Juan Carlos I y «Cargar con el mochuelo».

He utilizado cientos de veces esta expresión, especialmente en el trabajo (como todos, supongo). Hoy mismo, por razones que no vienen al caso, me he estado preguntando de dónde vendrá esta expresión tan curiosa.

He estado buscando alguna referencia en la web porque no me aparecía en ningún libro que tuviera a mano. La he encontrado (¿qué es lo que no puede encontrarse en internet?), sin embargo, os confieso que la historia, aunque curiosa, no me ha convencido del todo. Principalmente porque no hace referencia a ningún hecho real o histórico. Tampoco he encontrado referencias a si la anécdota en cuestión pertenece a algún cuento o leyenda.

De todas formas, os dejo el significado y la anécdota aquí, sobre todo por si alguno de vosotros puede decirnos algo más sobre esta expresión tan curiosa.

Decimos que alguien carga con el mochuelo cuando soporta una responsabilidad o una culpabilidad que no debería corresponderle. «Cargar» es aquí sinónimo de «asumir» la culpa, aunque de una forma habitualmente injusta. Ejemplo: «Eres muy listo, siempre que viene un cliente a protestarte te escondes y soy yo el que carga con el mochuelo«.

La definición que corresponde a “cargar con el mochuelo” frase propia de España es: ocuparse de una tarea, asunto, trabajo o tema del que nadie quiere ocuparse y que todos pretenden olvidar porque es muy complicado, porque supone algún esfuerzo, porque no se considera enriquecedor o simplemente porque se lo vive como una pérdida de tiempo.

De esta manera quien carga con el mochuelo es porque ha recaído sobre él algo que nadie quería hacer ni siquiera él, pero no tuvo otra alternativa.

Ciertamente es interesante bucear en el origen de esta frase, para saber por qué el simpático mochuelo terminó siendo una carga.

Y lo que se cuenta es una anécdota popular, ni siquiera con bases históricas en la que se comenta que había dos jóvenes uno gallego y otro andaluz que entraron a una posada para cenar. Pero el posadero les aclara que por única comida tenía una perdiz y un mochuelo. El andaluz le dijo que se los preparase y se los trajese, que ellos se encargarían de distribuirlo. Así se hizo, y cuando estuvieron frente a los jóvenes la perdiz y el mochuelo, el andaluz le dijo al gallego que eligiera porque la cosa estaba muy clara: “o tú te comes el mochuelo y yo la perdiz; o yo me como la perdiz y tú te cargas el mochuelo”. Abrumado por tan «original» alternativa, el ingenuo gallego se tuvo que comer el mochuelo mientras el avivado andaluz daba cuenta de la sabrosa perdiz.

En algunas versiones se dice que el gallego ingenuo, ante tal destreza verbal del andaluz no tuvo otra alternativa que comerse el mochuelo. Otras versiones no lo muestran tan ingenuo, sino que se queja del juego de su amigo recriminándolo que no sabe cómo se las arregla porque siempre le toca el mochuelo a él. Incluso en alguna versión llega a expresar. “no sé por qué me parece a mí que va a tocar cargar con el mochuelo”.

Pero esta versión de los dos jóvenes no justificaría que el mochuelo sea un peso, en todo caso que es desagradable de comer…

Pero existe una definición de María Moliner que sí explicaría esto del peso y es que no se habría referido a mochuelo sino a “mocho” de un arcabuz, palabra que ya se encuentra en el capítulo LX de El Quijote de la Mancha.

El mocho es un remate romo y grueso de un utensilio largo como la culata de un arma de fuego. Y mochuelo es su diminutivo.

Por eso “cargar con el mochuelo” sería quien pone sobre su hombro un arma pesada que le entorpece su desplazamiento. De allí que quien carga con el mochuelo tiene que realizar un trabajo molesto que nadie quiere hacer.

