Análisis histórico de los nacionalismos periféricos en España. (II) El nacionalismo gallego

La impresión psicológica creada por el Desastre del 98 tuvo una importancia crucial en el asentamiento de los separatismos en España: fue entonces cuando empezaron a tomar auge los nacionalismos vasco y catalán. Pero hubo otra oleada posterior de nacionalismos en la segunda mitad de la I Guerra mundial.; nacionalismos que podríamos definir en boca de Pío Moa, como secundarios, entre los que se encuentran el Andaluz y el Gallego.

El de mayor relieve de éstos, fue el nacionalismo gallego, que, con antecedentes significativos como el regionalismo de Brañas, apareció con ese nombre en 1916, promovido por Antón Vilar Ponte, fundador, con un hermano suyo, de las Irmnandades da fala. El movimiento entre cultural y político, también influido por la revolución irlandesa de ese año, quería diferenciarse netamente de los nacionalismos vasco y catalán, pues solo así podría sentirse propiamente autóctono. Recibió en 1920 un cierto contenido doctrinal de la pluma de Vicente Risco, el ensayista gallego más importante de su época. La historia de Galicia en la Unidad de España habría sido según este último autor un desastre, como habría ocurrido con la de Cataluña, Vasconia, Andalucía y, seguramente, Castilla. Para salir del pozo, Galicia debía recobrar sus raíces célticas, víctimas del antiguo expansionismo romano y que la hermanaban, falsamente, con países como Irlanda, Bretaña, Gales o Escocia.

El mito de la cultura celta gallega, inventado a mediados del siglo XIX, recibió mayor lustre en Risco[i] y otros, y, como otros muchos mitos, procedía de fantasías románticas de precaria base histórica.[ii]

1.- Los mitos.

Se celebró en 2007, en la Facultad de Humanidades de Albacete el Curso Monográfico Nacionalismo, mitos e historiografía, dentro de la tercera edición de dicho cursos, cuya organización en ese caso corrió a cargo de los profesores de la Facultad de Humanidades de Albacete, Francisco García González del área de Historia Moderna y Manuel Ortiz Heras de la de Historia Contemporánea.

Carlos Barros, profesor Titular de Historia Medieval de la Universidad de Santiago, presentó los mitos medievales en la historiografía galleguista.

La presencia del profesor Barros en esta cita albaceteña mostró una visión del nacionalismo gallego y de los mitos en los que se apoya para su existencia.

Entre los mitos que destacó, encontramos por ejemplo el de Pardo de Cela, cuya fecha de su muerte[iii] se celebra en Galicia como símbolo independentista[iv] y el cual, apunta Barros, «no fue mas que un bandolero». Otro mito utilizado, el del Monte Vedulio[v] «personaliza la resistencia al invasor».

                Finalmente, rizando el rizo de la imaginación, los luchadores incansables de la causa del celtismo, toman la figura del mítico padre de la nación gallega, Breogán, El padre de Galiza, Eire y Alba, y sacándolo de la convencional concepción por la que los hijos de Galicia lo conocen desde la visión oficial de la historia, logran redimensionar su figura en el marco de las mas sagradas y antiguas tradiciones goidélicas. El Leabhar Gabhala es una historia de los tiempos en que los hombres se contemplaban en el espejo de los dioses.[vi]

Estoy con Barros en que «el mito como objeto historiográfico es tan importante que eclipsa hasta tal punto al hecho real que no interesa». Por ejemplo, el Camino de Santiago, mito reinventado a principios del siglo XX[vii] y muy utilizado por los nacionalistas gallegos. Surge así la dicotomía, ya que el patrón de España y el del nacionalismo gallego es el mismo.

2.- O Rexurdimiento.

A partir de 1800 aparecen periódicos en las principales ciudades. El primer título que se recoge es El Catón Compostelano redactado por un clérigo en forma de extensos sermones. En 1808, con motivo de la formación de las Juntas revolucionarias, ya se registran numerosos títulos como Gazeta de la Coruña, Diario de la Coruña; al año siguiente Diario del Gobierno de La Coruña, Diario de Santiago, Telégrafo político y Literario de la Coruña, Gazeta Francesa de La Coruña, Semanario Patriótico de Vigo 1820, etc.

El segundo momento clave en la producción periodística se corresponde con la revolución de 1868, aparecen múltiples cabeceras de carácter republicano, incluso algunas republicano-federales; varios periódicos satíricos y algunos obreristas, principalmente en la ciudad de Ferrol debido a la mano de obra ocupada en la construcción naval.

Otra nota característica del país galaico es el abundante número de cabeceras creadas por los gallegos en la diáspora, tanto en La Habana, como en Buenos Aires y otras capitales iberoamericanas. Títulos representativos de la restauración canovista son: La Resurrección de Galicia, La Ilustración Gallega y Asturiana, El Gallego. Todo por España y para Galicia (Buenos Aires 1879); El Avisador Galaico (Cuba 1878); Airiños da miña Terra La Habana; El Correo Gallego, La Emancipación, La Gaita, El Independiente. Periódico defensor de los intereses de Galicia, A fuliada y/o Unión Gallega de 1883 en A Coruña.

Exponente del galleguismo político y del reencuentro de nuestra intelectualidad con la identidad cultural gallega, son una serie de publicaciones bilingües o íntegramente en gallego. En 1876 aparece el primer número de O Tío Marcos da Portela de Valentín Lamas Carbajal[viii] que dura hasta 1917 en distintas épocas y con otro cuerpo de redactores. A monteira, A fuliada, O Galiciano, A tía Catuxa, y posteriormente A Nosa Terra y Nós, que aparece en Ourense en 1920. Se consolidó la prensa comarcal en ciudades históricas como Betanzos, Mondoñedo, Tuy, y en determinadas villas como Vilagarcía, Redondela, Ribadeo, Ortigueira, Viveiro, Noia y Marín, todas marineras. En las poblaciones del interior aparecen periódicos en Verín, Ribadavia y Monforte. Entre 1900 y 1910 la movilización agrarista llevó la prensa a Ponteareas, Carballo, Ferreira de Valdouro, Entrimo, Allariz, Chantada, etc.

2.1.- La prensa y la formación regionalista gallega

Aunque en el siglo XVIII no hay publicaciones periódicas en Galicia, sí existió una conciencia crítica que llegó a extenderse por el resto del reino, en la obra de dos grandes representantes: Feijoo y Sarmiento.

Feijoo y Montenegro; Benito Jerónimo[ix] era orensano, pasó toda su vida entre Galicia y Oviedo, llegó a rechazar el obispado en América que le ofreció Felipe V. Por su pensamiento renovador en varios discursos de su Teatro Crítico fue censurado por la Inquisición. Gozaba una inclinación nata al raciocinio crítico y a la experimentación. Su obra es de cariz pedagógico dedicada a «deshacer errores del vulgo», lo que iba a ser el periodismo en el XVIII. Por la gran capacidad de difusión de sus escritos, la proximidad de los temas tratados, la penetración social, sencillez, claridad y eficacia se le ha considerado un precursor del periodismo.

