La OTAN y Rusia; Ucrania y el Memorándum de Budapest.

Las causas más comunes de una Declaración de estado de guerra (denominadas «Casus belli«) son:

  • Agresión al territorio, bienes o patrimonios de ciudadanos de un país o un territorio.
  • Invasión, ocupación no autorizada o algún acto intrusivo.
  • Actos hostiles relevantes por parte de un país que malogran un tratado establecido o la convivencia armónica.
  • Incumplimiento de tratados.
  • Actos terroristas.
  • Amenaza evidente sobre el bien nacional.
  • Amenaza al orden interno.

La situación de guerra se da, muchas veces, por el fracaso de la vía diplomática en la resolución de conflictos internacionales y representa la imposibilidad de lograr un acuerdo de paz entre dos o más naciones beligerantes. Con esto las partes beligerantes llaman a la movilización de sus fuerzas armadas y a la iniciación de actos de guerra. La agresión y actos de asesinatos contra la población civil son catalogados como Crímenes de Guerra o contra la humanidad.

Normalmente la cesación de estado de guerra no se estipula formal o diplomáticamente, sino que se realiza como suspensión de hostilidades. En otras ocasiones, los países en guerra firman mutuamente un acuerdo de paz en el que se declara el fin de las hostilidades.

Procedimiento acordado para la apertura de hostilidades según los Convenios de La Haya

En la primera Convención de La Haya de 1899, los estados signatarios acordaron que al menos otra nación sea utilizada para mediar en disputas entre estados antes de entablar hostilidades:

Título II, artículo 2: En caso de grave desacuerdo o conflicto, antes de un recurso de armas, las Potencias signatarias acuerdan recurrir, en la medida que las circunstancias lo permitan, a los buenos oficios o la mediación de una o más Potencias amigas.

El Convenio de La Haya de 1907 denominado «Convenio relativo a la apertura de hostilidades» establece las acciones internacionales que un país debe realizar al iniciar las hostilidades. Los dos primeros artículos dicen:

Artículo 1: Las Potencias Contratantes reconocen que las hostilidades entre ellas no deben comenzar sin una advertencia previa y explícita, ya sea en forma de declaración de guerra motivada o de ultimátum con declaración de guerra condicional.

Artículo 2: La existencia de un estado de guerra debe ser notificada a las Potencias neutrales sin demora, y no surtirá efecto respecto de ellas hasta después de la recepción de una notificación, que, sin embargo, podrá ser transmitida por telégrafo. Sin embargo, las Potencias neutrales no pueden basarse en la ausencia de notificación si se establece claramente que tenían conocimiento de la existencia de un estado de guerra.

El 24 de febrero, el presidente de Rusia inició una “operación militar especial” en Ucrania, pero ¿ya se firmó una declaración formal de guerra?

De acuerdo con el diccionario de la panhispánico del español jurídico de la Real Academia de la Lengua Española, una declaración de guerra es la “manifestación de voluntad, hoy en desuso, conforme a la cual se establecía un estado de guerra entre dos o más Estados, fuera o no seguida de hostilidades”.

Una declaración de guerra es el anuncio oficial de una nación de que está en guerra. Dicha declaración identifica el país o países contra los cuales se declara la guerra, así como la justificación de esta. La Convención de La Haya de 1907 sobre la apertura de hostilidades estableció el protocolo para las declaraciones de guerra.

¿Rusia y Ucrania están en guerra?

Es importante mencionar que una declaración formal de guerra no es un requisito previo absoluto para llevar a cabo una guerra. De hecho, la mayoría de los conflictos entre naciones que podrían cumplir con la definición de guerra, no han sido declarados como tal por ninguna de las partes.

En el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania, el presidente Putín señaló en su discurso del pasado 24 de febrero que sus planes no incluían “la ocupación de territorios ucranianos”. “No vamos a imponer nada a nadie por la fuerza”, señaló.

En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, realizada en Nueva York la noche del miércoles 23 de febrero (24 de febrero en Rusia), el embajador de Rusia, Vasily Nebendzya, confirmó el comienzo de la acción militar en Ucrania. Tras el anuncio, el embajador de Ucrania, Sergiy Kyslytsya, dijo a su homólogo ruso, Vasily Nebendzya: “No hay purgatorio para los criminales de guerra. Se van directo al infierno, embajador. Rusia ha declarado la guerra a Ucrania”.

Posteriormente, Nebendzya aclaró que no se trataba de una guerra, sino de una “acción militar especial”. “No tenemos nada contra la gente de Ucrania, sino contra la junta que está en el poder”, agregó.

¿Por qué Rusia invadió Ucrania?

Se cree que Putin ve la situación actual como el primer paso para corregir lo que él percibe como una intrusión de la OTAN en países como Ucrania, que anteriormente estaban gobernados por la Unión Soviética, antes de su colapso en 1989.

Dado que las encuestas muestran que a una gran mayoría de ucranianos les gustaría que su país se convirtiera en miembro de la alianza militar, Moscú quiere que Occidente prometa que esto nunca sucederá, algo que la OTAN ha descartado categóricamente.

Putin expuso su propia postura sobre Ucrania y la relación que tiene con Rusia en un ensayo de 5.000 palabras publicado el verano pasado.

Con el título de “Sobre la unidad histórica de los rusos y los ucranianos”, el tratado estaba “a un paso de ser una declaración de guerra”, según Anders Aslund, miembro de alto rango del Foro Mundial Libre de Estocolmo.

El presidente ruso reiteró su afirmación de que los rusos y los ucranianos son “un solo pueblo”, y sugirió que su país había sido “víctima de un robo” cuando Ucrania obtuvo su independencia de la URSS.