En los últimos años, se han difundido en la Argentina innumerables cuentos que tienen por protagonistas a integrantes de la colectividad gallega, a quienes se endilga una marcada falta de inteligencia, lo mismo que su poco apego a las costumbres higiénicas, en contraposición con la noticia -ignorada por muchas personas- de que el lenguaje gallego fue el primer romance (lengua derivada del latín) que se habló a la perfección. De todas formas, esos relatos, que por lo general son originarios de estas latitudes, no lo son en cuanto a la originalidad de la idea, ya que el dicho que ahora nos ocupa procede de la propia España y en España se aplica a nuestro Rey emérito Juan Carlos I.

Majestad, a tenor del dicho de que cargue con el mochuelo que le ha legado su padre y a diferencia de muchos –no todos, ni mucho menos– de los lectores de este blog, y en consonancia con la mayoría –aunque no abrumadora– de nuestros compatriotas, a mí me agradaría que a usted le fuera bien como rey de España. Es cierto que hay democracias de primera que son monarquías y los reyes pueden ejercer un útil papel como consuelo de su pueblo en momentos difíciles, como representación de las aspiraciones colectivas y como anfitriones acogedores y simpáticos. Incluso eventualmente como árbitros en situaciones extremas.

Usted además cae bien a muchos. Ha tratado de distinguirse de su padre e incluso se ha sometido a la dura decisión de retirarle recursos y afectos en público. No es usted tan campechano como él, ni falta que le hace en los tiempos que corren. Pero parece más honrado y austero.

Pero a a la Corona no le queda mucho crédito. Y si se empeña en malgastarlo, España será a medio plazo una república. Es verdad que en la historia de España la monarquía ha sido el régimen dominante desde hace siglos. Pero no así en los últimos cien años. La madre de su tatarabuelo, Isabel II, murió exiliada en París. Alfonso XII es una excepción, pero enfermó demasiado joven. Su bisabuelo Alfonso XIII terminó sus días en Roma, tras apostar firmemente por el bando sublevado en la Guerra Civil, y ser traicionado por Franco. Así dijo: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso». El dictador luego jugó con su abuelo, Don Juan, como si de un pelele se tratara, humillándole en su exilio portugués.

De su padre el rey Juan Carlos lo sabemos casi todo. Y tampoco morirá entre el fervor de su pueblo, aunque pudo habérselo ganado si se hubiera cuidado más. Él trabajó desde niño por la Corona, solo y sin otra protección que la del dictador. Y se la jugó en varias ocasiones por la democracia acertando en decisiones trascendentales, como promover a Suárez o parar el golpe de Estado de 1981.

De todas las monarquías europeas la suya es la más vulnerable, porque es posible que la España ancestral haya sido monárquica, pero la contemporánea, la de los dos últimos siglos, lo es solo instrumentalmente: si hace su papel, si no causa problemas, si sirve para algo.

Tiene usted más indiferentes que enemigos, aunque no falten estos últimos (nacionalistas, extremistas de derecha y de izquierda). A la mayoría de los españoles la monarquía o la república le da igual, mientras no le ofenda. Si hace 30 años la monarquía era una institución respetada por los españoles, hoy está en una decadencia evidente.

Leo en www.histocat La Orden de Malta, la antigua Orden del Hospital, es la sociedad secreta que apadrinó desde niño a Juan Carlos I, que lo mimó, económicamente, que eliminó todos los potenciales obstáculos en su carrera y lo encumbro hasta lo más alto del poder nacional e intenacional. Por tanto, la cita anual de Bilderberg es un buen momento para que los propietarios de este “producto llamado Rey de España” hayan decidido dar por acabado el proyecto, por no ser ya necesario. 

El Halcón Maltés, a su vez, hace alusión al dios Moloch, el sumerio anunnaki Ningishzida, hijo de Enki-Lucifer, cuyo linaje se ha representado siempre con un ave rapaz, o en sentido más amplio como cualquier mezcla de reptil y ave, por ejemplo un dragón, origen de la leyenda de Sant Jordi. Moloch es el dios búho de los atentados de Boston y es un ave rapaz o dragón porque Moloch es una mezcla del linaje anunnaki tierra/reptil (su padre es Enki, la serpiente) y del linaje cielo/ave (su madre es Ereshkigal, hermana de Ishtar y nieta de Enlil, del linaje ave). El grupo de capataces que pertenecen al linaje sumerioanunnaki de Moloch-Ningishzida está formado por la monarquia, el nazismo, los gobiernos USA, la City de Londres y sobre todo la SOMM Orden de Malta.

