Desvalorización social del sexo femenino.

«Mujer que sabe latín, ni encuentra marido, ni tiene buen fin» (México)

Casi siempre las mujeres están discriminadas y especialmente subvaloradas en un mundo que parece construido a la medida, imagen y semejanza de los hombres. Las mujeres, muchas veces son mostradas en un estado de inconformidad -caos o desorden- permanente, como si no supieran lo que quieren o actuaran de forma incongruente y definitivamente negativa. Sobre su comportamiento hay que estar alerta.

«Resultar como la chía: espesa, babosa y fría» (México)

«Irse a las greñas» o «Agarrarse del chongo» (México)

«Como la gata de doña Flora: que cuando se lo meten, chilla; y cuando se lo sacan, llora» (México)

«Humo, mujer brava y gotera, sacan al hombre a la pradera» (Nicaragua)

Y cuando no se la teme, se la ridiculiza, como ocurre con las solteronas en numerosas sociedades.

«Quedarse como la novia de Tola”, (Nicaragua)

«Quedarse vestida y alborotada»(México)

«Quedarse compuesta y sin novio» (España)

«Doncella que llegó al tres y al cero, ya puede ir cerrando su ropero» (España)

Las mujeres adquieren su valoración social -estatus y prestigio- a través del matrimonio o emparejamiento y muy especialmente del ejercicio de la maternidad. Su identidad se construye en función del servicio a los otros. De lo contrario no tienen presencia, no son presionadas socialmente a la vez que se auto inculpan, por no cumplir su papel asumido desde la socialización infantil.

«Mujer sin varón y navío sin timón, nada son» (España)

«La mujer es el piojo del hombre» (República Dominicana)

«La dona es el bací de l`home,»,» (La mujer es el orinal del hombre) (Cataluña)

Las viudas y las suegras son escarnio predilecto del refranero y de la supuesta sabiduría popular. Mujeres en condición de infertilidad (que es casi decir lo mismo que inutilidad) por edad o estado civil, no tienen pareja -defensa, nombre y lugar en esta sociedad-. Las viudas han estado tradicionalmente maltratadas en el habla popular. La incredulidad de su dolor y la doble intención de las palabras las han convertido en un blanco fácil de burla.

«Hacer lo que las viudas: tarugada y media» (México)

“Para viuda y hambriento no hay pan duro» (Colombia)

«Nunca te cases con viuda, porque mula que otra amansa, siempre sale jetidura» (Colombia)

«Llantos de viuda y lluvias de abril, no llenarán barril» (España)

«Maridito muerto y viuda joven. otro al puesto» (España)

«La viuda que mucha llora, hambre tiene de boda» (España)

En cuanto a la figura de la suegra es casi universal la problemática con yernos y nueras. Por ello, los proverbios la han recogido en numerosas ocasiones y con diferentes versiones, que van desde el odio más extremo hasta la ridiculización más desenfadada.

«Más allá del infierno, cuarenta leguas, hay un infierno aparte para las suegras» (Colombia)

«Cuando se está de malas, todo sale mal, hasta la suegra le pega» (Ecuador)

«Suegra, ni aun de azúcar es buena» (México)

«A casa de la hermana, una vez por semana; y a la de tu suegra, una vez, cuando se muera» (España}

“Buena es la suegra que no mueve guerra, pero mejor si la cubre la tierra” (Cataluña)

Por otra parte, en esta relación, la nuera y el yerno tampoco se salvan de ser salpicados por las lenguas afiladas.

«Nuera y suegra, gata y perra» (España)

«Suegra, nuera y yerno, la antesala del infierno» (España)

«Suegra viviendo con su yerno, la antesala del infierno; y viviendo con su nuera, la mismísima caldera» (España)

«Suegra y nuera, y perro y gato, no comen bien en un plato» (España)

«Al chancho y al yerno hay que mostrarles la casa que venderán luego» (Nicaragua)

“Suegra y nuera, cuando una ríe la otra llora”. (Cataluña)

Las madrastras y las cuñadas, por ejemplo, están incluidas también como personajes criticables y a criticar en el habla popular, especialmente por sus relaciones familiares y personales.

