La población y el nacionalismo Vasco. (IV). El ambiente social.

LA POBLACIÓN Y EL NACIONALISMO VASCO. (IV). LOS JÓVENES VASCOS ANTE LA VIOLENCIA DE ETA Y OTRAS MANIFESTACIONES ILEGÍTIMAS DE VIOLENCIA DE SIGNO POLÍTICO. (1986-2012)

“THE BASQUE YOUTH BEFORE ETA´S VIOLENCE AND OTHER ILEGITIMATE MANIFESTATIONS OF VIOLENCE AS A POLITICAL STATEMENT. 1986-2012”.

Enrique Area Sacristán.

Teniente coronel de Infantería y Doctor por la Universidad de Salamanca

enriquearea@live.com

RESUMEN: ETA es, a la vez, vanguardia y componente de un movimiento más amplio que, debido al momento en que surge, recibe el nombre del Movimiento Vasco de Liberación Nacional (MVLN). ETA, en dos fases de su historia de cincuenta años decide, unilateralmente, el uso de la violencia, bajo las formas de terrorismo, intimidación, secuestro y extorsión. Dentro del MVLV la clase obrera en particular y el eufemístico Pueblo Trabajador Vasco más en general, así como la juventud, conforman dos elementos centrales de su particular ideología. En este trabajo pretendemos, en un primer momento, estudiar hasta qué punto la juventud vasca ha apoyado los propósitos de ETA. En segundo lugar, ofreceremos las motivaciones dadas desde el interior del MVLN y por los propios miembros de ETA para justificar su violencia terrorista, cerrando el texto con una interpretación parcial nuestra del surgimiento del MVLN, como religión sustitutiva, consecuencia de un cambio en el “objeto de culto” de un Dios veterotestamentario a una Basconia como totalidad.

PALABRAS CLAVE: ETA, MVLN, Jóvenes, Violencias, Religión de reemplazo

ABSTRACT: ETA is at the same time vanguard and component of a larger movement that, due to the moment in which it arose, receives the name of Movimiento Vasco de Liberación Nacional (MVLN). ETA, in two phases of its 50-year history decides, unilaterally, the use of violence under the forms of terrorism, intimidation, kidnapping and extortion. Inside the MVLN, the working class in particular and the euphemistic Pueblo Trabajador Vasco more in general, as well as the youth, conform two central elements of their particular ideology. In this work we pretend, first of all, to study the extent to which the Basque youth has supported the purposes of ETA. Secondly, we will offer the motivations given from insiders of the MVLN and motivations given by the members of ETA themselves to justify their terrorist violence. We close the text with our partial interpretation of the emergence of the MVLN as a substitutive religion, consequence of a change in the “object of cult” from an Old Testament God to a Eukadi as a totality.

KEY WORDS:ETA, MVLN, Youth, Types of violence, Religions of replacement

La justificación del terrorismo en ciertas circunstancias: ETA/HERRI BATASUNA.

En dos encuestas trabajadas por Javier Elzo Imaz, formularon si el terrorismo, del que dicen en la entradilla a las preguntas que era una realidad en nuestra sociedad, cabría justificarse “en ciertas circunstancias” o si, por el contrario, “cualquiera que sea el motivo del terrorismo este debe ser siempre condenado”. Añadían dos posibilidades más de respuesta: “no está de acuerdo con ninguna de las dos opciones propuestas” o bien “no quiere contestar a la pregunta”. Para el detalle de las respuestas remitimos al lector interesado a los estudios referenciados. Nos limitamos aquí a trasladar las respuestas a la justificación del terrorismo “en ciertas circunstancia”. En el año 1986, esta cifra sumaba el 36% de los jóvenes vascos, en edades comprendidas entre los 15 y los 29 años. Más de uno de cada tres. Terrorífica cifra que indica, especialmente, el peso e influencia que ETA ejercía en una parte, no mayoritaria pero sí muy importante, de la juventud vasca. En efecto, ese año 1986, el 75% de los jóvenes vascos que se decían próximos a Herri Batasuna justificaban el terrorismo “en ciertas circunstancias”. Pero también los justificaban el 44% de los simpatizantes de IU y de otras izquierdas, el 32% de los de la extinta Euskadiko Ezkerra y el 25% de los próximos al PNV.