Esta es la entrada del país de la Soberana Orden de Malta en el Monte Aventino de Roma. Las colas no son para entrar sino para mirar por la cerradura y hacer el guiño de Horus No es la primera vez que los asistentes a Bilderberg debaten sobre Juan Carlos de Borbón. Según un documento hecho público en la reunión de 1968, en Mont-Trenvant, Canadá, se debatió sobre la “Posibilidad de seleccionar a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco”, posibilidad que se haría realidad un año más tarde, en julio de 1969. Ellos te suben al cielo y ellos te empujan al infierno, es la ley de la mafia. Probablemente, se están haciendo ahora la misma pregunta que me hice repetidamente cuando empecé a tirar de este hilo: ¿por qué escogieron a alguien sin más méritos conocidos que su capacidad de ser tan campechano?. La respuesta es que la Orden de Malta NO eligió al más listo, ni al más preparado, ni al del país más poderoso. Tampoco eligieron al mujeriego, pues este honor se lo ha arrebatado, por los pelos, Silvio Berlusconi. La Orden de Malta lo eligió a él por ser el candidato más apropiado para el contrato y el destino que le esperaba y por ser el más moldeable para ostentar el título de Rey más importante del mundo, a nivel esotérico. Como ya hemos dicho no es el de rey de España, sino el del reino de Jerusalén. La Soberana Orden Militar de Malta (SOMM) es una orden militar resultado de la evolución histórica de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de Jerusalén -o del Hospital. En esta ocasión solo hablaremos de la relación de España con la Orden y haremos hincapié en el carácter mafioso del grupo, algo que F.F. Coppola quiso señalar en la saga “El Padrino”, en la escena en que Al Pacino luce en el pecho la cruz de la Orden de Malta.

La intensa relación entre España y la Orden de Malta empieza en 1530, cuando Carlos I hizo donación de la isla de Malta a la Orden del Hospital a cambio de que esta le entregara todos los años un halcón. De ahí surge la leyenda del Halcón Maltés, la figurita que quitaba el sueño a Humprey Bogart y el cambio de nombre de la Orden que a partir de su estancia en la isla pasaría a ser llamada la Orden de Malta, su nombre actual. Más tarde, en 1802, el Rey Don Carlos IV incorporó a la Corona las Lenguas de Aragón y Castilla de la Orden, declarándose su Gran Maestre en los dominios españoles.

En los años revolucionarios, España y la SOMM vivieron muy alejados (la inmensa mayoría de revoluciones han sido propiciadas por la facción de capataces rival, los jesuitas). El 20 de Diciembre de 1937, las cosas cambiaron y la Orden de Malta reconoció al Gobierno del General Franco instalado en Burgos como el único y legítimo gobierno de España. Los Caballeros de Malta acababan de tomar partido público en la guerra civil y asumían un papel determinante para el futuro del país. El principal aliado de Franco, cuya ayuda en los bombardeos de Euskadi y Cataluña fue determinante, fue Benito Mussolini, un reconocido Caballero de Malta, al igual que su colega el General español.

En 1948 se consolidarían las relaciones bilaterales, con el nombramiento de Joaquín Ruiz Jiménez como embajador ante la Santa Sede y ante la Orden de Malta. A partir de este momento la sociedad Franco-Malta se hizo más visible, como quedaría patente en la visita que efectuó a España el Gran Maestre Fray Andrew Bertie para asistir al funeral por el padre del rey abdicado, Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona. El tratamiento que se le otorgó fue el de Jefe de Estado.