«Cuñadas buenas, en todo el mundo dos docenas» (España)

«Madrastras, la mejor, a rastras» (España)

«Madrastras, aun de azúcar amarga» (España)

«Madrastras, la mejor es mala» (España)

Alguna vez la esposa oficial se salva por aquello de ser la mujer con la cual se ha casado, la que es la madre de sus hijos y la que cuida la casa y al hombre, y a ella se la defiende más como propiedad, y para garantizarse la legitimidad de sus hijos y el trabajo doméstico que por otra cosa.

«En casa sin mujer, ¿qué gobierno ha de haber?» (España)

«i A idos de mi casa! y ¿Qué queréis con mi mujer? no hay que responder» (España)

«Con viuda y con soltera, lo que quieras; con casada, poco o nada» (España)

A la esposa se la denomina en muchas ocasiones con el vocablo mujer, que no siempre queda bien parado, como estamos viendo.

“Los enemigos del hombre son tres: la suegra, la cuñada y la mujer” (Cataluña)

Sobre el matrimonio y los deberes de la buena esposa -y por extensión, de las mujeres de la familia- también hay instrucciones precisas en el refranero, donde no faltan las transgresiones, así como las reproducciones del modelo. Y en donde, como en todo, la ambivalencia tiene un amplio terreno que recorrer.

«La buena esposa, limpia, sana y hacendosa» (España)

«El amor de la mujer, la ropa del marido se echa de ver» (España)

«Calzones rotos no deshonra al que los lleva, sino a su hija, a su mujer o a su nuera» (España)

«Casa donde la mujer manda, mal anda» (España)

«Al hijo travieso, casarlo: su mu­jer le hará manso» (España)

Las explicaciones que hablan del matrimonio como calvario para los maridos son frecuentes. Las bromas al respecto son muy comunes y los dichos abundantes.

«De casado a cansado, chico es el salto» (España)

«Quien no se casó, prueba de talento dio» (España)

«Quien se casó una vez, por necio perdonado es; pero si por dos, por bestia no lo perdona Dios» (España)

A veces, y en última instancia, como las mujeres no son responsables de sus actos por carecer de mente, el hombre parece tener la culpa de las infidelidades cuando éstas se producen.

“No tiene culpa el ladrón si deja abierto el portón» (Colombia)

«En arca abierta hasta la justo peca» (Colombia)

«Tres cosas hay en la vida que no se pueden cuidar: una cocina sin puerta, la mujer y el platanar» (Colombia)

Los hombres tienen siempre que andar con tiento, pues es difícil elegir buena mujer ya que no existe, y complicado conservarla.

«Saber elegir buena mujer, es mucho saber: pero sin mucho examen no puede ser» (España)

«El marrano y la mujer más vale acertar que escoger» (España)

Ya se sabe de la irresponsabilidad de las mujeres que carecen de mente, y de ahí algunas comparaciones con los niños. Ambos son menores de edad y ciudadanos de segunda categoría, irresponsables, sin los mismos dere­chos y deberes que los hombres.

«Niños y mujeres, dan más dis­gustos que placeres» (España)

«La mujer y el niño, sólo callan lo que no han sabido» (España)

Sólo en ocasiones las mujeres de edad parecen ser respetadas, pero en eso también el refranero tiene sus contradicciones.

«Bajo la barba cana está la mujer honrada» (Nicaragua)

«Gallina vieja hace mucho caldo» (México)

«Quien nísperos come y espárragos chupa y bebe cerveza y besa una vieja, ni come ni chupa ni bebe ni besa» (Colombia)

Y por supuesto están las madres sacralizadas, que son el único amor verdadero, frente a la esposa, amante o compañera que no satisface, y a veces acaba siendo una puta como relatan algunos boleros, tangos y rancheras.

«No hay como la mamá de uno» (Colombia)

«Madre no hay más que una» (España)

«Amor de madre: que todo lo demás es aire” (España)

«la buena madre no pregunta ¿quieres?, sino da cuanto tiene» (España)

La hija tiene también su abanico de consejos y advertencias sociales, en especial como doncellas, o en comparación con los hijos.

