¿De dónde sale el famoso «salto del tigre»?

Se conoce como ‘salto del tigre’ a una curiosa práctica sexual (que se engloba dentro de las conocidas como ‘fantasías sexuales’) que consiste en que el hombre se lanza con el pene erecto desde una altura considerable (aproximadamente la de un armario ropero) hacia la cama, donde se encuentra su pareja preparada para ser penetrada. Se supone que el salto debe ser certero y que tal y como cae realiza la penetración acertadamente.

El término ‘salto del tigre’ suele ser utilizado a modo de sorna y a veces de fanfarronería y en realidad no existe ningún manual sexual antiguo en el que se haga mención a tal práctica, siendo ésta de invención relativamente moderna o al menos su llegada al lenguaje coloquial.

La primera referencia escrita que existe a ese modismo son las crónicas publicadas a finales del siglo XIX y que explican el desencuentro existente entre dos actores de la época y una más que discutida versión (un tanto libre) de la obra ‘Otelo, el moro de Venecia’ que poco o nada se parecía a la original escrita por William Shakespeare y que había sido realizada por el dramaturgo Francisco Luis de Retés.

Una de esas representaciones estaba protagonizada por Miquel Pígrau, un actor que, a pesar de pasar con más pena que gloria por los escenarios, tenía un ego muy alto. En una de sus funciones como Otelo, en el momento de asesinar a Desdémona, el actor quiso hacer una filigrana en el escenario para dejar sorprendido al público y dio un salto hacia la actriz pegando un curioso y llamativo rugido que no tardó en ser bautizado por la crítica como ‘el salto del tigre’ y arrancó las risas y comentarios de todos los presentes.

Pígrau convirtió ese sketch en su sello de identidad sobre el escenario y se dedicó a incorporarlo en obras posteriores que fue protagonizando, tanto en España como en el continente americano, donde realizó una extensa gira.

Se hizo tan famoso el término ‘salto del tigre’ que, en 1915, el dramaturgo Santiago Rusiñol lo añadió en un vodevil titulado ‘El senyor Josep falta a la dona’ (El señor José engaña a su esposa) y que estrenó bajo el seudónimo de ‘Jordi de Perecamps’. En una de las escenas el protagonista acude junto a un amigo a un burdel y en un momento dado uno le dice al otro que haga el salto del tigre. El éxito de esta pieza teatral fue tal que la mencionada expresión quedó incorporada en el lenguaje coloquial de la época, llegando hasta nuestros días.

Por Alfred López. «El listo que todo lo sabe»

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