Con 18 años, siendo ya cadete en la academia militar y por tanto estando ya bien familiarizado con las armas, ocurrió un desgraciado accidente en el que el rey acabó descerrajando un tiro en la nariz a Alfonso, su hermano menor de quince años. El hecho nunca fue investigado y la versión oficial fijó que Juan Carlos creía que el arma estaba descargada. La pérdida de Alfonsito -como le llamaba la familia- a manos de su hermano militar, fue un durísimo golpe para el padre del rey, pues era su favorito. Sin embargo, al mismo tiempo, un candidato al futuro trono de España quedaba eliminado y por tanto el camino al trono estaba más despejado. En ningún caso seremos nosotros quienes neguemos la versión oficial y tampoco negaremos lo que los biógrafos dicen: Don Juan gritó horrorizado a Juan Carlos al ver a su hijo menor abatido con la cara sangrando “Júrame que ha sido un accidente”.

Lo único que nosotros estamos en disposición de asegurar -y con total conocimiento de causa- es que este tipo de accidentes ocurren a menudo cuando hay contratos con la Oscuridad de por medio. En el contrato que Fausto firmó con el diablo había una cláusula que especificaba claramente: TODO VALE. Sea como fuere, el accidente parecía una muerte ritual, pues ocurrió la noche del jueves santo. En 2012, esa niña traviesa y tozuda de nombre Historia, nos ha querido decir que ella no olvida. Lo hizo cuando el nieto del rey, Froilán, protagonizó en 2012 otro accidente jugando con armas de fuego y se disparó un tiro en su propio pie. Sabemos lo que hiciste. Por primera vez se hacía visible el contrato entre Juan Carlos-Fausto y la Oscuridad, el contrato cuya firma era imprescindible para llegar a ser el rey de Jerusalén.

El rey Juan Carlos es además el rey de Sicilia y de Nápoles, títulos muy vinculados a la Orden de Malta, ver Roger II de Sicilia, origen de la Piratería. Juan Carlos tiene el Collar del Gran Mérito Maltés y de la Gran Cruz de la Orden de Malta, uno de los tres grupos de capataces que se disputan el poder mundial desde detrás de las cortinas.

La vida del rey fue diseñada a medida del propósito de su misión. Se eligió cuidadosamente las amistades de infancia y juventud entre hijos de banqueros y millonarios, la mayoría estrechamente vinculados a la Orden de Malta, como su inseparable Jaime Carvajal y Urquijo y Fernando Falcó, marido de Esther Koplowitz. Destaca en su círculo íntimo D. Manuel Prado y Colón de Carvajal, caballero de Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta, pues fue el administrador privado del Rey durante más de 20 años. El plan de la Orden de Malta y el de la Oscuridad se estaban cumpliendo a la perfección. El joven “Elegido” pasó de ser un noble sin dinero a disponer de una fortuna de 1.790 millones € según la revista Forbes, o de 2.300 milones € según el periodico “The New York Times” y de más de 5.000 millones € según nuestras estimaciones. Para amasar tamaña , Juan Carlos tenía la ayuda de un ventajoso contrato con la Oscuridad y de unos padrinos más que poderosos, pero por si no era suficiente, le añadió una nueva, a costa de todos los españoles: la asignacion de 8,3 millones de euros que todos reunimos cada año y que le entregamos via Presupuestos Generales del Estado.

El rey en el yate Fortuna, cuyo nombre no podía haber sido elegido mejor. El rey, que en los últimos años ya no lo usaba, decidió devolverlo al estado para no tener que pagar su costoso mantenimiento. Se hicieron cargo los empresarios de Mallorca que se lo habían regalado y lo han puesto a la venta. Sin embargo, pese a haber bajado ya 3 millones de euros su precio, no hay forma de encontrar comprador, quizás por superstición. Nadie quiere objetos de alguien caído en desgracia.

Si además recordamos que el barco de vela con el que el rey competía se llamaba Bribón, uno no puede dejar de pensar si se están cachondeando de nosotros o simplemente siguen ese protocolo que tanto les divierte: decir las cosas a la cara, pero sin que nosotros, tontos infelices, lo pillemos. Por cierto, que la afición a navegar del rey es común a la Orden de Malta, la creadora del noble oficio de la piratería y que aún en la actualidad se dedica a ello, en versión construcción de barcos de guerra y ejércitos privados como Blackwater, ver Roger II de Sicilia, origen de la Piratería.