Más tarde, en el estudio de 1990, en un mismo universo de estudio, los jóvenes vascos entre los 15 y 29 años que en una proporción del 36% habían justificado el terrorismo, “en ciertas circunstancias”, en el año 1986, desciende al 27% cuatro años después. El despegue, que será lento pero continuado como veremos en las próximas páginas, había comenzado. Además, cada vez más claramente, en el apoyo al terrorismo se singularizaban los jóvenes próximos a Herri Batasuna. En efecto, entre ellos, el 73% lo apoyan circunstancialmente, prácticamente la misma proporción que en el año 1986 pero en los simpatizantes a otras opciones políticas, la proporción de apoyo al terrorismo desciende fuertemente: Del 44% en IU y otras izquierdas del año 1986 baja al 10% en 1990; del 32% a E.E en 1986, baja al 13% en 1990, del 25% al PNV en 1986, al 13% en 1990 (14% los simpatizantes a Eusko Alkartasuna, ya escindido del PNV). Para ser completos señalemos que el apoyo circunstancial al terrorismo por parte del PSOE se mantuvo en el 11% en 1986 y en 1990, y el de AP+ CDS y otras derechas fue del 13% en 1986 y del 11% en 1990”. Queda pues claro que al final de la década de los 90 el principal sostén al terrorismo, aun limitado a ciertas circunstancias, reside en HB. Ese año se confirma ya claramente que el mundo de HB es “otro mundo”.

Añadamos brevemente que siempre han sido los de menos edad, 15-17, los que en mayor proporción han apoyado el terrorismo. Así en el año 1990 la cifra subía al 30%, cinco puntos porcentuales más que los jóvenes en edades comprendidas entre los 25 y los 30 años. Obviamente los de menos edad eran los más influenciables por los principales agentes de socialización, sus padres, sus compañeros de estudio, y toda la propagandística en torno a la izquierda abertzale. El fenómeno de alejamiento a las prácticas religiosas de los jóvenes ya superada la primera adolescencia, se confirma, aun en menor intensidad, en la adhesión a los postulados terroristas entre los jóvenes vascos.

Para algunos colectivos vivíamos en un contexto de guerra. Recuérdese el libro clave para estudiar estos fenómenos “Euskadi Guduan” (“Euskadi en guerra”), especialmente el increíble capítulo firmado por el MVLN (Movimiento Vasco de Liberación Nacional) y al que se respondía con la misma idea creando los GAL, el Batallón vasco-español etc.

De nuevo son los jóvenes de menor edad, quienes tienen entre 15 y 17 años, los que en mayor proporción condenan el asesinato político solamente tras haber conocido el perfil de la víctima. Conforman el 17% de los jóvenes de esas edades. (Recuérdese, a efectos comparativos que en el conjunto juvenil, la cifra era del 13%). El perfil del joven vasco que en esos años condena el asesinato político una vez conocida la víctima nos muestra a un joven de sexo masculino (aunque también hay un 11% de mujeres con ese perfil frente al 16% de hombres) residiendo en localidades de menos de 2.000 habitantes (dato a subrayar), es un nativo vasco, hijo de nativos vascos en un 18% (aunque también encontramos un 6% de inmigrantes hijos de inmigrantes); el 44% son simpatizantes o votan a Herri Batasuna y el 8% se refugian entre los NS/NC; en fin el 26% se dice ateo, siendo entre los católicos no practicantes donde encontramos la menor proporción de condena selectiva. Significan con ello que la catolicidad, sin más, no asegura un mayor rechazo a la violencia política pues entre los católicos practicantes encontramos una ligera mayor proporción de jóvenes que justifican la violencia, y podemos estimar, sin riesgo a equivocarnos, que se trataría, en su caso, de la violencia del GAL, Batallón Vasco español etc. El ateo se singulariza, por su parte, por dar el más bajo porcentaje de los que condenan todo asesinato político (el 41% frente al 71% esta vez de católicos practicantes) siendo también los que en mayor proporción no se pronuncian.

Es el peso de la presión familiar (lo comprobaremos por otra encuesta inmediatamente), el hecho de vivir en localidades pequeñas donde la presión sociológica e ideológica es mayor, presión que les llevará a ejecutar acciones terroristas, a colaborar en su ejecución o, en todo caso, a justificarlas.

La violencia de ETA recibe, nítidamente, un respaldo superior al de las acciones de los GAL, Batallón Vasco Español, excesos policiales en la lucha antiterrorista etc. También varía el perfil sociológico de unos y otros: nativos hijos de nativos en el primer caso, inmigrantes en mayor media en el segundo. Pero, como veremos al final de estas líneas serán otras las líneas de fuerza que mejor expliquen y ayuden a comprender “cómo pudo pasarnos esto”.

