos importante tema de la incidencia que en este proceso tienen determinadas actitudes políticas. Algunas de las ideas que desarrolla y de las conclusiones que de las mismas se derivan, pueden sonar a conocidas al lector en la medida que el autor las ha apuntado en algunos de los trabajos publicados en revistas o periódicos con los que colabora, pero ello no menoscaba en absoluto la novedad y el interés que suponen. Para plantear el tema del título de la obra, y a modo de introducción densa y documentada, se estudian las líneas maestras en las que se apoyan los nacionalismos que más han influido, y están influyendo en la actualidad, en la configuración de España y, dentro de esta incidencia, en la estructura de la Defensa Nacional. Al resaltar la vinculación que estos nacionalismos tienen con las guerras carlistas y con las secuelas que las mismas han dejado en parte de la sociedad, queda ampliamente justificada la conclusión de que no se trata tanto de teorías o actitudes sociopolíticas pacíficas y derivadas de las modernas tendencias democráticas, como de la aparición y permanencia de proyectos políticos que se quieren justificar en base a una supuesta falta de espíritu democrático en la sociedad española. Proyectos que en la medida que nacieron en el marco de una larga guerra civil deriva necesariamente en actitudes de rechazo, o cuando menos de crítica, hacia las instituciones que, como fueron los ejércitos enfrentados al carlismo, impidieron su éxito. Sobre esta base y aunque en el texto no se explicite su relación, se plantea el tema de la evolución en la modernización de las estructuras de la Defensa. En la década de los 90 del siglo pasado, se gestó y se dio paso a un cambio importante en la estructura de las Fuerzas Armadas en lo que se refiere a los recursos humanos. Durante mucho tiempo el personal de tropa y marinería procedía de la recluta universal y obligatoria. Es cierto que a finales el siglo XIX se intentó por Ley pasar al modelo en el que el componente principal fuese tropa voluntaria, pero el experimento duró poco, tuvo poco éxito y se tuvo que volver al modelo de servicio militar obligatorio. El cambio al modelo profesional se gestó en poco tiempo y tras un complejo periodo de lo que se llamó sistema mixto, que dio lugar a numerosas críticas, algunas todavía activas, en parte por las dificultades que plantean estos cambios y sobre todo por el clima social de aquellos años, en los que el rechazo al servicio militar por diferentes motivos se unió la actitud que procedía de la política de rechazo de determinados partidos políticos. A la amplia documentación que en el libro se recoge sobre los problemas de todo tipo que se plantearon y que dieron lugar a amplios debates parlamentarios, para completar la historia de este cambio conviene añadir algunos datos que no era necesario añadir en el trabajo por salirse del tema. Tal es el caso del origen del servicio militar obligatorio que se sitúa en los años posteriores a la Revolución francesa, precisamente como actitud contraria a la de tropas profesionales que se habían enfrentado al movimiento popular, y la multiplicación en Europa de los ejércitos de masas, como hizo Napoleón, que lógicamente se debían nutrir de toda la población. A estos hechos cabe añadir los problemas de Defensa que a España se le plantearon cuando al finalizar una larga guerra civil tuvo que tomar postura, y precauciones en Defensa, frente a la guerra mundial que estalló en Europa. Como se recoge en el capítulo VII, la transformación al modelo profesional había sido planteada años atrás por diversos tratadistas, aunque hay que reconocer que la mayoría de los mandos militares veían mejor un sistema mixto. A esta controversia hay que añadir la recomendación de la ONU, tras la I Guerra de El Golfo, de que en las Operaciones internacionales de paz era conveniente que las Unidades estuvieran compuestas por personal voluntario. Este cambio en el modelo de reclutamiento hizo necesario profundizar en el concepto de “militar profesional”, lo que abarcó no solo el análisis de las entonces vigentes Reales Ordenanzas, sino también el de diversas disposiciones relacionadas con los recursos humanos en las Fuerzas Armadas. Si bien en el texto el autor trata este tema con amplitud y detalle, es indudable que la rápida evolución de la sociedad, en todos los órdenes y en especial en el legislativo, hacen necesario que para profundizar en algunas cuestiones sea imprescindible actualizar los datos y las leyes y normas vigentes, a fin de evitar confusiones que puedan dificultar la comprensión del momento en que nos encontramos. Una de estas cuestiones es la diferenciar, con la mayor claridad posible, los términos “profesional” y “profesionalidad”. El