Para la oligarquía política y económica del país tener dinero en un paraíso fiscal es algo muy normal, en realidad se trata es un grave delito, bien tipificado en el Código Penal. Por tanto las cuentas en Suiza del rey se contradicen con la imagen de monarca ejemplar y salvador de la patria que en estos días vomitan los políticos y los medios de comunicación a todas horas. Ante los rumores y las pruebas del presunto delito fiscal del rey Juan Carlos, la Casa Real ha admitido que tiene una cuenta en Lausanne, Suiza, donde en su día ingresó la cifra de 375 millones de pesetas, fruto de la herencia de su padre.

Esta herencia que Don Juan de Borbón dejó a sus hijos, ha sido una reciente sorpresa que pone en duda la supuesta ruina de los padres del rey, que siempre nos habían contado que vivían de la solidaria ayuda de la aristocracia española. El rey ha reconocido publicamente que llegó al trono “con una mano delante y otra detrás” y según la documentación de las voluntades testamentarias del padre del rey, queda demostrada la existencia de tres cuentas en Suiza, en la SBS (Société de Banque Suisse), un banco que se fusionó con la Union de Banques Suisses, formando UBS, uno de los dos superbancos del país. Recordemos que la familia real residió durante la 2º GM. en la neutral Suiza. Es curioso que el país donde se guarda el dinero de los poderosos nunca participa en una guerra.

Juan carlos, consciente de su caída en desgracia, se resistía a los hechos. En un intento desesperado por recuperar su status entre los que gobiernan el mundo desde detrás de las cortinas, recuperó fuerzas y caderas y organizó una tourné por los países del golfo, como antaño. Pero no calibró que eso podía enfadar y mucho a sus “padrinos” que, a través de la princesa Corinna, ya le habían mandado el mensaje claro de que no contaban con él.

Ha sido una gira pataleta y una reivindicación ante sus padrinos y socios, pero también un gran error, fruto de la soberbia y del miedo, que suele ser proporcional y que le ha impedido hacer un buen cálculo de la situación. El rey ha emprendido una huida hacia delante en una loca gira árabe de cuatro viajes, que hemos bautizado como el conocido bolero “Sigo siendo el rey”. Han sido tres viajes consecutivos que no gustaron ni a sus médicos ni al propio gobierno español, y que a la postre, han sido la gota que colmó el vaso y por tanto su última y definitiva caída. Juan Carlos ha visitado cinco países del Consejo de Cooperación de Golfo (CCG) en menos de un mes: Emiratos Árabes y Kuwait (entre el 13 y el 16 de abril), Omán y Barein (del 27 de abril al 2 de mayo), y Arabia Saudí (entre el 17 y 19 de mayo). El rey cuarto viaje, programado para junio a Catar, ha quedado pendiente por la abdicación. No le han dejado tiempo para más.

“El Rey” es una canción escrita por José Alfredo Jiménez, que podría haber cantado el rey en el avión en sus últimos tres viajes al golfo pérsico.

Como en anteriores ocasiones, la finalidad de estas visitas oficiales es primordialmente empresarial y económica. Según fuentes diplomáticas, “la presencia del monarca puede dar un impulso a millonarios contratos pendientes de licitación a empresas españolas”, por eso el rey suele viajar acompañado de directivos de empresas nacionales. Pero no nos llevemos a engaño, en esos triunfales viajes a los países árabes el objetivo no es traer contratos millonarios en beneficio de los españoles, no. El monarca los hace para cumplir sus obligaciones como delegado para Oriente Medio de la Orden de Malta, un cargo que es la razón principal de porque a nuestro monarca se le abran tantas puertas en esos países. ¿O es que se habían creído que contrataban empresas españolas porque el rey es tan campechano? ¿De verdad pensaban que los grandes dignatarios de los países árabes son tontos y toman decisiones de gran trascendencia económica en su país, movidos por la simpatía del rey?