En otra parte del texto, hace las siguientes apuntaciones a Kyiv. “Estoy seguro de que la verdadera soberanía de Ucrania solo es posible en asociación con Rusia”, escribió Putin.

En cuestión de meses, envió a decenas de miles de soldados a la frontera.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negó repetidamente que Rusia tuviera la intención de invadir y respondió que en realidad se debía responsabilizar de las crecientes tensiones a las armas occidentales que se estaban entregando a Ucrania, a las propias maniobras militares del país y a los vuelos de aviones de la OTAN.

Es, en definitiva, otra violación del derecho internacional. Como tantas otras antes. Una violación del Memorando de Budapest de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE) de 1994, luego del cual Ucrania entregó voluntariamente sus armas nucleares. A cambio, los signatarios —Rusia, Gran Bretaña y EE. UU.— se comprometieron a respetar la soberanía y las fronteras existentes de Ucrania.

El hecho de que la reciente invasión rusa de Ucrania esté rompiendo este acuerdo debería ser una llamada de atención para la opinión generalizada, particularmente en Alemania, de que Putin no habla en serio, de que, si acaso, alardea. ¡Sí, sí lo dice en serio! Por cierto, los activistas de derechos civiles de la extinta RDA entienden lo que está sucediendo exactamente como se debe: como una declaración de guerra.

Vladimir Putin declaró el lunes (21.2.2022) a su pueblo y a Europa, con toda seriedad, que «Ucrania no es solo un país vecino. Es una parte integral de nuestra historia y cultura, de nuestro contínuum espiritual».

¿Contínuum espiritual? Para los no iniciados, el punto es que la «Rus de Kiev», la federación de tribus eslavas orientales a la que se refiere la Rusia nacionalista de hoy ubica sus orígenes míticos fundacionales en la Laura o Monasterio de las Cuevas de Kiev.

Sentado tras un escritorio marrón oscuro, el exagente, que una vez estuvo destinado en Dresde y ya pronto cumplirá 70 años, levantó las manos para marcar las comillas: «Descendientes agradecidos», dijo, «han derribado los monumentos de Lenin en Ucrania. Lo llaman descomunización».

Sobre esto hay que saber que, tras la Euromaidán, la revolución proeuropea de 2014, tanto los nacionalistas ucranianos como los activistas de derechos civiles y los intelectuales han empleado en Ucrania el término «descomunización» para describir su camino «hacia Europa». Y lo han hecho en medio de un examen profundamente crítico de ese proceso iconoclasta.

Es necesario recordar que el Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad que hemos mencionado antes es un acuerdo político firmado en Budapest, Hungría, el 5 de diciembre de 1994, ofreciendo garantías de seguridad por parte de sus signatarios con respecto a la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación Nuclear. El memorándum fue originalmente suscrito por tres potencias nucleares: Rusia, Estados Unidos y Reino Unido, firmado por Leonid KuchmaBorís YeltsinJohn Major y Bill Clinton.​ China​ y Francia más tarde consignaron análogas declaraciones individuales de garantía.​

Ucrania cedió a Rusia más de 1600 bombas nucleares y 220 vehículos de largo alcance necesarios para usarlas, incluyendo 176 misiles balísticos intercontinentales y 44 aviones bombarderos de gran alcance con capacidad nuclear.

Según el acuerdo, los signatarios ofrecieron a Ucrania «garantías de seguridad» a cambio de su adhesión al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. El memorando reunía una serie de garantías que Ucrania ya había obtenido del Acta Final de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), la Carta de las Naciones Unidas y el Tratado de No Proliferación pero el gobierno de Ucrania consideró valioso tener estas garantías en un documento específico de Ucrania.

El Memorando de Budapest se negoció a nivel político, pero no está del todo claro si el instrumento carece por completo de disposiciones legales. Se refiere a garantías, pero no impone una obligación legal de asistencia militar a sus partes. Según Stephen MacFarlane, profesor de relaciones internacionales, «da a los signatarios una justificación si toman medidas, pero no obliga a nadie a actuar en Ucrania». En los EE. UU., ni la administración de George HW Bush ni la administración de Clinton estaban preparadas para asumir un compromiso militar con Ucrania, y no creían que el Senado de los EE. UU. ratificaría un tratado internacional por lo que el memorando se adoptó en términos más limitados. El memorando tiene un requisito de consulta entre las partes «en caso de que surja una situación que plantee una pregunta sobre los … compromisos» establecidos en el memorando. Ya sea que el memorando establezca obligaciones legales o no, las dificultades que ha enfrentado Ucrania desde principios de 2014 pueden poner en duda la credibilidad de las garantías de seguridad futuras que se ofrecen a cambio de compromisos de no proliferación. Independientemente, Estados Unidos sostiene públicamente que » el Memorando no es jurídicamente vinculante «.

Los académicos ucranianos del derecho internacional, como Olexander Zadorozhny, sostienen que el Memorando es un tratado internacional porque satisface los criterios establecidos por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (CVDT) de 1969 y es “un acuerdo internacional celebrado entre Estados en forma escrita y se rige por el derecho internacional «.

China y Francia dieron garantías de seguridad para Ucrania en documentos separados. La declaración gubernamental de China de 4 de diciembre de 1994 no pedía la celebración de consultas obligatorias si surgían dudas, sino únicamente «consultas equitativas». La declaración de Francia de 5 de diciembre de 1994 no mencionó las consultas.

Los académicos asumieron en ese momento que la decisión de Ucrania de firmar el Memorando de Budapest era una prueba del desarrollo de Ucrania como democracia y su deseo de alejarse del mundo postsoviético dio los primeros pasos hacia un futuro europeo. Durante 20 años, el caso de desarme nuclear de Ucrania fue un caso ejemplar de no proliferación nuclear hasta la crisis Rusia-Ucrania.

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