El asqueroso burócrata.

Las guerras modernas han diezmado a muchos países; pero cada una de ellas han engendrado millones de burócratas. Engordan con la escasez y prosperan en los momentos de crisis. La paz jamás puede ofrecerles tantas oportunidades de ejercer sus pequeñas tiranías, de utilizar el papeleo para regimentar al individuo y de amargar la vida de sus semejantes. Ninguna guerra fue ganada por funcionarios; varias estuvieron a punto de ser perdidas por ellos.

Dice un proverbio turco: “Si Alá te da autoridad, también te dará la inteligencia necesaria para que sepas mandar”. Como muchos proverbios, éste es al mismo tiempo peligroso y falso. Por lo que se refiere a la burocracia, la adquisición de autoridad muy frecuentemente determina la pérdida de la inteligencia, la atrofia de la mente y un estado crónico de estupidez.

Nadie negará que los funcionarios gubernamentales son seres humanos. Y no cabe duda de que la mayoría son excelentes esposos, padres afectuosos y buenos ciudadanos. Pero, sea cual fuere la edad del sujeto, o el país en que desempeñan sus funciones, tan pronto se apoderan de un escritorio y de un mueble para archivo de papeles le ocurre algo misterioso y terrible. La letra reemplaza al espíritu, el precedente anula a la iniciativa, y la norma se sobrepone a la piedad y a la comprensión. Hay muchas excepciones, pero cada una de ellas constituye la confirmación de la regla. Las oficinas gubernamentales son viveros de estupidez, y desempeñan el mismo papel que las aguas estancadas en el caso del mosquito anopheles. Es inevitable: aún el burócrata más inteligente sucumbe a la infección.

El papeleo oficial, símbolo de la burocracia, es casi tan antiguo como la humanidad. Los egipcios tenían una burocracia muy desarrollada; el imperio de Diocleciano, que ya se agrietaba por todas partes, se sostenía precariamente en pie gracias a una administración de fantástica complicación. Esos inocentes papeles han sido vestidura de tiranuelos y cadenas de la libertad y de la empresa privada. Thackeray concibió la teoría de que Hércules niño luchó contra montañas de papeles oficiales, no contra serpientes. Shakespeare lanzó sus dardos contra la “insolencia del burócrata”. Los romances de Voltaire satirizaron al mismo tiempo a sacerdotes y a políticos, pero el gran escritor reservó sus flechas más agudas para los “caballeros de la ignorancia, los paladines del papelerío, los campeones de la confusión”. Es decir, la burocracia.

A Dickens corresponde el mérito de haber identificado a la burocracia con la ineficacia y la estupidez. En la inmortal figura de Bumble creó el arquetipo del burócrata torpe y miope, y desde entonces el personaje ha hecho carrera. La cálida indignación de Dickens despojó al burócrata de toda su vanidad y autosuficiencia, aunque no lo mató, porque en realidad es inmortal. Carlyle se mostró más violento aún en su ataque a la burocracia, a la que odiaba tanto que a veces perdía todo sentido de la proporción (aunque también era capaz de mostrar sentido práctico). Enfurecido por las reglas y normas del Museo Británico, fundó con varios amigos una gran institución, la London Library, cuyos suscriptores podían llevar libros a casa (privilegio que la biblioteca del Museo Británico todavía niega a sus lectores).

Para Tabori, el perfecto burócrata estará siempre representado por el Schupo (policía) berlinés, a quien conoció poco después de llegar a la capital alemana. Necesitaba ir a una calle de los suburbios del oeste de la ciudad, y se dirigió al policía de uniforme verde. Le escuchó atentamente, y luego le suministró la información necesaria con voz seca y rápida. Las instrucciones eran muy complicadas, e implicaban dos cambios de ómnibus, varios desvíos a la derecha y a la izquierda, el cruce de algunas plazas y unos cuantos detalles más. “Me fatigué del asunto a mitad de la explicación y decidí que, una vez en camino, preguntaría nuevamente”. De modo que agradeció cortésmente al Schupo y empezó a alejarse. “Pero su mano enguantada me aferró del hombro y me obligó a dar media vuelta.»

¡No me agradezca! – ladró- ¡Repítalo!

Compartelo:
  • Facebook
  • Twitter
  • Google Bookmarks
  • Add to favorites
  • email

Enlace permanente a este artículo: https://www.defensa-nacional.com/blog/?p=13099

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.