El otro gran motivo que se esconde detrás de los viajes de Juan Carlos es el reparto de comisiones. Sea el cobro de las generadas por el petróleo comprado y los contratos cerrados, o el reparto de comisiones a otros “conseguidores”, como Corinna y las mordidas a “Don Corleone”, la Orden de Malta y sus empresas. Éste es el verdadero negocio.

Las amistades árabes del rey no nacen de su campechanería sinó de su cargo como delegado de la Orden de Malta para los países árabes. El dinero y el poder hacen más amistades que la simpatía, desgraciadamente.

Así pues, es cierto que el rey facilita suculentos contratos, pero no para España, sinó para sus padrinos, los caballeros de Malta. Quién consigue los contratos son sus empresas afines o aquellas que sin serlo pagan la correspondiente comisión: bienvenidos al mundo real. Corinna era socia de Juan Carlos en este lucrativo negocio y ella podia llegar a donde Juan Carlos no, por razones obvias y porque además debía guardar las apariencias, como por ejemplo no acudiendo a Bilderberg.

La empresa de la amante cortesana se llama “Apollonia Associates” y en la actualidad está activa en… isla de Malta, la antigua posesión de la Orden de Malta, de la que toma el nombre. Su página web es pura “Malta”, con el mismo dragón alado símbolo de la City londinense, el gran feudo económico de la Orden.  Estatua del dragón alado, símbolo omnipresente en la City, la ciudad independiente que está dentro Londres, el epicentro financiero de la Orden.

Ya vimos en Del Temple a los Jesuitas como la Orden de Malta inventó la piratería, en la actualidad reconvertida en tráfico de armas, seguridad y ejércitos privados, los grandes negocios de la Orden. En este sentido, hemos de recordar el último gran pelotazo del rey comisionista, cuando se implicó personalmente en la venta de más de 200 carros de combate “Leopard” a Arabia Saudí, por un valor estimado en 3.000 millones €, obviando que España ha firmado convenios internacionales que prohíben la venta de armamento a países donde se infringen los derechos humanos, como en los del Golfo Pérsico, de los que el rey es tan amigo.

Sin embargo, en estos países del golfo de tan grato recuerdo para Juan Carlos, es donde ha cometido el error de seguir usando “el coche de empresa y el móvil” del cargo en una empresa que ya no contaba con sus servicios. El rey sabía ya de su error, sólo faltaba la escenificación del enfado y sus consecuencias. Y ahí si que el monarca ha quedado sorprendido, a juzgar por su precipitación. El no imaginaba el ultimátum tan serio y por la vía urgente que fue transmitido a la reina Sofía, en la reunión de Bilderberg. Con la mafia no se juega, menos cuando se les debe una corona y una fortuna. Y mucho menos cuando “Don Corleone” sabe cosas de tí capaces de llevarte a la misma plaza pública en la que Luís XVI dió el último suspiro. Luís XVI, cuyo verdadero nombre es Luís Augusto de Borbón, es pariente directo de Juan Carlos I de Borbón.

Por alusiones, hablaremos ahora de Luís Augusto de Borbón, quién reinó con el nombre de Luís XVI, un nombre clave en la eterna contienda entre ambos grupos rivales. La monarquía y el Vaticano acabaron con la Orden del Temple (ver La Orden del Temple nació en Cataluña), pero los templarios no desaparecieron y años más tarde se tomaron venganza al acabar con la monarquía francesa y después con la Rusa. Luís XVI fue detenido en la misma fecha en que lo fueron los templarios, un día 13 del año 1792, aunque no era viernes. Fue encerrado en el “Temple”, una torre defensiva que había pertenecido a la Orden de los Templarios, transformada ex profeso en prisión para la familia real.