Los datos se leen por sí mismos Un 16% manifiestan su desacuerdo con la idea de destruir a ETA. Es un porcentaje muy alto para un ítem tan rotundo. Lo que indica que la penetración y justificación de ETA entre la juventud gipuzkoana era muy alta todavía el año 2009.

Por otra parte, la legitimidad del Estado para “defender la unidad de España con todos sus medios, incluida la violencia, si fuera necesario” ronda el 8% de los jóvenes gipuzkoanos. Cifra que se corresponde con la de los que rechazan la afirmación de que “en la violencia en la que se halla nuestro pueblo no se puede olvidar la del Estado: represión, ilegalizaciones, tortura, situación presos…” Con estos datos tenemos claros los porcentajes de los dos colectivos de jóvenes gipuzcoanos que justificaban las violencias existentes en el País Vasco: la violencia etarra con el 16%; la violencia del Estado (sea tanto legítima, en el cumplimiento de la labor policial, como ilegítima, cuando, por ejemplo, utilizan la tortura) se queda en la mitad, en el 8%.

Dos cosas que resaltar. En primer lugar, la alta politización de los jóvenes de Batasuna, o simpatizantes con Batasuna u otras denominaciones de la izquierda abertzale del momento, en comparación con la de los de otras formaciones políticas. (No aparecen los del PP, pues dada su escasa base muestral el riesgo de error estadístico era enorme. De ahí que no lo señale, ni siquiera como apunte tendencial). Son los que en notoria mayor proporción conversan de política en su familia o entre sus amigos. Como era de esperar los que lo hacen en menor proporción son los que se abstienen o no quieren contestar a la cuestión de sus preferencias políticas.

Pero es aún más interesante observar que, solicitados los jóvenes gipuzkoanos por los recuerdos que guardan de su infancia, sean los que se sienten más próximos a Batasuna quienes, de nuevo en notoria mayor proporción, señalen haber vivido conversaciones de signo político en su familia y haber tenido un padre implicado en la política. Una vez más la prueba es concluyente: en la socialización de los jóvenes de la izquierda abertzale, todavía en 2009, sigue siendo la familia un potentísimo factor. En un estudio del Ararteko de 2007, al que nos referiremos inmediatamente, lo mostramos con todo lujo de detalles estadísticos. 

En un texto de 1980, en la denominada Ponencia KAS (Koordinadora Abertzale Socialista), documento del bloque dirigente KAS, del MVLN, y uno de sus primeros documentos relevantes, podemos leer que ”KAS tiene un proyecto político concreto que pasa por la alternativa táctica de ruptura democrática y por los objetivos estratégicos de una Euskadi Euskaldun, Reunificada, Independiente y Socialista. Tiene la concepción de que la lucha armada interrelacionada con la lucha de masas y la lucha institucional, al servicio esta última de las anteriores, constituye la clave del avance y el triunfo revolucionario». (Ponencia de KAS, 1980). Junto a este argumento de sesgo revolucionario hay que situar la argumentación que, estadísticamente hablando, es citada y utilizada con mayor frecuencia, la argumentación de signo nacionalista, en la que la violencia de ETA es vista como una violencia de respuesta a la ejercida por la opresión del Estado Español y, aunque en menor medida, también es citado el Estado Francés. Ya en la propia Ponencia KAS se realiza la hilación entre ambos argumentos cuando se afirma que ”la estrategia independentista constituye el motor de la lucha de clases en Euskadi Sur, que la lucha de clases adopta en Euskadi Sur la forma de lucha de liberación nacional de la cual el máximo exponente, eje garantía del mismo y clave de su éxito lo constituye la actividad armada y que por ser KAS el Bloque que recoge esta forma de lucha y la única que mantiene una estrategia nacional de contenido revolucionario, se configura como el actor más avanzado del Pueblo Trabajador Vasco, como la Vanguardia Dirigente del proceso revolucionario vasco”.

Junto al anterior texto de 1980 vale la pena traer aquí a colación la argumentación dada en el año 1992 por los jóvenes de Jarrai en las Ponencias para su 5º Congreso, donde podemos constatar la continuidad de la argumentación. Así en el punto 18 podemos leer que “para conseguir una Euskal Herria libre, nos topamos con cerrojos institucionales y militares. No podemos romper esas cerraduras sólo con la lucha de masas e institucional, y nos han obligado a utilizar la lucha armada, siendo ésta junto a las anteriores, la llave para abrir el cerrojo”. En realidad no debemos extrañarnos de tal coincidencia en la argumentación pues en el punto 131 de la misma Ponencia de JARRAI podemos constatar la dependencia de JARRAI hacia KAS cuando afirman  que “la práctica y el discurso que JARRAI desarrollará en los centros de estudio será la de KAS (asesinato de gudaris (soldados vascos), legitimidad de la lucha armada, verdadero sentido de la paz…). Esta es una afirmación que debe quedar muy clara en el MLNV para siempre”.

