Respuesta al Cardenal-Arzobispo de Valencia. Reprensión a la prelatura española y al Nuncio.

Antonio Cañizares Llovera:

En mutua correspondencia con el displicente silencio que dispensa a mis misivas que no pretenden más que la defensa de la fe y de nuestro Estado de Derecho, le doy el tratamiento apropiado a su ejecutoria pues como dice Aristóteles “la dignidad no consiste en tener honores, sino en merecerlos”, y su ejecutoria demuestra palmariamente que Vd no los merece, desde un espíritu racional y constructivo le envío las siguientes reflexiones.

Hace unos días, a fin de contestar a sus declaraciones sobre la reciente ley del aborto –  “no nos resignemos ante leyes inicuas” – le remití por esta vía una misiva por los mismos motivos que la presente sin recibir respuesta hasta la fecha ni, como en reiteradas ocasiones anteriores, creo que piense Vd responder.

Posteriormente Vd ha preguntado, casi implorando “¿a dónde nos llevan?, ¿qué nos pasa?, ¿qué está pasando en España que parece que se ha vuelto en contra de la vida y ha perdido la razón?”, “hago y me hago esta pregunta porque no se entiende que se hayan producido en estos últimos años tantas disposiciones legales en contra de la vida como son la ley de eutanasia, o en favor del aborto”.

Las numerosas misivas que le he enviado a Vd y a sus colegas obispos exhortándoles a cumplir la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, en la tramitación de actos religiosos en la vía pública, han obtenido un glacial silencio acompañado de una contumaz vulneración de dicha ley, por cuanto están recogiendo lo que persistentemente vienen sembrando desde hace años.

¿A qué vienen entonces estos lamentos?, ¿han predicado Vds con el ejemplo?, ¿han puesto Vds los remedios necesarios para impedir los hechos que ahora, asombrosamente, Vd critica?, ¿no cree que la ejecutoria de la prelatura española desde hace años respecto al asunto en cuestión, les acerca a la delincuencia tanto como les aleja de su condición eclesiástica?.

O es Vd un inconsciente que no se entera de lo que pasa a un palmo de sus narices o un cara dura que pretende achacar sus propios errores a los demás con el fin de eludir responsabilidades y proteger sus intereses infringiendo las leyes orgánicas, las inorgánicas o las mediopensionistas, les da igual.

Si Vd y el resto de obispos deciden recuperar el civismo, el respeto al ordenamiento jurídico de nuestro Estado de Derecho y el amor y respeto al prójimo rectificando su ejecutoria, seré el primero en felicitarles y en caso contrario también el primero en oponerme resueltamente a que terminen de destruir la iglesia, camino que hace años han emprendido.

Acostumbrado a su falta de sociabilidad, dejo la respuesta a su elección deseándoles que cambien de ejecutoria para que recuperen los 38,4 millones de euros que han dejado de ingresar en sus arcas este año, al parecer lo único que les importa, por cuanto vulneran la Ley Orgánica 9/1983 tramitando los actos religiosos en la vía pública “solicitando autorización” a los ayuntamientos para no restarles competencias granjeándose sus antipatías, y continuar percibiendo los beneficios fiscales que se derivan de los inmuebles inmatriculados de la Iglesia y del Impuesto de sus Bienes Inmuebles, gestionados por las entidades locales.

Deploro que los numerosos escritos que he dirigido a Monseñor Bernardito Cleopas Auza, Nuncio Apostólico en España, informándole de estos hechos y solicitando su intervención a fin de que la Iglesia Española cumpla la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, hayan ido a parar a la papelera como prueba evidente de que “okupa” su cargo pero no lo ejerce porque, en caso contrario, la Iglesia Española estaría cumpliendo la citada ley o algún prelado habría sido cesado por vulnerarla.

Efrén Díaz Casal

Coronel de Infantería (R)

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