Que venga el motorista

Lo he añorado muchas veces y en este momento lo añoro una vez más. Aquel motorista franquista dibujado por Forges que, armado del sobre de ceses, se personaba en los grandes sillones de los grandes cargos para comunicar el fin del machito.

Yo creo que a estas alturas el Sr. Sánchez ya se ha ganado un lugar en la historia. Tal vez como uno de los personajes más dañinos y soberbios del panorama político de estos tiempos. Tal vez como uno de los personajes que más daño han hecho a este maltratado país, a este silenciado y perplejo pueblo.

Hoy por hoy, ayer también pero menos, el Sr. Sánchez se ha convertido en el enemigo público número uno de los votantes españoles. Su falta de sintonía con la calle, su desesperado, e interesado, entreguismo a las bases militantes de su partido, su absoluto desprecio por la realidad y el país, pueden conducir a una debacle socialista que no por ya anunciada va a ser menor y que arrastrará en su caída al partido entero. Y eso, señores, es lo peor que nos puede pasar a todos. Tener que presentarnos en un colegio electoral y no tener otra alternativa que un partido de derechas, y dos partidos radicales en el ámbito nacional, unos partidos que solo tienen sentido como bisagra, y por tanto sin sentido, o la abstención.

«Hoy por hoy, ayer también pero menos, el sr. Sánchez se ha convertido en el enemigo público número uno de los votantes españoles.»

Yo estoy convencido de que a día de hoy, si las listas abiertas existieran, el Sr. Sánchez no sacaría más votos que los de sus incondicionales. Recuerdo que en cierto pueblo español cierto candidato no sacó más que un voto, y los amigos, al menos por ello se tenían, lo esperaron con unos vinos y unos grandes carteles que ponían: “Pepe, no te ha votado ni tu mujer”.  A Pedro Sánchez tal vez habría que prepararle unos carteles parecidos.

Es verdad, sí, posiblemente ninguno de los líderes actuales de ninguno de los partidos saldría muy bien parado de la prueba, pero ninguno tiene ahora mismo tan de espaldas al electorado como el Sr. Sánchez. Habrá quien piense, sobre todo esos que jalean sin rubor al personaje, que son apreciaciones mías. Es posible, pero lo que dicen las urnas elección tras elección se parece mucho a lo que yo apunto.

A España le hace falta un PSOE fuerte y capaz de plantear una alternativa o de asumir el gobierno. A España la hace falta un PP capaz de gobernar o liderar una oposición. A España le hace falta un partido capaz de complementar una minoría mayoritaria de cualquier signo para evitar derivas militantes como la que ahora sufre el PSOE. A España tal vez no le haga falta, pero yo creo que le viene bien, que pueda haber más partidos y más opciones, pero ahí están y tienen sus votantes.

Pero lo que no le viene bien a España es ser rehén de dos partidos y los personajes que los militantes coloquen al frente de ellos, porque suelen elegirse no por su sentido de estado si no por su capacidad de decir lo que sus bases quieren oír. No importa la coherencia, la oportunidad, la conveniencia o el sinsentido de sus planteamientos. Líderes de discurso fácil y corto recorrido político, de Gran Política al menos.

Queridos Reyes Magos: Este país, que no se ha portado tan mal como para merecerse lo que le está pasando, te pide un motorista con un zurrón lleno de ceses y dimisiones. Para empezar la del Señor Sánchez, al que ya no le votaría ni su mujer.

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