De todas formas hay que insistir en el hecho de que el segundo argumento, el que se refiere a la independencia y soberanía del pueblo vasco es el que en mayor medida es utilizado, tanto por los ideólogos del MLNV como por los más jóvenes simpatizantes en sus planteamientos legitimadores de la violencia cuando, hablando de ella, la definen como siendo una mera «violencia de respuesta» a la violencia estructural ejercida por los Estados Español y Francés, que son quienes impiden la plena soberanía del pueblo vasco. Hay infinidad de textos en este sentido. Por ejemplo, en el Comunicado en el que ETA anunciaba una “suspensión temporal de acciones armadas” en el diario EGIN, el 23 de Junio de 1996, la organización armada señalaba que “aunque hay distintas maneras de luchar y de dirimir conflictos, desde mucho antes del franquismo y hasta hoy en día sólo nos han ofrecido la alternativa de vivir en paz como españoles o morir luchando como vascos”. Esta bipolaridad de lo vasco versus lo español, vivida como una lucha a muerte, está en la base de muchas de las justificaciones dadas por los propios jóvenes y nutre la mística de los militantes jóvenes más aguerridos. En el último estudio realizado sobre el conjunto de la juventud vasca se llevaron a cabo una serie de entrevistas a grupos de jóvenes próximos a las tesis del MLNV, entrevistas que fueron grabadas y parcialmente transcritas. He aquí algunos botones de muestra del razonamiento explicitado por estos jóvenes: “hay una violencia ejercida por el Estado (español). ETA responde a esa violencia. Por ello lo que hace ETA es responder, defenderse. Eso no es violencia sino respuesta defensiva. “ETA utiliza su fuerza, y violencia es la del Estado” (…) “la violencia no es aceptable, pero si hay que utilizarla para defenderse uno mismo y para defender a su pueblo, hay que hacerlo. Hay que utilizarla para que nadie entre en tu casa».

En resumen, nos encontramos con la justificación de una violencia de «liberación nacional» pero con un proyecto para esa nación, de signo revolucionario anticapitalista y antisistema en general.

Pero junto a estos dos argumentos se hizo presente con fuerza, a partir de 1994, en gran parte promovido por la Ponencia Oldartzen, un nuevo razonamiento o planteamiento que ve en la violencia y, en general en las actitudes antisistema, no necesariamente de ETA sino de la población afín al MVLN y concretamente de Herri Batasuna, un modo de identificación personal y de prefiguración del modelo de sociedad que propugnan. Los puntos 356 a 359 del documento Oldartzen, (Base para el debate en Herri Batasuna de diciembre de 1994 y finalmente adoptado poco después), son ilustrativos de este modo de pensar. Tras afirmar en el punto 356 que “desde ahora mismo hemos de comenzar a poner en práctica lo que propugnamos (pues) de otro modo quedará en meras palabras el modelo de sociedad que deseamos construir”, afirman en el punto 358 que ”hemos de asumir la práctica de la desobediencia civil, de manera personal y colectiva” pues, concluyen el razonamiento en el punto 359, “en nuestra actividad política siempre han existido huelgas de hambre, encarteladas, encerronas, impagos a Iberduero, apagones masivos, boicots a los productos franceses y otros muchos intentos que han servido para fortalecer posturas personales de modo permanente». Como vemos aquí, la violencia o las acciones, elemento de cohesión social y de autoafirmación personal. No otra cosa decía Wieviorka a finales de los años 80, como un posible futuro para la modalidad de las acciones violentas de ETA.