Fray Martín Sarmiento[x] fue discípulo de Feijoo, siguió en la función crítica a su maestro y además redactó una serie de obras de carácter popular como: Viaje a Galicia, Coloquio de Perico y Marica, coplas o Coloquio de 24 gallegos rústicos Catálogo de voces y frases de la lengua gallega.

Los conocedores de la historia del periodismo en España recuerdan a Luis Marcelino Pereira que, junto con el granadino Cañuelo, redactaron El Censor (1781-1787), pues bien, Pereira era natural de Galicia y muy posiblemente fue el primer periodista oriundo de esos lares.

Otro personaje muy importante de finales del XVIII y comienzos del XIX fue Manuel Pardo de Andrade, del linaje de Betanzos, segundón que siguió la carrera eclesiástica pero terminó en el ejército. En 1797 intentó fundar una imprenta y editar un semanario en La Coruña El Curiosos Herculino (por primera vez imprenta y periódico en La Coruña), pero fracasó. En 1808 dirigió el Diario de La Coruña de la Junta de defensa de la ciudad, dirigió también la Gaceta de La Coruña, creó en 1809 el Semanario Político Histórico y Literario de La Coruña y otros.

2.2.- El siglo XIX: provincialismo 1814 a 1868

El primer movimiento de repulsa al centralismo se dio en Galicia en 1833, con motivo de la nueva división administrativa en cuatro provincias (anteriormente eran siete, más identificadas con las comarcas) lo que provocó la reacción de los intelectuales. Encabezaron la protesta: Rodríguez Terrazo, Antolín Faraldo, Añón, Rúa Figueroa, Neira de Mosquera, todos ellos burgueses y universitarios. Su actividad se centró en la oratoria y en las colaboraciones en prensa. Son títulos representativos: La situación de Galicia y El Porvenir, obra de Faraldo, y ya durante la revolución de 1846, en la que cayeron fusilados los «mártires de Carral»[xi], salió La Revolución. Periódico oficial de la Junta Superior.

Una segunda etapa, dentro del provincialismo es «O Rexurdimento» que va de 1846 a 1868. Hechos notables en esta etapa fueron el Banquete de Conxo (1856) artesanos y universitarios hermanados a semejanza del 1848 francés, leyeron y apoyaron un Manifiesto que reivindicaba el desarrollo del mercado interior. Otro hito importante fue la celebración de los Juegos Florales de La Coruña en 1861; a iniciativa del escritor Benito Vicetto y Juana de Vega condesa de Espoz y Mina, se publicó al año siguiente el Album de la Caridad. «Mosaico poético de nuestros vates gallegos contemporáneos», con obras dePintos, Añón, Rosalía, Camino, etc.

2.3.- Federalismo, 1868 a 1880

Después de la revolución «gloriosa» se formaron los partidos republicanos en la Península. En el caso de Galicia, la voz cantante la llevó el Partido Republicano Federal constituido en Ferrol, y pedían en su declaración de principios: «Galicia independiente pero parte integrante de la nación, armar al pueblo, abolir las quintas, desestancar la sal, reformar los consumos, reformas sociales en beneficio de la clase trabajadora”. En 1869 se firmó el Pacto Galaico-Asturiano, sin embargo fracasaron en las elecciones a constituyentes de 1869, ya que sólo obtuvieron un diputado republicano: Eduardo Chao, de los cuarenta que se presentaban. Esta actividad política generó una serie de folletos como: La verdad a las aldeas, de Pérez Costales, Conferencias populares dedicadas a los obreros y aldeanos de Galicia de Esteban Quet, La República democrática federativa, de Federico Gallardo, entre otros.

2.4.- Regionalismo: 1880 a 1906

En esta nueva etapa los lemas de convocatoria se endurecen y radicalizan: «Una Galicia para los gallegos» y se considera extranjero al federalismo y al socialismo. Se demanda el autogobierno y se habla del retorno a la genética gallega.

El galleguismo se había consolidado poco a poco en los años 80 con el nombre de «regionalismo» siguiendo la terminología catalana. Del galleguismo fue luchador Murguía[xii], que había regresado a Galicia a mediados de esa década y no había cejado en su empeño de legitimación tanto con su obra escrita Los precursores 1885, raza celta, lengua, artes, costumbres, como con sus discursos y conferencias defendiendo el valor indiscutible de las lenguas vernáculas como verdaderas banderas nacionales. En 1885, Manuel Lugrís y Armada Teijeiro[xiii] sacaron en La Habana A Gaita Gallega íntegramente en gallego, al año siguiente apareció en Betanzos O Antroido, también todo él en lengua vernácula. En 1886 organizó el periódico lucense O Galiciano el certamen literario-musical de Pontevedra, para promocionar la lengua propia; preside Murguía[xiv].

El mismo año 1886 Murguía publicó en La Región Gallega (diario recién creado en Santiago con el subtítulo de «político independiente» y cuyos objeticos eran la defensa de Galicia) un artículo en el que defendía el concepto de nación y establecía los derechos básicos de toda nacionalidad; años después su pensamiento lo concretará en el libro El Regionalismo gallego, editado en 1889. La polémica que levantó conllevó ataques de la prensa de Madrid,negando la lengua y ridiculizando la «celtomanía», que le hicieron unir sus esfuerzos a los del otro luchador en La Coruña, Alfredo Brañas.

Como consecuencia de todo ello, se constituyó 1891 en Santiago de Chile la Asociación Regionalista Gallega presidida por Murguía, estructurada en Comités Regionales con sede en las principales ciudades gallegas, La Patria Gallega(1891) será su órgano oficial dirigido por Murguía. Ese mismo año se celebraron los Juegos Florales en Tuy.

En 1893 Murguía fue destinado a La Coruña. Se unió al grupo de Carré Aldao de la Librería Regional, A Cova Céltica[xv], que en 1897 se constituyó en la Liga Gallega con Salvador Golpe, A. Lugrís, Eugenio Carré Aldao. Su medio de expresión será la Revista Gallega (1895-1907), semanario fundado por Galo Salinas; se nutría de trabajos escritos en lengua gallega y castellana escritos por colaboradores habituales como Murguía, Eduardo Pondal, Tettamancy, Carré, Salvador Golpe, Noriega Varela, Villar Ponte y, en ocasiones, Sofía Casanova. Desde este órgano se sostuvieron campañas por la purificación y unificación de la escritura del gallego, el cuidado y selección de la lengua literaria y por la obtención de la autonomía y la defensa del uso del idioma gallego en las escuelas rurales.

2.5.- Otro puntal del regionalismo: Alfredo Brañas

El otro puntal del regionalismo gallego fue Alfredo Brañas[xvi], profesor de Economía Política en la Universidad de Santiago; gran orador, formado en la metodología de la Institución Libre de Enseñanza.

