¡Santiago y cierra, España! El virus sólo ha sido el golpe de gracia. Reconstruyamos España recordando su significado.

Me duele España. En la obscuridad de la noche pretendo alcanzar respuestas que ni siquiera eruditos poseen, alguna orientación sobre cuál será el paradero de España en el futuro próximo. La cultura de la inmediatez, la impredecibilidad y la inestabilidad se han infiltrado en cada sector de la sociedad. El gobierno de Sánchez ha sido la mano ejecutora del golpe de gracia: ha empujado al abismo, ha reventado las debilitadas bisagras de España, sometiendo a encierro domiciliario (como los perros en la jaula) durante año y medio a 47 millones de personas, bajo el pretexto de que una minoría es grupo de riesgo de una enfermedad, que ni siquiera ha sido investigada y cuyo origen se desconoce. ¿”Ser solidario” es más importante que suicidarse o caer en la pobreza?

Cada año mueren 4000 personas a causa de la gripe común, y seguimos viviendo. Otros miles de muertos por cáncer o gravemente enfermos a causa del nivel de estrés, la contaminación, la velocidad y el desarraigo de la vida moderna. En España se suicidan al día 10 personas, y no transformamos las bases de la sociedad. Que se pudran. Cada año mueren y son heridas de gravedad (tetraplejía, amputación de extremidades), miles de personas en accidentes de tráfico. Y seguimos construyendo coches y entregando carnés de conducir a dementes irresponsables, porque la vida sin conducir es inconcebible, y porque uno tiene derechos.

Pero no tenemos derecho a respirar, sí a pasar 16 horas al día tragando dióxido de carbono propio, cuya nocividad no se menciona. Sólo marginalmente se comenta que existen cientos de personas viviendo ataques de pánico diarios a causa del bozal, que la calidad de cualquier actividad laboral disminuye porque no llega suficiente oxígeno al cerebro, que todas las enfermedades mentales se han agravado y han aumentado los casos de depresión y ansiedad. Que los niveles de agresividad diarios de la población española rozan el cielo y hacen la convivencia insostenible. Que los niños vivirán durante años con graves alteraciones en el comportamiento (que afecta a cuantos les rodean) a causa de la reclusión. Que según noticia del 2/9/21 del periódico El Mundo, los intentos de suicidio entre niños y jóvenes en España durante la pandemia han aumentado un 250%. Y que 100.000 empresas españolas han cerrado.

El virus existe y puede ser letal, como lo es fumar, beber alcohol, la comida basura, tener sexo sin preservativo con un desconocido (porque la gonorrea siempre ocurre a los demás), y el sedentarismo. Pero no se eliminan de la faz de la Tierra esas sustancias (el dinero parece ser más importante que la salud, y se alude a la libertad y la responsabilidad individuales), no se obliga a la población a practicar deporte, ni se somete a ostracismo social a quien practique sexo irresponsable. Si el virus fuese tan letal, tras dos años de botellones y grupos de 3 personas que toman café juntas con el bozal bajado (luego lo suben para pasear solas), la población habría sido diezmada. Lo cual no ha ocurrido, es decir, la letalidad del covid no es parecida a la de la lepra, aunque haya generado la misma histeria social.

Muchos piensan que la dictadura neofranquista no es tal porque el entretenimiento y consumismo continúan presentes. Mientras haya imágenes y vídeos para deficientes mentales en redes sociales, fútbol, rebajas, pornografía y series, no levantamos la cabeza de la pantalla para preguntarnos por qué vivimos en una amalgama de Antiguo Régimen y Apocalipsis. Mientras nos distraen y entretienen como a los monos con un plátano, se han comprado medios de comunicación con nuestros impuestos para que sólo se escuche la verdad oficial, se ha silenciado con puño de hierro a científicos que, sin ser negacionistas, disienten respecto de las medidas tomadas. Desde la cúpula de poder se ha mencionado explícitamente la intención de “reducir la animadversión hacia el gobierno”. Se desata una campaña de aniquilación, especialmente en internet, hacia todo aquel que cuestione el totalitarismo del gobierno. Es el equivalente moderno del fusilamiento en el paredón.

