Aproximación a la moral militar.

Primera aproximación al concepto de moral militar

Quizá sea conveniente intentar establecer en primer lugar una distinción entre los términos de moral y ética, pues frecuentemente se utilizan ambos como sinónimos. Aunque ambas palabras se utilizan como sinónimos en la vida corriente, moral y ética se refieren a distintos niveles de reflexión.

Moral tiene un valor normativo para orientar nuestra conducta, para que sea buena y justa, y se le suele atribuir un contenido próximo a creencias religiosas.

Ética es la reflexión sobre los problemas que se plantean a la conducta cuando pretende ser moral. La moral afecta a lo cotidiano, al desarrollo de la propia vida, al «quehacer» y por ello de los distintos conceptos atribuidos al término moral, interesa aquí remarcar el que considera la moral como: «Un conjunto de principios, preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e ideales de vida buena que en su conjunto conforman un sistema más o menos coherente, propio de un colectivo humano concreto en una determinada época histórica».

 En cuanto conducta humana efectiva de individuos y grupos, se habla de comportamiento práctico-moral. Ante la conducta a seguir en una situación concreta, al ser humano se le plantea un problema que es práctico y es moral, mientras que definir lo que es bueno con carácter general es un problema teórico y ético. La conducta moral existe porque quién la ejecuta es responsable de sus actos y por tanto es una dimensión propia de individuos y colectividades, que permite al considerar ese sistema, ese código de conducta adoptado por un grupo humano, el que se pueda decir que una conducta ha sido, correcta o incorrecta. La conducta habrá sido moral o inmoral y el juicio que determina esta cualidad es un juicio ético.

Por tanto, la conducta de un individuo que pertenece a un colectivo en cuanto miembro y componente profesional del mismo, en nuestro caso un militar, será moral o inmoral si se ajusta al código moral vigente en la profesión militar y a las normas, principios y valores en él contenidos.

Distinción entre moral y ética militar

De estos últimos conceptos: normas, principios y valores, interesa reflexionar un poco sobre el último: los valores. La importancia del estudio de estos en un determinado entorno social es algo que afecta no sólo a la ética, sino a todos los saberes sobre la conducta humana, por su presencia e intervención en todos los fenómenos sociales y por su influencia en las emociones y conflictos. Es claro que no todos los valores son morales, pero éstos son los únicos que son exclusivos de los seres humanos y a los que pueden aspirar todos los individuos.

La moral en referencia a un código que se acepta como guía de conducta, hace que hablemos de moral militar cuando nos referimos al código propio de la profesión militar, el que orienta el ejercicio de esta profesión y que se desarrolla y evoluciona históricamente al mismo tiempo que los códigos morales de otras profesiones y grupos humanos y en el marco general de los principios morales de una sociedad determinada.

Respecto a la ética, que se torna filosofía moral en cuanto reflexión sobre la coherencia propia y los valores sociales, sobre los problemas que la aplicación cotidiana de esos códigos morales trae consigo con el objetivo de dar una fundamentación a las conductas morales, sería ética militar la entendida como reflexión y racionalización en torno al código moral que a modo de principios, normas, valores, preceptos y actitudes guían la conducta del que ejerce la profesión de las armas. Parece que podrían plantearse tres grandes cuestiones a las que dirigir esta reflexión filosófica-ética: ¿qué es la moral y la ética militar?, ¿cuáles son sus fundamentos? y ¿cómo se traslada lo anterior a la realidad profesional del militar?

Puede objetarse que mejor que hablar de ética militar debería serlo de eticidad del militar o de ética del militar, si se parte del supuesto de que:

«La ética es la conciencia individual de cada miembro de las Fuerzas Armadas en consonancia con a) los principios y objetos de la Institución militar, así como con b) los de la sociedad en su conjunto y los de las instituciones políticas y sociales de las que las Fuerzas Armadas forman parte y a las cuales sirven». Ante la cuestión de si la profesión militar debe tener un código que integre en un cuerpo coherente el orden moral al que se han de ajustar los militares, la respuesta que se da es claramente afirmativa.

 En nuestro país existe tal código debidamente promulgado: Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas., actualmente revisadas. Esta regulación permite acomodar la conducta del militar, individual y colectivamente, en paz y en guerra al conjunto de valores y principios vigentes en nuestra sociedad y ello favorece, en última instancia, que las Fuerzas Armadas puedan cumplir la misión que la Constitución les encomienda. Aún más, en su artículo uno se establece:

«Estas Reales Ordenanzas constituyen la regla moral de la Institución militar y el marco que define las obligaciones y derechos de sus miembros. Tienen por objeto preferente exigir y fomentar el exacto cumplimiento del deber inspirado en el amor a la Patria y en el honor, disciplina y valor».

 Pero jerárquicamente anterior, en el plano de los valores, a las Reales Ordenanzas está la Constitución, que en su Preámbulo establece unos principios de justicia, legalidad, protección de derechos humanos y fortalecimiento de relaciones pacíficas, a los que deberán esforzarse todos los ciudadanos, incluidos los militares.

En su artículo uno enuncia los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político y en el 10 establece como valores fundamentales la dignidad de la persona y la conformidad a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Cuando nos aproximamos a los conceptos de ética y moral militar también es necesario considerar que entre los varios significados sustantivos que se atribuyen al término moral hay uno que parece muy relevante para el que ejerce la profesión militar. Este significado es, en palabras de su autora:

«Aquí la moral es sinónimo de “buena disposición de ánimo”, tener fuerzas, coraje o arrestos suficientes para hacer frente –con altura humana– a los retos que nos plantea la vida».

En esta acepción aún se nos aclara:

«La moral no es sólo un saber, ni un deber, sino sobre todo una actitud y un carácter, una disposición de la persona entera que abarca lo cognitivo y lo emotivo, las creencias y los sentimientos, la razón y la pasión, en definitiva, una disposición de ánimo (individual o comunitario) que surge del carácter que se ha forjado previamente».

 Es la acepción de moral referida a la disposición de ánimo de las tropas, al impulso psicológico con que se acometen los combates, a ese espíritu que hay que reforzar y mantener en las Fuerzas Armadas y que éstas se exigen a sí mismas:

«Mantendrá y elevará la moral de sus subordinados… (artículo 71). Ha de sentirse [el oficial] responsable de la moral, instrucción y adiestramiento de la unidad a que pertenece, (artículo 73). El prestigio del mando es fruto de su entrega, entereza moral, … (artículo 78). Hará cuanto pueda por mantener y elevar la moral de las unidades… (artículo 115). Los mandos con decidida y constante atención a la acción psicológica del enemigo. No permitirán elogios al adversario, actos o conversaciones ensalzando al enemigo cuando tales hechos puedan desmoralizar a las fuerzas a sus órdenes (artículo 130)»

Basado en Antonio Moliner González
Coronel del Ejército del Aire.

Compartelo:
  • Facebook
  • Twitter
  • Google Bookmarks
  • Add to favorites
  • email

Enlace permanente a este artículo: https://www.defensa-nacional.com/blog/?p=6581

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.