Luís Augusto de Borbón pasó detenido meses, en tanto se decidía que hacer con él y con su derecho de inviolabilidad ante la ley, exactamente igual que está pasando ahora en que se está alargando la discusión sobre la protección jurídica de otro Borbón augusto, Juan Carlos I. En la cárcel, Luís XVI, se entretenía leyendo el enorme archivo de los Caballeros de Malta…

A las once de la mañana (el esotérico número 11 de Salomón…) del 21 de enero de 1793, en la Plaza de la Revolución (la actual P. de la Concordia), el todavía rey de Francia perdía la cabeza. Su verdugo, llamado Henri Sanson, nieto y bisnieto de verdugos y de gran productividad -mató a 2.918 personas-, le cortó la coleta del pelo, un ritual que refiere a los reyes merovingios melenudos y al bíblico Sansón, de los que se dice poseían la fuerza en su cabello. Decapitado ya, un joven soldado recogió la ensangrentada cabeza y la mostró al pueblo paseándola por el cadalso. La masa cantaba “La Marsellesa” y algunos espectadores bailaban en círculo alrededor de ella. Hubo una terrible fiebre por empapar retales de tela en la sangre que se había filtrado a través de los maderos del cadalso para guardarlos como reliquia. Muchos incluso probaban la sangre en una dantesca escena, que tenía tanto de revolución como de ritual pagano ancestral.

El cadáver de Luís XVI de Borbón fue enterrado en el cementerio de la Magdalena, la Maria Magdalena a la que los templarios rendían culto. Aunque el Papa intentó beatificarlo años después, el último Borbón francés pagó caro sus errores y su desdichada vida. Al parecer sufría algún tipo de neurosis obsesiva que le daba por forjar y arreglar obsesivamente cerrojos y candados.

Entre cerrojos tuvo que lidiar con la quiebra financiera de Francia y reunió en 1787, en Versalles, a las Asambleas de Notables, para aprobar una profunda reforma fiscal con el fin de disminuir el considerable déficit fiscal. (¿les suena de algo?). De nada sirvió y en 1789 se vio obligado a convocar los Estados Generales mientras el pueblo veía cada vez más a la monarquía como una reliquia y una carga estúpida (¿les suena de algo?). Un escenario que los soberbios monarcas no supieron leer adecuadamente (les suena de algo?), ya que ante la desafección, Luís de Borbón y su esposa Maria Antonieta se aferraron más aún al pasado y se encerraron con más rigidez en su mundo de fiestas y lujo. Ellos mismos afilaron la hoja de la guillotina que el destino les reservaba. Ya les habrá sonado, pero hay que recordar que, aunque no se reconozca, España está en quiebra técnica: el conjunto de la deuda española cuatriplica el PIB, lo que la hace impagable. La deuda publica reconocida -y maquillada es del 96,80 % del PIB (sin contar la de las empresas públicas mixtas donde el estado no tiene más del 51%). Todo eso en un contexto donde no se consigue rebajar el déficit fiscal, a pesar de los recortes y los mil trucos contables de Montoro y Cia.

Es sabido que la Compañía de Jesús -y la parte de masonería que controla- está detrás de la mayoría de revoluciones de la historia moderna, ver Partida final a tres bandas. Como capataces servidores del OO. Origen de la Oscuridad en el planeta, sus principales rivales son la Orden de Malta, bando al que pertenecen las monarquías. Por tanto, es muy lógico que la batalla entre ambos se haya planteado en las plazas revolucionarias de París, Washington, San Petersburgo, Moscú o Barcelona entre otras. La rivalidad ancestral entre ambos contrincantes jugó una mala pasada al caballero de Malta Don Juan Carlos de Borbón. Ocurrió en 1981, cuando la transición aún no estaba bien consolidada. La banca Suiza, controlada por la Compañía de Jesús, presionaba al Rey “elegido” de sus rivales asustándolo con ruidos de sable en el ejército español. En caso de golpe de estado, lo primero que suele ocurrir es que se congelen las cuentas en el extranjero, sobre todo las que están en los paraísos fiscales de los enemigos (Suiza tiene incluso en su bandera la insignia templaria). Juan Carlos fue muy astuto y montó un autogolpe falso sólo para mantener a salvo su dinero suizo. Sabía que después de un golpe fracasado nadie se atrevería a intentar otro.