Decían de él : para esa labor de propaganda reúne Brañas excepcionalísimas y admirables condiciones, gallardo continente, vasta ilustración, palabra abundante y persuasiva, imaginación poderosa, fe y entusiasmo por la causa que defiende, incansable voluntad; todo, en fin, cuanto puede hacer de un hombre un ser providencial, un elegido por Dios para iniciar una época y empujar a la sociedad por el camino de la civilización (…).[xvii]

Aprovecha las nuevas corrientes del derecho y la economía para dar fundamento a su teoría siendo un polemista difícil de vencer. Consiguió llevar a la práctica los ideales de un pequeño grupo regionalista, dándole forma de movimiento político de mayores dimensiones. Vinculó a esta lucha a instituciones universitarias, científicas, recreativas y culturales. Su obra escrita El Regionalismo. Estudio sociológico, histórico y literario fue editado en 1889, se complementa con otro estudio al que le dio forma de lección magistral leída en la inauguración del curso académico 1892 en la Universidad de Santiago: «La crisis económica en la época presente y la descentralización regional». Esta lección fue comentada el mismo día por la tarde por Pi i Margall en un teatro compostelano; el catalán suscribió la teoría de Brañas y negó que los regionalistas fueran enemigos de la patria. Organizó y fue secretario en 1897 del Congreso Económico Gallego. Las teorías de Brañas tuvieron especial reconocimiento entre los catalanistas, su gran obra fue editada allí y sus discursos reproducidos en: Lo Catalanista, La Veu de Catalunya, La veu de Montserrat, La Renaixença… En Galicia, Brañas colaboró en los periódicos El Libredón y El Pensamiento Gallego.

En los últimos años del siglo XIX, se produjo la escisión entre el nacionalismo coruñés vagamente liberal capitaneado por Murguía y el tradicionalista y católico santiagués de Brañas. Para evitar la ruptura, en 1898 se fundó la Liga Gallega de Santiago presidida por Cabeza de León. Pero de nuevo el movimiento estará en crisis desde 1900, porque la base aglutinante había sido la defensa ante la crisis económica, los rentistas habían perdido el 50 %, lo que les llevó a promover el regionalismo, cuando desde Madrid se amparó el mercado gallego con decretos proteccionistas, los perjudicados descubren que no necesitaban el regionalismo. Sólo quedaron los intelectuales, los artistas, seguidores de Brañas o de Murguía.

2.6.- Fundación de la Academia Gallega, 1905.

En Galicia desde finales del s. XIX se había pensado en constituir una Academia Gallega. El grupo nacionalista de Santiago que presidía Alfredo Brañas lo había intentado en 1881. Otra impulsora de la misma idea fue Emilia Pardo Bazán pretendiendo que la Sociedad del Folklore se transformara en Academia en 1894. Pero fue la iniciativa de los gallegos residentes en La Habana, principalmente Curros y José Fontenla Leal, la que llevase a cabo el proyecto. Fontenla y Curros fundaron, primero en junio de 1905 la «Asociación Iniciadora y Protectora de la Real Academia Gallega» y desde La Habana se eligieron comisiones para que en cada provincia gallega preparasen su constitución y funcionamiento en Galicia. Emilia Pardo Bazán sería nombrada poco después presidenta honoraria. El 4 de septiembre de 1906 en los salones del Real Consulado de La Coruña se celebró la primera sesión. Esta institución editó desde 1906 el Boletín de a Real Academia Galega; la Colección de Documentos Históricos de Galicia, Diccionario Gallego-Castellano. En colaboración con la Fundación Barrié de la Maza sacó importantes estudios monográficos sobre Galicia y junto con el Instituto da Lingua Galega editó las Normas ortográficas e morfolóxicas do idioma galego.

La Academia ha promovido diversas asambleas de carácter literario y científico, como la «Primera y Segunda Lusitano-Gallega» celebradas en Braga (Portugal)1955 y La Coruña 1960, respectivamente.

Instauró desde 1963 la celebración anual el 17 de mayo de «O Día das Letras Galegas»[xviii] para recordar la fecha de publicación de Cantares Galegos de Rosalía.[xix]

3.- El Movimiento Nacionalista Gallego en el siglo XX.

3.1.-Solidaridad Gallega (1907-1914)

Después de la aprobación y puesta en práctica de la Ley de Jurisdicciones Militares de 1906 se constituyó en Cataluña Solidaridad Catalana que aglutinaba a todas las fuerzas nacionalistas. Algo semejante se copió en Galicia al año siguiente, con el objetivo de vencer en las urnas. Formaban parte de la coalición: Alfredo Vincenti por los republicanos, Vázquez de Mella[xx] por los carlistas, junto con los regionalistas Golpe, Lugrís y Casares Quiroga[xxi]. Su programa esencialmente proponía: conseguir representación parlamentaria, eliminar el caciquismo, fomento de la economía, atender a la agricultura. Se van a dar a conocer a través de una campaña de mítines acompañada de concentraciones, quema de montes, atentados, cárcel y muerte…; ante la agresividad y violencia de los hechos, muchos desertan.

Pero la actividad periodística no cesa, si bien multiplicada, o dividida, en varios frentes. En 1908 apareció El Correo de Galicia de Buenos Aires, Basilio Álvarez, sacerdote luchador galleguista y agrarista, fue nombrado director de Galicia de Madrid; al año siguiente aparece Vida Gallega en Vigo. En 1910 Antón de Olmet[xxii] y Prudencio Canitrot, dos jóvenes gallegos estrechos colaboradores de Basilio Álvarez y fervientes admiradores de Valle Inclán, fundaron la colección «Biblioteca de Escritores Gallegos», donde vieron la luz obras de Concepción Arenal[xxiii], Emilia Pardo Bazán[xxiv] y Sofía Casanova, entre otros destacados escritores.

3.2.- Nacionalismo: (1916-1931) y (1931-1938)

a.- Fase inicial: 1916 a 1931: Irmandades de Fala y Seminario de Estudios Galegos.

En mayo de 1916 se creó en La Coruña la «Irmandade dos Amigos da Fala Galega» que se mantendrá hasta 1931 año en que se autodisuelven para ingresar en el recién creado Partido Galeguista junto con otras organizaciones nacionalistas afines. Ese mismo año, 1916, Antón Vilar Ponte publicó en Coruña Nuestra afirmación regional, y comenzará la edición del periódico emblemático del nacionalismo gallego: A Nosa Terra. Idearium das Hirmandades. En 1917 se formó en Ourense el grupo o generación NOS liderado por Vicente Risco; publicaron la importante revista Nos, que pervivió de1922 a 1935.

Se consideran dentro del movimiento de «As Irmandades» grupos locales como: Mocedades Galeguistas, Mocedades Culturales, Grupos Autonomistas…, dada su comunidad ideológica, política e incluso organizativa. Con ellos se consolida el paso del regionalismo al nacionalismo.

Gran parte de su actividad la dedican a revalorizar la lengua impartiendo cursos, crean nuevas instituciones como el Seminario de Estudios Galegos, editan revistas culturales: NOS; científicas: Arquivos do Seminario de Estudos Galegos; crean editoriales: Céltiga, Nos; en fin, se ocupa de las costumbres, arte, cultura autóctona… todo con un último sentido político.