Y algunos siguen creyendo que vivimos con más libertad que en época franquista…

Si mañana surgiera una comisión de expertos que afirmase que ingerir las heces propias es beneficioso para la salud, los zombis españoles, obedientes súbditos lobotomizados, tragarían su inmundicia. Y aunque con el tiempo se descubriera que dicha comisión de expertos sólo era un monigote con Sánchez y sus compadres de dibujantes… en fin, humor social-comunista. Mientras no lo haga el PP, salimos más fuertes.

Soy demasiado joven para sentir tanta desolación e impotencia al contemplar cómo una gran nación construida con sudor y sangre, se va al traste a causa del entreguismo de unos, la sistemática incompetencia de otros, las rencillas personales y el miedo de casi todos a pensar, a enfrentarse a una verdad dura, y a incurrir en lo políticamente incorrecto. Mi sangre arde.

Parecemos encontrarnos en 1640: las arcas del Estado arruinadas, el Ejército impotente, el pueblo extenuado, y la bandera española vilipendiada y asaltada desde dentro y fuera de la frontera. ¿Existe la posibilidad de que en España ostente el poder un gobierno con buenas intenciones y ardor por ayudar a España? ¿Es un rasgo consustancial de los gobernantes españoles ser el mayor enemigo de España?

Muchos no queremos vivir con catastrofismo e histeria. No necesitamos homenajes de políticos, aplausos, ni campañas de publicidad de adoctrinamiento. Sólo que nos permitan trabajar, esforzarnos, y luchar por el ascenso propio, que el capitalismo nos dé la oportunidad del desarrollo y el bienestar, y que en España los españoles sean los primeros. Vivir en lugar de sobrevivir.

Tengo raíces e identidad españolas, tanto en el papel como en el corazón. Guardo en la memoria el recuerdo nítido de mis abuelos y sus enseñanzas, también que me ha alimentado el suelo que ellos araron. Ahora que he alcanzado la emancipación (entendida en sentido ilustrado), ahora que soy un adulto y una ciudadana, considero mi orgullosa obligación honrar a mis antepasados, defender su legado, no permitiendo que España sea arrasada por sus enemigos.

Defiendo el auténtico significado de España, que no es una marca ni el ubicuo fútbol, el ladrillo, el turismo de sol, o las naves industriales chinas (me pregunto si cada artículo en su interior y el inmueble pagan impuestos). España tampoco es reguetón, hijabs, ilegales, o nacionalizados que no hablan la lengua española como Dios manda o hacen lo que les place. España es industria, agricultura, ganadería, bosques y minas. Es Joaquín Sabina y Joaquín Sorolla, San Sebastián, Ceuta, Canarias, la sinagoga de Toledo y la Alhambra. La virgen de Covadonga y de Montserrat. España es Ramón y Cajal y Menéndez Pidal, Cristóbal Balenciaga y el majismo. Un pura sangre y Platero, Antonio y Manuel Machado. Sara Baras y Nacho Duato.

Él es uno de los mejores bailarines de ballet que ha dado nuestra patria, director de la compañía de ballet del Teatro Mijáilovski (San Petersburgo), y el primer extranjero en más de un siglo en ocupar ese puesto. Como tantos profesionales incluyendo bailarines, sobretodo clásicos, Duato y su estelar carrera están magníficamente reconocidos fuera de nuestras fronteras, mientras en España muchos políticos, que ni cayendo chuzos de punta dejan de hacerse fotografías con futbolistas, no conocen su nombre, al tiempo que la identidad de la escoria de Telecinco suena por doquier, e incluso son número uno en ventas de libros.

Deseo pasar a la acción eficiente unida a mis compatriotas, para, guiados por un firme y lúcido dirigente, reconstruir un hogar nacional próspero, bramando el que ha sido grito de guerra de nuestra patria desde la época de la batalla de las Navas de Tolosa, invocando al apóstol patrón: ¡SANTIAGO Y CIERRA, ESPAÑA!

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