El soporte teórico de todo este movimiento lo ofrecerá, en un primer momento, el marxismo y, más concretamente, los movimientos de liberación nacional existentes en los años 60. El FLN argelino, la revolución cubana con la mitificación del Che Guevara, así como la figura de Mao Tse Tung y su revolución. De ahí que su nacionalismo no será un nacionalismo cualquiera, incluso el nacionalismo histórico existente era juzgado caduco, inoperante y según algunos, especialmente alrededor de la guerra civil española, enfeudado en la Iglesia. Es llamativo observar, en este sentido, que la figura de Sabino Arana apenas es citada por los nacionalistas del PNV y, en todo caso, mucho menos que por los antinacionalistas viscerales. Recuérdese que, en los años 50 y 60, la gran ideología de recambio era el marxismo. El marxismo fue, pues, y hasta ayer mismo ha sido, un elemento estructurante del movimiento en sus inicios, aunque últimamente esté un tanto apagado en detrimento del nacionalismo radical y, en algunos casos, excluyente. No deja de ser llamativo que hasta ayer mismo, los comunicados de ETA sigan esquemas de pensamiento al menos en lo formal que son reflejo de ese modo de pensar de la década de los sesenta.

En efecto, incluso en nuestros días, la connivencia entre liberación nacional y la liberación social es evidente. Valga como botón de muestra la terminología que utilizan, en el largo documento de 163 páginas “Batalla de las ideas. Para el debate de Sortu”, fechado en la primavera de 2012 y que fue discutido en más de 160 grupos de la izquierda abertzale. Lo traslado literalmente de las páginas 46-47 del documento:

4.1 Lucha de liberación nacional como expresión de la lucha de clases en Euskal Herria

4.2 La lucha de clases en EH adopta la forma y el contenido de lucha de liberación nacional

4.3 Las clases dominantes no son nacionales sino nacionalistas

4.4 El proceso de liberación no es nacionalista, es nacional

4.5 La liberación nacional pasa por la etapa democrática revolucionaria que constituye la alternativa táctica del PTV (Pueblo Trabajador Vasco que “constituye el sujeto revolucionario de la lucha de liberación nacional y social en EH”) para sentar la base estratégica desde donde desarrollar la lucha de clases.

Hay suficiente investigación empírica para mostrar que “el mundo del MLNV” conforma un conjunto de personas que, más allá de sus planteamientos de orden exclusivamente político, presenta un sistema de valores diferenciable del resto de la población. Incluso en terrenos que, aparentemente, son muy distintos del político como el religioso (dan los más bajos valores socio-religiosos),  familiar ( máximo despego respecto de los padres), el  uso del tiempo libre ( los que más importancia le conceden en sus vidas, siendo además, los jóvenes del MVLN los mayores consumidores de alcohol y drogas), permisividad en comportamientos de ámbito sexual (mayor que la de los demás conciudadanos), socio-laboral (los más críticos con la economía de mercado), máxima delegación de responsabilidades en la Administración a la hora de proporcionar medios de vida a todo el mundo, a la par que mínima confianza en los diferentes organismos de esa misma Administración, etc. Los 50 años  de existencia de  ETA y sus entornos han creado como una sociedad paralela en el País Vasco que sirve, para sus miembros, de autoalimentación, de endogamia cultural y política que exige un análisis histórico, antropológico e histórico, aún no suficientemente elaborado, que puede dar muchas claves de la persistencia del MLNV y de su violencia hasta el año 2011

¿Es, en consecuencia, de extrañar que este carácter totalizante, holista diríamos hoy, a la par que reductor, encontrara en los años 60, en los comienzos del tardofranquismo, en hombres religiosos, con una religiosidad en gran medida esencialista, fundamentalista y exclusivista un eco favorable? ¿En algunos jóvenes seminaristas, en muchos jóvenes próximos a los movimientos apostólicos de la Iglesia Católica, en determinados sacerdotes, seculares o no, profundamente euskaldunes, nacidos muchos de ellos en lo recóndito de Euskal Herria, y que veían entre atónitos e indignados cómo su sentimiento de pertenencia a su pueblo era mal visto, criticado por la propia jerarquía de la Iglesia Católica en el País Vasco y por sus superiores inmediatos, en el caso de los seminaristas o novicios? Así se va forjando un sistema de pensamiento, no necesariamente explicitado ni tematizado, pero no por ello menos real en el cual la Iglesia es leída como anti-vasca y aliada al poder del Estado español, que tenía como una de sus definiciones delimitaciones esenciales, la de ser antimarxista y católico (recuérdese aquello de “España fiel hija de la Iglesia»). Así empieza a crearse, a formarse en la mente de muchas personas, especialmente jóvenes, por un lado la cosmovisión, de España, Iglesia, Religión, anti vasca, pro capitalista frente a otra cosmovisión, la de una Euskadi independiente, nacionalista, socialista y atea.

Y aquí lo dejamos para estudiar en el próximo artículo “La sucesión del brazo político. Guerra política ETA/BILDU contra el Estado español” que es en la que nos encontramos.

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