Entre sus fundadores había regionalistas, tradicionalistas, republicanos federalistas y miembros de Solidaridad Gallega (1907-1912). Los ideólogos de As Irmandades como Vicente Risco asumirán los principios de Murguía y proclamarán que Galicia es una nación: lengua, raza, territorio, historia, tradiciones, e instituciones propias… espíritu y alma colectiva del pueblo que se expresa elaborando una cultura propia. Desde el punto de vista político programático defienden la descentralización llegando al federalismo expuesto por Brañas. Dentro de su programa había cuatro grandes ejes: emigración, cuestión agropecuaria, ferrocarriles y aranceles (redención de los foros).

Achacan sus males al sistema centralista y de la restauración con sus lacras: caciquismo, turnismo, cunismo (candidatos nombrados en Madrid).

Celebraron su «Primera Asamblea Nazonalista» en Lugo el año 1918 donde se pidió la autonomía integral de la nación gallega; estado federal puerta abierta a la integración de Portugal e «ingreso das nazonalidades da Iberia na Liga das Nazóns». Vicente Risco publicó en 1920 en Ourense su Teoría do Nacionalismo Galego, yAntón Vilar Ponte publicó al año siguiente su Doctrina Nazonalista con un prólogo de Puig i Cadafalch[xxv], presidente de la Mancomunidad Catalana. Entre uno y otro surgirán divergencias, el primero liderará Ourense y el segundo la provincia de Coruña.

Entre los miembros que acudieron a La Coruña convocados por Antón y Ramón Vilar Ponte estaban: Lugrís, Tettamancy, los Carré, Lois Porteiro, Losada Diéguez, Otero Pedrayo, Cabanillas, Castelao, Xaime Quintanilla, Vicente Casas… La mayoría eran profesores de instituto y universidad, artistas y profesiones liberales -periodistas, médicos, notarios y abogados-, en menor número comerciantes y fabricantes. Diez días después se constituyó la «Irmandade de Santiago». Mediante una amplia campaña de mítines y conferencias se extendió el movimiento a otras ciudades y villas gallegas: Monforte, Ourense, Pontevedra, Vilaboa, Ferrol, Vigo, Mondoñedo, Betanzos, Ortigueira, Lugo, hasta un total de 28, la mayoría elaboraban Boletines. En noviembre de 1917 se adhirió al movimiento de Irmandades el portavoz de Solidaridad A Nosa Terra. En 1922, en Monforte, la asamblea, ante la eminente disgregación, por el enfrentamiento y liderazgo entre Antón Vilar Ponte y Vicente Risco, decide la creación de la Irmandade Nacionalista Galega (ING) en la que deberían ingresar todas las Irmandades da Fala y grupos galleguistas, que además debían cambiar su denominación por el de «Delegación da I.N.G. de… la ciudad o villa». Sin embargo, hasta la formación del Partido Galeguista el nacionalismo gallego permanecerá escindido.

Las bases de las Irmandade Nacionalista Galega (ING) eran: estructurar a Galicia en una federación de estados, constituir un partido nacionalista, motor y productor de una conciencia nacional, que acuda a las urnas y gane. Continuó con la actividad de propaganda político-cultural; intensificó los esfuerzos para implantarse en el campo por dos vías principales: lazos con Basilio Álvarez y sus agrarios, colaborando en el periódico La Zarpa; y lanzando una campaña de propaganda y contactos directos con todas las sociedades agrarias de Galicia e incluso entre el proletariado urbano.

En 1924, la dictadura de Primo de Rivera acabó con toda organización nacionalista.

b.- La segunda República: 1931-1938

En las elecciones a cortes constituyentes, junio 1931, se presentaron varias candidaturas, el Partido Galleguista de Pontevedra obtuvo un acta de diputado para Castelao[xxvi] por Vigo, y el Partido Nazonalista Republicán de Ourense otra para Otero Pedrayo[xxvii], por Ourense. Pero los resultados les llevaron a la convicción de que debían los nacionalistas recuperar la unidad perdida en Monforte y así llegaron al acuerdo en diciembre del mismo año de fundar el Partido Galleguista. El partido estaba configurado con elites muy diversas: conservadores como Risco[xxviii], Otero P., y Filgueira, izquierda (Castelao, Bóveda); independentistas: Álvaro de las Casas; apartidistas como Álvaro Cunqueiro[xxix] y López Cuevillas; se definía interclasista y aconfesional; siempre se manifestó como un grupo radicalmente antimarxista tanto por razones religiosas como por saber que las condiciones infraestructurales no se verificaban en Galicia. Una vez más, A Nosa Terra será el «vocero» de los nacionalistas.

En 1934 se dan cuenta de que sólo incrementando los votos pueden llegar a Madrid, por eso se preocupan de llevar a cabo un amplio programa de afiliaciones.

El 14 de julio de 1936 se aprobó el primer estatuto y fue refrendado, pero la situación era de guerra civil. El Partido Galleguista se mantuvo en la clandestinidad hasta su desaparición.

3.3.- Segunda mitad del siglo XX. 

1.- Miembros del P.G. conectaron en Francia con agrupaciones republicanas del exilio. En Toulouse se editó Galicia como órgano del Bloque Republicano Nacional Galego (1944). En Buenos Aires se formo el «Consello de Galicia», cuyos cabecillas eran Castelao y Suárez Picallo; apareció el mismo año el libro de Castelao Sempre en Galiza. Salieron, Loita y Vieiros en México.

2.- Curiosamente, en 1954 Urbano Lugrís , había estado encarcelado por firmar un manifiesto a favor de la república, en 1930,  fundó junto con Rafael Dieste[xxx] la revista Atlántida, que pretendía recoger el espíritu cosmopolita de La Coruña retrotrayéndose a los años veinte y treinta. La aventura duró 13 números y terminó clausurando la revista.

3.- En los años sesenta y manteniéndose en la oscuridad salieron algunas publicaciones socialistas, como Adiante 1964; este mismo año y el día del apóstol se fundó en Santiago la UPG, Unión do Pobo Galego, cuyo medio de expresión será Terra e Tempo.

4.- Conclusión.

 La conclusión más evidente de estos apuntes[xxxi] es que todo grupo de acción necesita un medio de expresión, que lo es también de cohesión, movilización y adoctrinamiento. La conciencia de Galicia como entidad propia y diferente es de fechas más tempranas que las otras “nacionalidades” históricas. A pesar de su estructura social, población diseminada, y económica, agropecuaria, se crearon colectivos reivindicativos que generaron su prensa propia. El periódico por excelencia, el portavoz de Solidaridad Galega, las «Irmandades da fala» y el Partido Galeguista, se ha recuperado y sigue avanti como semanario, siendo el único que existe totalmente escrito en lengua vernácula.

El “nacionalismo político gallego” es una invención reciente del tercer cuarto del siglo XX, habiendo sido en tiempos pasados un movimiento cultural regionalista sin estructuración política, y con una minoría de seguidores.

