A colación de las cartas de los retirados a SM. El Rey.

Es de tal finura la susceptibilidad democrática, que aún donde no hay propiamente Ejército, como en este caso, donde según las Leyes Orgánicas el personal retirado deja de estar vinculado legalmente a las Fuerzas Armadas y puede ejercer los derechos que perdió cuando ingresó en las mismas, entre los cuales figura el derecho de libertad de expresión, opinión y prensa, por considerar que conduce directamente al militarismo antidemocrático, los tipejos del cuarto poder se constituyen en una demostración más de que cualquier refugio de la unidad de España y cualquier escuela de orden estorban a ciertas gentes en la misma medida que el patriotismo, del que hablé ayer, les resulta enojoso.

Para no declararlo abiertamente, los hombres cautos que padecen de este mal sentimiento suelen ampararlo en excelentes razones. Las mas elementales se obtienen componiendo una figura humana del militar profesional privada de todo atractivo; es una tarea al alcance de las imaginaciones más modestas.

No pocas censuras pueden hilvanarse, obteniendo de ellas buen golpe de hostilidades al Ejército, en el hilo de muy sesudas consideraciones de orden político que se ven reflejadas en los presupuestos del MINISDEF; las cuales pesan tanto, aún sobre los mismos militares, que todos los Ejércitos que han sufrido por ellas, todos los países han tenido que lamentarlo a la hora de entrar en guerra, y ni así se han desarmado los fieles de este que pudiera llamarse antimilitarismo político-económico de las izquierdas marxistas que no dudan en armarse hasta los dientes cuando llegan al poder, anteponiendo el poderío militar, como Corea del Norte, a los intereses generales del pueblo.

Pero sin duda, el más aflictivo, y también más eficaz, de todos los antimilitarismos, ha sido el cultivado por esa masa informe de “intelectuales no leídos, comediantes y bailarines de 2ª» de la cultura de la progresía, partidarios de cosas tan dispares tales como la plurinacionalidad y la unidad nacional, como aberrantes, tal la eutanasia, el aborto, la pedofilia, la masturbación de los niños en las clases de igualdad de “género”, no de sexo, del que ha dado cumplido ejemplo el que fue secretario de juventudes del PSOE, Alejandro Díaz, ex secretario general de las Juventudes Socialistas de Elche (Alicante), que ha sido condenado a tres años de cárcel por un delito de tenencia de material pornográfico. Este material, lo digo para que alguien se escandalice de verdad, incluía a adultos agrediendo sexualmente a niños recién nacidos, tal y como aseguraron los agentes de la Policía Nacional especialistas en asuntos de pedofilia que visionaron los vídeos. El material incautado también incluía fotografías de torturas a bebés, una crudeza que fue reconocida por los propios agentes policiales.

Lo más fácil es ofrecer la clase militar a la desconsideración de la gente, siempre bien dispuesta por ignorantísima que sea, a escandalizarse de la ajena e inmoral incultura de estos “intelectuales”. Descartes quizás tuvo razón para reprobar la conducta de los militares de su tiempo al decir: “La costumbre y el ejemplo hacen estimar el oficio de la guerra como el más noble de todos; pero, por mi parte, si lo considero como filósofo, lo estimo en lo que vale, pero me cuesta mucho contarlo entre las profesiones honorables al ver que la ociosidad y el libertinaje son los dos principales atractivos que ofrece actualmente a la mayoría de los hombres”; probablemente el Príncipe de Ligne tenía menos para ejercitar su ingenio a costa de las pocas letras que calzaban los de su país y su época; pero esto ha cambiado de tal manera que lo que decía Descartes y Ligne sobre la profesión militar se puede aplicar actual y rigurosamente a la clase política de este País, frente a unos Cuadros de Mando muy bien formados moral e intelectualmente, reflejo suyo las Clases de Tropa tan injustamente ignoradas por aquellos que dicen defenderla y dejarla en la estacada al mismo tiempo, como la ex Comandante Zaida, o el ex JEME reflejo de la inmoral clase política que padecemos.

Por supuesto que firmo las cartas a SM. el Rey. Estas y las que vengan y, por dar la explicación que se merecen, porque me sale de los cojones, que tiene como significado para los leídos, «valor u hombría, especialmente de un hombre» aunque sea malsonante . Y por supuesto que me pongo a su disposición esperando que esta sea para defender la unidad de España y el ordenamiento constitucional pues caso contrario o por omisión, no estaría cumpliendo con mi juramento.

¡¡¡VIVA ESPAÑA¡¡¡

Enrique Area Sacristán.

Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca.

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2 comentarios

  1. Los militares de honor lo demuestra.
    Los políticos corruptos de la traición. Lo demuestra.

  2. VIVA ESPAÑA, VIVA EL REY

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