primero de ellos se refiere a la titularidad que tiene una persona ante la sociedad, diferenciándose del amateur o aficionado, etc., mientras que el segundo es la calidad o virtud que tiene dicha persona. Mientras lo primero se puede exigir por vía administrativa, lo segundo es claro que solo la observación y el resultado de su actuación son los que pueden darle dicha calificación. No se trata de un tema menor en la medida que muchas veces se emplean los términos indistintamente y se malinterpretan las situaciones. Los citados cambios en el panorama estratégico no solo se han acelerado en España en los últimos años, sino que también se han producido en el orden internacional y muy en concreto, en lo que se refiere a la Seguridad y la Defensa. No solo afectan a la colaboración internacional y a la las características de las operaciones de pacificación o la lucha antiterrorista sino también a las nuevas tecnologías y en consecuencia a la necesaria preparación de los combatientes, por lo que cobra la mayor importancia la calidad de los “recursos humanos” en los nuevos ejércitos, lo que exige una adecuada capacidad de captación y una formación acorde con los retos que pueden tener que afrontar. Otra cosa es que para medir la capacidad de actuación en la defensa del país de unas Fuerzas Armadas no baste con la adecuada capacidad de sus componentes, sino también que han de disponer de los medios suficientes para las misiones que se les encomienden y, en definitiva, del apoyo económico que la nación haga para dotarles. De estos retos nace el problema de la “cultura de defensa” que es necesario agradecer al autor lo plantee recogiendo la historia de la crítica que provocó un periódico catalán calificando de intento de difusión del “militarismo en las escuelas. La carta de ofrecimiento de colaboración del Ministerio de Defensa, para facilitar a los alumnos el conocimiento de los problemas existentes en el ámbito de la Seguridad, se tergiversó, manipulando su intencionalidad y adjudicando la autoría al responsable en el Ministerio de Defensa, sin tener en cuenta que la aceptación y tramitación procedían del Ministerio de Educación y se había consensuado con los responsables de la Enseñanza de las distintas Comunidades Autónomas (aunque hay que citar que por motivos de agenda no se puedo realizar con las del País Vasco y Navarra). Tal como se relata en este ensayo los debates que tuvieron lugar sobre este malentendido se centraban en el mito del intento de “militarizar” la enseñanza como paso para llegar a una sociedad diferente, olvidando el fondo del problema que era la falta de una adecuada y necesaria cultura de defensa. En el fondo de algunos de los planteamientos críticos que se realizaron, estaba latente el tema de los nacionalismos excluyentes como ha quedado patente en el desarrollo posterior de estas ideologías. El autor analiza la incidencia de estos nacionalismos en el proceso de la profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas incluyendo otros factores importantes, como son la existencia de Bases y Unidades militares cerca de las poblaciones, lo que sin duda enriquece la visión del problema, y es de desear que este enfoque abra el camino a posteriores estudios que permitan conocer en profundidad el problema que plantea la necesaria de tasa de renovación del personal de tropa y marinería y, sobre todo, las posibles soluciones que tiene. Todo ello desarrollado con la aplicación de herramientas de análisis poco empleadas en los trabajos publicados en España sobre el Servicio Militar y el modelo de tropa profesional. Tales son los conceptos de “nicho de reclutamiento” o el de “tasa de éxito del reclutamiento”, que sin duda permiten analizar los problemas que se plantean y estudiar las medidas que deben adoptarse. Recientemente se ha vuelto a plantear en algunas naciones europeas la conveniencia de retomar el servicio militar obligatorio, lo que aconseja seguir ampliando el estudio llevado a cabo por el autor, a fin de no caer en errores que, en lugar de mejorar la conciencia de defensa, agudicen las posturas encontradas. El tema de los nacionalismos excluyentes no se circunscribe al problema que plantean a la profesionalización de las Fuerzas Armadas, ni las dificultades que surgen con este modelo se limitan a la actitud de rechazo de estos nacionalismos, pero es evidente que interesa el estudio de esta tesis como paso importante para abordarlos. En este sentido hay que apreciar en todo su valor el trabajo del Teniente Coronel Area que esperamos tenga continuidad, tanto por su parte como por los análisis de otros autores

Francisco Laguna Sanquirico
General de Brigada de Infantería DEM (R)

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