NOTAS


[i] A finales de 1917 Vicente Risco entra en las Irmandades da Fala bajo la influencia de Antón Losada Diéguez, el 18 de diciembre de 1917 pronuncia su primer discurso en gallego, en un acto de apoyo a Francesc Cambó, en la campaña para las elecciones parlamentarias de 1918 Risco con el grupo de Ourense participa en numerosos mitins en el distrito de Celanova, aunque que no se logran buenos resultados la experiencia le sirve a Risco como estímulo. En julio de 1918 sale el último de los siete números de La Centuria y Risco empieza a colaborar en A Nosa Terra, Risco se esforzará por darle un nuevo impulso a la literatura gallega con artículos sobre Arthur Rimbaud, Paúl Verlaine, Apollinare o Omar Khayyam.

En poco tiempo Risco se convierte en el ideólogo y líder del nacionalismo gallego, y ya en noviembre de 1918 tiene una actuación destacada en la I Asemblea Nacionalista.

En 1920 publica el libro Teoría do nacionalismo galego, considerado el texto fundacional del nacionalismo gallego, ya en 1918 había publicado un artículo con el mismo nombre, donde ya se esbozaban las ideas que ahora recopila en el libro, Risco recoge el legado de Murguía (de quien publicará una biografía en 1933) y lo combina con el irracionalismo filosófico, el determinismo geográfico, el neotradicionalismo y la etnografía y define una nación como un hecho natural basado en la tierra, la raza, la lengua, la organización social, la mentalidad y el sentimiento. Afirma la pertenencia de Galicia a la civilización atlántica y céltica.

En 1920 aparece la revista Nós, heredera de La Centuria. Risco escribió más de 100 colaboraciones para ella hasta su cierre en julio de 1936, y desde ella se renovará la literatura gallega. Risco también dirige la sección de etnografía del Seminario de Estudos Galegos.

En 1922 contrae matrimonio con María Carme Fernández Gómez, procedente de la pequeña burguesía de Allariz, en 1923 tiene su primera hija, que morirá en 1926. En 1923 nace Antón Risco.

Risco apoya en un primero momento la Dictadura de Primo de Rivera, la considera una oportunidad para desmontar el sistema caciquil y acepta un puesto de diputado provincial en Ourense pensando en una posible instauración de una mancomunidad como en Cataluña.

Tras la ruptura con la Irmandade da Fala da Coruña e A Nosa Terra Risco escribe para Rexurdimento, el órgano de la Irmandade Nazonalista Galega, aunque que al poco tiempo reanuda sus colaboraciones en A Nosa Terra que tratarán sobre temas culturales, sólo en 1928 vuelve a escribir sobre temas políticos para pedir el regreso al sistema parlamentario.

En abril de 1930 marcha a Berlín para seguir un curso de etnografía en la Universidad de Berlín, los cuatro meses que pasa en Alemania lo marcan ideológicamente hacia un pensamiento mais conservador y católico, Risco escribió las crónicas de su periplo europeo en unas crónicas para A Nosa Terra que posteriormente recogería en el libro Mittleuropa (1934).

[ii] Pío Moa, Digresiones Históricas, Nacionalismos secundarios, http://revista.libertaddigital.com.

[iii] El día 17 diciembre 1483, frente a una multitud que esperaba el indulto para su Señor, el último “defensor” de la soberanía del Reino de Galicia era decapitado en la Plaza de Mondoñedo, rodando su cabeza hasta la puerta de la Catedral. 

[iv] Es de señalar en este caso lo siguiente: En 1919, cuando A Coruña era todavía capital de Galicia, se reúne en Santiago de Compostela la “Asambreia” de As Irmandades da Fala. Intelectuales como los hermanos Vilar Ponte, Losada Diéguez, Risco o Cabanillas, acordaron celebrar, el 25 de julio del año siguiente, el Día de Galicia.

La revista A Nosa Terra, como órgano de expresión de As Irmandades, festejaba desde sus páginas el 25 de julio de 1920 el primer Día de Galicia, al que se refiere como una fecha “de lembranza da Patria natural que dende antigo, como agora e sempre, ha ser a única patria verdadeira do home”.

Las celebraciones del “25 do Santiago”, como se decía antiguamente, volvieron a retomar el carácter festivo que las caracterizó en un principio, sobre todo tras el referéndum popular, el 28 de junio de 1936, del primer Estatuto de Autonomía de Galicia. Más de un millón de gallegos participaron en la votación. De ellos, 999.351 dieron el ¡Sí! al autogobierno.

Parecía que por fin los galleguistas verían alcanzado parte de su sueño, pero la Guerra Civil dejó inconcluso el proceso autonómico del 36. La censura ideológica que impuso el General Franco, gallego, redujo de nuevo las celebraciones del Día de Galicia a una misa por Rosalía de Castro en Santo Domingo de Bonaval y al nivel más íntimo, el del propio pensamiento. Sólo los gallegos en la emigración podían celebrarlo, con la lógica morriña de la diáspora.

[v] Algunos historiadores ubicaron el monte Medulio en la Asturia Trasmontana, como Menéndez Pidal que en 1897 lo situó en la montaña de Lena, en Buschumoso cerca de la fuente del Sepu. Tambien Caunedo Tuñón y Quirós quiso identificar alguno de aquellos montes con el «Mons Medullius».             
Tambien se llamó la atención sobre un testamento bajomedieval de la catedral de Oviedo que menciona el «Castro Meduales» proponiendose su situación en el Picu Cervera, en Belmonte de Miranda donde J.M. Gonzalez mencionó la existencia de un castro.
Estas propuestas cayeron en el olvido toda vez que el Bierzo parecía ser una una zona más prometedora para dicha ubicación, de acuerdo con las fuentes clásicas y el desarrollo del Bellum Cantabricum et Asturicum.      
El reciente descubrimiento de fortificaciones romanas y astures en Lena y la atribución a los astures de un talud defensivo que se creía medieval entre el puerto de San Lorenzo y el de la Mesa en un paraje conocido como «el Muro», pueden volver a traer a la actualidad aquellas interpretaciones decimonónicas, particularmente la relativa al mencionado «Castro Meduales», sobre la vieja vía romana de la Mesa.
Esta vía que discurre de sur a norte siempre por cumbres y cordales y permite caminar por el corazon de Asturias, casi siempre entre dos abismos con miras de águila y casi sin esfuerzo, se ha convertido hoy día en solaz de jubilados que llegan en pacíficas legiones desembarcadas por autobuses en San Lorenzo o en Torrestío, en la Babia leonesa, donde inician el ascenso.          
Esta calzada, de enorme importancia militar, presenta una historia bélica recurrente desde la conquista romana, pasando por el reino de Asturias con batallas como la de Lutos contra las huestes agarenas, hasta las rebeliones de Gonzalo Peláez en la Edad Media.          