De paso, el rey pasaba de ser el títere ilegítimo impuesto por el dictador a ser el salvador de la patria, una jugada perfecta. Para no correr riesgos todo debía de ser real (Tejero aún se lo está creyendo ahora) por eso contó con un hombre de absoluta fidelidad como Alfonso Armada (su secretario personal desde que era príncipe), para que lo organizara todo y cargara con el mochuelo. Sabía que nunca se rebelaría ni contaría la verdad, como así fue, pues Armada murió en 2013 mordiéndose la lengua, tal y como vivió sus últimos años. Más info en De El Elegido a El Caído Lamentándolo mucho al final de este párrafo no van a encontrar el típico “es broma” de Jordi Evole.

Es sabida la fuerte amistad que une a Juan Carlos de Borbón con el rey Abdalá de Arabia Saudí. Desconocemos si el rey ha compartido juergas de juventud con el rey, o con cualquiera de sus 37 hermanos, que justifique tal estrecha relación. Lo que si sabemos es que les une Corinna, los prósperos negocios que han hechos juntos y el cargo de delegado de la Orden de Malta para los países árabes que ostenta el rey Juan Carlos.

Pero hay una cosa que les une por encima de todo. El Rey de España es el Rey de los Santos Lugares cristianos – Jerusalén- y el Rey de Arabia es el Custodio de los Santos Lugares islámicos, un cargo equivalente en el Islam, que lo distingue como guardián de las ciudades santas árabes La Meca, Medina y Al Quds (Jerusalén). Como podemos ver, si analizamos la historia desde el ático, no desde la planta baja, de repente todo toma sentido…

Significativos parecidos (de hecho proceden de un mismo origen, ver El Ank y Falso Pedro) entre la Bandera pirata, el escudo del Vaticano, la bandera de Inglaterra (la cruz de San Andrés), la antigua bandera de España (de Borgoña,que Juan Carlos luce en su escudo de rey) y el escudo de Arabia Saudí.

La historia del reino de Jerusalén es harto convulsa y no entraremos en ella. El título de Rey recaló en la corona de Aragón con Pedro III y siglos más tarde ha terminado en las manos de Juan Carlos de Borbón. Es evidente que ser Rey de Jerusalén no tiene ninguna trascendencia a nivel político pues el reino desapareció hace muchísimo, pero si la tiene, y mucha, a nivel simbólico y esotérico, como explicaremos a continuación. Además, hay que tener en cuenta que durante el Reino de Jerusalén se crearon las tres grandes órdenes de monjes guerreros que fueron las precursoras de las órdenes de caballería y las sociedades secretas actuales. Son la Orden del Santo Sepulcro, la Orden de Malta (ex Caballeros Hospitalarios de San Juan) y la Orden del Temple (reconvertida en la Compañía de Jesús). Las dos últimas aún perduran y, junto con los sionistas, forman los tres grupos de capataces… los “Dueños del Mundo”:

Estos tres grupos vienen disputándose el poder mundial desde siempre. La Orden del Hospital y la del Templo nacieron en Jerusalén, en las cruzadas, y desde entonces compiten ferozmente. Pasaron los siglos y la del Hospital cambió su nombre a Orden de Malta, mientras que la del Templo perduró a través de la Orden de Montesa en la Corona de Aragón y Cataluña, donde pasó sus credenciales a la Compañía de Jesús.

Y a todo esto, el último día de audiencias del rey, su despedida de la “profesión”, ha sido el viernes 13, la misma fecha en que el rey Francés y el papa encarcelaron a todos los templarios en el inicio del fin de la Orden del Temple. Es una casualidad o estamos ante una de los migas de pan que esa niña traviesa llamada Historia va dejando siempre para orientar los que buscan la Verdad. En este día señalado, día de malos augurios, el rey ha dado su última audiencia y al acabar se ha dirigido a los numerosos periodistas congregados y les ha soltado una frase muy poco memorable pero que dice mucho de la actitud del rey y resume éste artículo en sólo dos frases:

“Ahí os quedáis” y a la que yo añado, “A cargar con el mochuelo”

Enrique Area Sacristán.

Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca.

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