«Heredad buena es, una hija en la vejez” (España)

«Matrimonio de buena fortuna, siete varones y hembra sólo una» (España)

«La hija a quien la pidiere; el hijo se ha de mirar a quien se diere” (España)

«Al hijo, roto y no hambriento; a la hija, hambrienta y vestida» (España)

También muestran las hijas en numerosos proverbios sus deseos de casarse como una forma de rebelión contra sus progenitores.

«Si mi padre no me casa, yo seré fuego, yo seré brasa, yo seré escándalo de mi casa” (España)

Luego están las otras mujeres. Las prostitutas sufren también señalamiento público que los dichos recogen puntualmente y se encargan de transmitir y recordar cotidianamente.

«Ser más puta que las gallinas» (Nicaragua)

«La que sea puta y bruja, cruja»(España)

«Amor de putas, amor de viru­tas» (España)

«Caballos y putas más de 20 años no duran» (España)

»Ayer putas, hoy comadres, según donde sopla el aire» (España)

La decencia tampoco es tan valorada como se pudiera imaginar, y las mujeres decentes también son objeto de atención y burla constante, en especial las jóvenes doncellas.

«No la sigas que es honrada, mujer bella y mal trajeada» (Colombia)

«Doncella muy recluida, no se casará en la vida» (España)

«Doncella que llega a los 30, tres veces al día el diablo la tienta” (España)

La fealdad o la belleza femenina son otro tema reiterado en los proverbios populares. Y va desde la recomendación del matrimonio con las feas ante el potencial de peligrosidad-infidelidad y problemáticas adicionales de las guapas, hasta la búsqueda de un término medio equilibrado entre ambos extremos.

«A quien tiene mujer hermosa o castillo en la frontera, o viña en la carretera, nunca le faltará guerra» (España)

“¡ay del hombre que se casa con una mujer bonita, mientras no se vuelva vieja, el susto no se le quita» (Colombia)

«La mujer hermosa loca o presuntuosa» (Colombia)

«Amor de fea no tiene contra» (Colombia)

«No hay mujer bonita sin pero. ni fea sin gracia» (Colombia

«Ni linda que mate, ni fea que espante» (Colombia)

La desvaloración continuada del género femenino en los dichos va desde las malicias masculinas sobre las cualidades sexuales y amatorias de las mujeres, hasta la sobrevaloración de la propia hombría. Grandes rasgos de machismo que destacan la superioridad masculina cruzan el refranero, entre ellos su potencia sexual y su satisfacción con las mujeres presentadas como objeto.

«A ese culantro le falta su regadi­ta» (México)

«Ganas tiene e] aceite de chirriar ese tocino» (México)

«La chancla que yo tiro no la vuelvo a levantar» (México)

«‘Tanto cuero y yo sin zapatos» (México)

«En mejores bocamangas he atorado mi pescuezo» (México)

«Amarra las gallinas que mi gallo anda suelto» (Nicaragua)

«No ceder por huevos ni por can­dela» (Nicaragua)

«A zorro viejo, gallina tierna» (Colombia)

La mujer es un objeto de intercambio interétnico, entre clases sociales o entre familias, como bien han estudiado antropólogos y antropólogas. La mujer es objeto de posesión, propiedad privada de padres, hermanos, tutores y esposos, para el trabajo del hogar y para la transmisión de la herencia y la propiedad, a través de la maternidad, como señalan las feministas. Pero además la alianza entre los hombres -que forman grupo-, tiene lugar a través del intercambio de mujeres -que crean individuos. De ahí el honor y la riqueza de tener una hija para casar bien.

A pesar de lo dicho en el refranero, la mujer es una riqueza que hay que proteger y guardar. La mujer era una necesidad por su trabajo doméstico -por ejemplo, en el caso de los esposos con sus esposas, o las madres con sus hijas- para la satisfacción de las relaciones sexuales masculinas, y por su fertilidad para el ejercicio de la reproducción y la perpetuación de la especie, como estamos viendo en estas páginas del refranero.

Otro día veremos ¡Cómo tienen que ser ¡, según el mismo referanero, claro está.

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