Precisamente una de las mejores razones para establecer la identidad Medullius-Meduales es que podemos insertar ese asedio histórico dentro de una lógica militar coherente: Los romanos atacaron por el mejor camino -y el único salvo la vía de La Carisa- que podía conducirles al interior de la Asturia Transmontana sin ser comprimidos y emboscados en el fondo de los profundos valles asturianos.          
Los Astures trataron de detenerlos sobre la propia vía entre los puertos de San Lorenzo y la Mesa interceptando el paso con fortificaciones, de las que fueron al fin desalojados.                

Se irían retirando entonces a lo largo de la ruta entrando en el territorio de Belmonte, en cuyo momento se les planteó un dilema: o seguían descendiendo con lo cual los romanos acabarían por cargarles desde arriba y comprimirles en su retirada sobre la cabecera de un valle o se acogían a una montaña próxima. Quizá se decidieron por esta solución y el Picu Cervera es un lugar apropiado.
Mas allá de posibles interpretaciones sobre la excelencia de tal o cual lugar para la defensa, lo cierto es que el Cervera y el picu Castiellu presentan restos de fortificaciones romanas y medievales con las que se puede dominar el camino desde sus eminencias.  
Otra buena razón para sostener esta identidad es la similitud entre los nombres Medullius y Meduales, que contienen la raiz celtica que podría aludir a su situación en un punto medio de la ruta, próximo a las bifurcaciones del camino: uno iba a Grado y Pravia y otro por Marabio y Linares, a Llanera y Gijón; la bifurcación está en Biforcos de Cueiro.
También podría coincidir el pasaje de Orosio que establece la situación del Medulio. «Nam et Medullium montem Minio flumini inminentem» (VI, 21, 7) pues desde Picu Cervera hasta Babia, donde tiene sus fuentes el Sil al pie mismo de Somiedo, no hay sino unas horas de marcha. El hecho de que para los asiduos de estos altos, los vaqueiros de alzada, desde Braña Cervera hasta las brañas de Babia estos parajes sean un «totum continuum» no haría mas que confirmar esta hipótesis. En la Tabula Peutingeriana podemos ver precisamente el Minio (el complejo hidrográfico Miño-Sil) naciendo del monte Vindio, la denominación que los romanos daban a la cordillera cantábrica. Y al lado mismo del puertu de la Mesa tenemos el puertu Ventana, una adaptación del término céltico (*VINDIOS) preexistente y latinizado VINDIUS.           
En vez de dar una descripción pormenorizada de la ruta de la Mesa, que puede encontrarse en cualquier guía turística, voy a reproducir aquí la narración que hace Claudio Sánchez Albornoz de la campaña emprendida por ‘Abd al-Malik contra incipiente reino astur en el año 794 y que terminó con la destrucción del ejército invasor a la vuelta de la aceifa, acabante de retomar la vieja vía.             
Con este relato se pueden seguir perfectamente todas las implicaciones militares del trayecto, su trazado y las dificultades que se presentan al tomar o abandonar la ruta en Lodón. La vívida descripción que contiene sobre la marcha del ejército musulman es perfectamente extrapolable a la época de las legiones:            
«Al fin de tan largas jornadas ‘Abd al-Malik y sus soldados pudieron caminar de prisa y sin fatiga por esa anchurosa calzada de la Mesa, militar sin duda y única de cuantas llevan desde la sierra al mar que, lejos de abismarse en los cerrados y peligrosos valles de Asturias, recorre leguas y leguas entre ellos, dominándolos siempre desde la cumbre de los montes. Con la plena seguridad que da la sensación constante de la total ausencia de peligro, pudieron avanzar las tropas islamitas gozando de la contemplación de los abismos que se abrían al pie de su camino. Primero se brindaría ante sus ojos la pavorosa garganta de Saliencia hacia la izquierda; después el espléndido hoyo de Teverga a la derecha; luego el maravilloso, hondísimo y angosto valle en que la hoz primera se ensancha poco a poco; en seguida los montes de gigantes escobas y piornos -cubren a los jinetes a las veces- y las peñas que preceden a las frescas praderías de Petra Jovis (Piedrajueves); más tarde los dos valles de Carzana y de Taja, obscurecidos por bosques de castaños centenarios y cerrados por la peña blanquísima de Sobia; más allá la llamada de Vicentauro y la hondonada de Tolinas. Los musulmanes pudieron caminar, millas y millas por lugares seguros, en todo momento señores del país que atravesaban en su marcha, tropezando a cada paso con brañas de pastores, divisando el paisaje de fábula de Asturias y gozando del aire delgado, del sol brillante y de la brisa de las cumbres.»
Abd al-Malik regresa de la aceifa y retoma la calzada:    
«…En su marcha hacia Las Cruces sobre Vigania, de que habla un monasterio de Belmonte, dejado a sus pies Vío, la calzada rodea un espacioso prado, pasa al borde de un profundísimo barranco, lame la panza oriental de un gran cerro donde se desparraman las míseras casas de Lodos y vuelve a asormarse al abismo del Pigüeña antes de ganar las faldas de un segundo promontorio gemelo del primero.           
Seguros de su victoria y confiados en las excelencias estratégicas de la vía de la Mesa, caminaban tal vez los musulmanes al borde del barranco ahora indicado, cuando se vieron sorprendidos por Alfonso y sus guerreros, ocultos acaso tras la primer colina y de acuerdo tal vez con los guías de la hueste sarracena.»

[vi] El Leabhar Gabhala es el libro de las invasiones de Irlanda (Eire) y constituye él más antiguo testimonio escrito de la mitología celta.

En el se refiere como Milé, hijo de Breoghan, nacido en la «otra tierra» al otro lado del mar, llego a Eire desde «la tierra de la muerte» al mando de los Gaels (celtas goidélicos). Milé fundó de este modo, al conquistar la isla, la simiente de la cultura que llegó hasta nuestros días.

También se refiere en estas crónicas, que Breoghan, habría construido una gran torre al otro lado del mar y desde allí en una mañana clara, contemplando a lo lejos las costas de la verde Eire, alentó a su hijo, el valiente Milé, a la conquista de estas tierras.

Ahora bien, antiguas leyendas de la vieja Gallaecia, nos hablan de Breogán rey celta fundador de la ciudad de Brigantia o Briganza (Art-o Briga), quien habría construido en dicha ciudad (la actual Coruña) una torre o faro, torre esta, que fuera reconstruida en tiempos mas recientes por los romanos y rebautizada como torre de Hércules.

Es en este punto donde podemos percibir claramente, que la tradición de ambos pueblos, Irlanda y Galicia, sugieren en los orígenes una épica travesía por este antiguo «Mar Celta» desde Cor-unha a Cor-k, llegándonos luego de mas de 2.000 años los ecos de esta gesta.

La tradición oral y la escrita tienden a demostrar una cierta incoherencia en la imbricación de los acontecimientos remotos.

[vii] La  devoción  y  culto  al Apóstol Santiago , que surge como apoyo a la lucha  cristiana  contra  las  fuerzas  islámicas asentadas en la Península Ibérica, cobró impulso en un momento histórico profundamente marcado por el
elemento religioso, alcanzando su máximo apogeo en los siglos XII y XIII, y perduró  incluso  con  posterioridad  a  la  Reforma,  hasta que las luchas revolucionarias   de   finales   del  XVIII  y  la  generalización  de  los comportamientos   laicos   lo   redujeran,  extinguiendo  prácticamente  la peregrinación en esta vía. A partir del siglo XIV el Camino entra en declive, la peste negra ha diezmado la población europea, la cristiandad comienza a dividirse (los protestantes consideraban las peregrinaciones como actos populacheros), el mundo se ensancha y los monarcas dedican sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos. En los siglos XVII y XVIII se mejoran las comunicaciones y el Camino recobra parte del prestigio y recibe peregrinos ilustres, sin embargo en el XIX los librepensadores, los descubrimientos científicos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevan bien con un modo de vida con reminiscencias medievales. Fue tan aguda la crisis que en 1884 el Papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones, se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake. Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor de antaño, y en 1985 la UNESCO declaró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad.

[viii] Poeta español en lengua gallega. Es autor de poemas de temática rural como Espinas, hojas y flores (1875), Saudades gallegas (1880) y La musa de las aldeas (1890). Escribió también un libro en prosa, El catecismo del labriego (1889).

[ix] El momento de mayor esplendor del convento benedictino, Convento de San Vicente, llegará en el siglo XVIII. En el año 1709 el fraile Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro gana la cátedra de Teología de la Universidad de Oviedo y se instala en la ciudad. Cuenta entonces 33 años. De aquí ya no se movería hasta su fallecimiento, acaecido en 1764. Durante más de medio siglo, pues, Oviedo ‑y más concretamente el monasterio benedictino‑ se convirtió en el centro filosófico más importante de la España de la Ilustración, e incluso en unolos puntos de referencia ineludible dentro del pensamiento europeo. El cuerpo de Benito Feijoo descansa en la actualidad en el centro del crucero de la iglesia de San Vicente. En su sepultura puede leerse: «Aquí reposa el maestro/ E Benito Jerónimo Feijoo/ Falleció en el año del señor/ 1764, 26 de septiembre/ a los 88 años».

[x] Ramón Mariño recoge las tesis sobre la obra de temática gallega del Padre Sarmiento, que en su opinión giran en torno al problema lingüístico, semántico y de comunicación del gallego como causa de atraso de su patria; su rechazo al castigo físico que sufrían algunos niños por expresarse en gallego en clase; su defensa convencida de que a los niños había que enseñarles la misma lengua que hablaban en casa y también se debía predicar a los feligreses en la lengua que les era propia; en definitiva, muestra su convencimiento de que esto implicaba introducir el gallego en la escuela, en los juzgados, en las iglesias y en la Administración.

[xi] El Ayuntamiento de Carral nació como tal en el año 1836, siendo el Gobernador Civil Pío Pizarro el encargado de fijar su demarcación siguiendo la división administrativa que hiciera en España Javier Burgos. El nombre de Carral se debe a que el núcleo de población que sirve de capital municipal, se encuentra en el camino que une Santiago con La Coruña, y por el que circulaba la “Carrilana”.

El acontecimiento más importante de la historia moderna de Carral fue haber sido escenario del triste final del Coronel Solís y los militares que le acompañaron en el levantamiento contra el presidente Narváez. Dicho alzamiento comenzó en Lugo en 1846, cuando Solís y Cuetos, disolvieron el Consejo Provincial y la Diputación, proclamando una Junta de Gobierno de Galicia en contra del Gobierno de Isabel II. Pretendían reivindicar la libertad regional de Galicia. La batalla decisiva tuvo lugar el 23 de Abril en Cacheiras, pero ante la superioridad de las tropas enviadas por Madrid fueron derrotados. Aquella misma tarde, Solís, que se refugiara en San Martiño Pinario se entregó… y después de tres días y un juicio  fue condenado a muerte en Carral.

[xii] Arteijo, 1833-La Coruña, 1923. Historiador español. Casado con la poetisa Rosalía de Castro, fue una de las figuras más destacadas del regionalismo gallego. Primer presidente de la Real Academia Gallega, escribió Los precursores (1886) e Historia de Galicia (1901-1907, 5 vols.).

 Murguía estaba viudo desde 1885, año en el que murió Rosalía de Castro. Ese mismo año Fernández Latorre y Martínez Salazar crearon la Biblioteca Gallega para contribuir a la difusión de la literatura regional. 

[xiii] Publicó las siguientes obras en castellano: Galicia, su agricultura, industria y comercio, Misión del Municipio y su importancia como órgano social, Memorias del Centro Gallego de La Habana, Galicia en 1907-1909, Efemérides de Ortigueira y labor moralizadora de las sociedades gallegas en América. En gallego publicó la obra teatral Non máis emigración (1886) y los libros de poesía Caldo de grelos (1895), Aturuxos (1898) y Da Terriña (1918).

[xiv] En 1885 aparecieron los periódicos: O Fungueiro (Coruña, revista taurina), Galicia (Ferrol, ciencias, artes y letras), La prensa Gallega en Santiago de Compostela.

[xv] Eugenio Carré Aldao había traspasado la librería a Martínez Salazar y la imprenta y papelería a Domingo Puga, acreditado impresor coruñés. Con todo ello, además de colaborar en los periódicos y revistas gallegas, se dedicó a una importante labor editorial, imprimiendo numerosas obras de autores gallegos. Además imprimió la Revista Gallega, y el Boletín Bibliográfico.

[xvi] Carballo, 1859-Santiago 1900.

[xvii] Citado por Baldomero Cores Trasmonte en «Alfredo Brañas Menéndez» En Gran Enciclopedia Galega, tomo IV, pp. 47.

[xviii] «O Día das Letras Galegas» es la fiesta grande de las letras gallegas. Por primera vez se propuso para el año 1999 homenajear a un periodista, será Roberto Blanco Torres (Cuntis-Coruña 1891- Entrimo-Ourense octubre 1936). Blanco Torres fue cofundador de «As Irmandades da Fala» y promotor de la Asociación Galega de Escritores configurada en 1936. Como periodista colaboró en A Nosa Terra, dirigió La Zarpa, El País, fue redactor jefe de Galicia, El Pueblo Gallego, El Progreso (de Pontevedra), fundó las revistas Alborada, y Terra Galega en La Habana, entre otras. (Notas tomadas de Carballa, Xan «Chegou o maio de Roberto Blanco Torres». En A Nosa Terra, 9 junio 1998).

[xix] Curros, Pondal, Castelao, Cuevillas, Lamas Carvajal, López Ferreiro… fueron algunos escritores nativos a los que se les dedicó la jornada.

[xx] Político integrista y filósofo católico nacido en Asturias, autor del libro Filosofía de la Eucaristía. Hijo de Juan Antonio Vázquez de Mella Varela, teniente coronel retirado natural de Boimorto, La Coruña, y de Teresa Fanjul, oriunda de Amieva, Juan Vázquez de Mella Fanjul nació en Cangas de Onís el día 8 de junio de 1861. Estudió en el Seminario de Valdediós y la carrera de Derecho en Santiago de Compostela. De elocuente palabra, portentosa memoria y brillante capacidad para la oratoria y la política, abrazó la causa del carlismo. Diputado a las Cortes Españolas desde 1893 hasta 1916, elegido como su representante en el Congreso por los distritos de Aoiz, Estella y varias veces por Pamplona. Cuando presentó su candidatura a Diputado por Oviedo fue derrotado por la coalición que reformistas y socialistas presentaron contra los conservadores. Además de memorables discursos en las Cortes es famoso el que pronunció en los Juegos Florales de Sevilla en 1906: El escepticismo y el egoísmo son los dos males que imperan en nuestro siglo, y la Iglesia es la única que puede curarlos. Vázquez de Mella era germanófilo, y esta debilidad por lo alemán le condujo a una sonada separación con don Jaime, que además de pretendiente a la corona era aliadófilo, perdiendo así la causa legitimista al que había sido su más famoso propagandista.

[xxi] En la celebérrima reunión del Casino republicano de San Sebastián del 17 de agosto de 1930 en la que se concertó el pacto (puramente verbal, y por lo demás un tanto vago) de la Conjunción republicano-socialista, Casares Quiroga asistió en nombre de su pequeño grupo gallego, sin duda una presencia que no guardaba proporción con la importancia ni del grupo ni de su representante, pero que convino políticamente para dar una apariencia de amplio espectro. D. Santiago lanzó allí, al parecer, la idea de que Galicia y Vasconia, y no sólo Cataluña, obtuvieran en la futura República un Estatuto como el que ya se preveía para Cataluña; el propósito de tal propuesta en tal circunstancia, cuando no podía traducirse absolutamente en nada ni práctico ni teórico, es algo que permanece en el reino de la conjetura.

[xxii] De él dice María Dolores Sáiz: «El 1 de abril de 1914, Luis Antón de Olmet, diputado datista por Padrón, que había sido nombrado por el ministro de Gobernación, Sánchez Guerra, jefe de prensa de su ministerio, fundó El Parlamentario…» Sáiz, María Dolores, y María Cruz Seoane, Historia del Periodismo Español. El siglo XX.- Madrid, Alianza, 1996; p. 235.

[xxiii] Escritora y activista social española (El Ferrol, 1820 – Vigo, 1893). Sorteando las dificultades que en su época  se oponían al acceso de las mujeres a la universidad, estudió en Madrid Derecho, Sociología, Historia, Filosofía e idiomas (teniendo incluso que acudir a clase disfrazada de hombre). Retirada a Potes y, luego, a Galicia, al enviudar, pronto fueron conocidas sus críticas a la injusticia social de su tiempo (particularmente contra la marginación de la mujer, la condición obrera y el sistema penitenciario), fundamento de un reformismo social de raíz católica. Desarrolló una intensa actividad filantrópica: visitadora de prisiones (1863), fundadora del Patronato de los Diez, de la Constructora Benéfica y del periódico La Voz de la Caridad (1870), secretaria de la Cruz Roja de Madrid, directora de un hospital de campaña durante la Tercera Guerra Carlista… Al mismo tiempo, elaboró una amplia obra escrita, en la que reflexionaba sobre propuestas como la legitimidad de la guerra justa en defensa de los derechos humanos (Ensayo sobre derechos de gentes), la orientación del sistema penal hacia la reeducación de los delincuentes (El visitador del preso) o la intervención del Estado en favor de los desvalidos (La beneficencia, la filantropía y la caridad).

[xxiv] (La Coruña, 1851-Madrid, 1921) Escritora española. Hija de los condes de Pardo Bazán, título que heredó en 1890, se estableció en Madrid en 1869, un año después de contraer matrimonio. Asidua lectora de los clásicos españoles, se interesó también por las novedades literarias extranjeras. Se dio a conocer como escritora con un Estudio crítico de Feijoo (1876) y una colección de poemas, publicados por F. Giner de los Ríos.

En 1879 publicó su primera novela, Pascual López, influida por la lectura de Alarcón y de Valera, y todavía al margen de la orientación que su narrativa tomaría en la década siguiente. Con Un viaje de novios (1881) y La tribuna (1882) inició su evolución hacia un matizado naturalismo.

En 1882 comenzó, en la revista La Época, la publicación de una serie de artículos sobre Zola y la novela experimental, reunidos posteriormente en el volumen La cuestión palpitante (1883), que la acreditaron como uno de los principales impulsores del naturalismo en España. Frente a los principios ideológicos y literarios de Zola, Pardo Bazán acentuaba la conexión de la escuela francesa con la tradición realista europea, lo que le permitía acercarse a un ideario más conservador, católico y bienpensante. De su obra ensayística cabe citar, además, La revolución y la novela en Rusia (1887), Polémicas y estudios literarios (1892) y La literatura francesa moderna (1910), en las que se mantiene atenta a las novedades de fines de siglo en Europa.

[xxv] 1867-1956. Arquitecto y político español, nacido en Mataró y fallecido en Barcelona. En esta ciudad estudió arquitectura y ciencias exactas, doctorándose en Madrid. Muy joven se unió al catalanismo activo, integrándose en el grupo La Renaixença en su vertiente autonomista, y en el liderazgo de la Lliga Regionalista de Catalunya. Diputado a Cortes en 1907, luego diputado provincial por Barcelona, en 1917 asume la presidencia de la Mancomunidad, desde donde promovió la cultura, la formación técnica y el progreso, siempre a distancia de todo maximalismo.

La dictadura de Primo de Rivera, en la que puso esperanzas, pronto le desengañó y, depuesto de sus cargos, en 1924 dejó la política. En 1936 se refugió en Francia, y tras la Guerra Civil se le prohibió el ejercicio de su profesión a quien fuera notable profesor de arquitectura en Barcelona y en el extranjero, y cuya impronta es inseparable del urbanismo barcelonés.

[xxvi] (1886-1950) Político, escritor y pintor español, nació en Rianjo (La Coruña) y murió en Buenos Aires. Fue diputado por la Organización Republicana Gallega Autónoma en las elecciones de 1931 y en las del Frente Popular (1936). Al final de la Guerra Civil, se exilió en la Argentina. En 1946 formó parte del gobierno en el exilio presidido por Giral en París. Su obra literaria comprende fundamentalmente narraciones cortas, como Cousas (1926), en que se conjugan texto y dibujo, y Retrincos (1934), evocaciones a manera de «retazos». En ellas, lo mismo que en su novela Os dous de sempre (1934), hace gala de pureza de expresión en la lengua vernácula. Son también notables sus ensayos As cruces de pedra na Bretaña (1930) y As cruces de pedra na Galizia (1950). Su ideario político se refleja en Sempre en Galizia (1944). Para el teatro escribió Os vellos no deben namorarse (1941), que acompañó de escenografía propia.

Sus dibujos, grabados y pinturas están dentro de una línea goyesca o solanesca, en que hace una crítica del caciquismo rural, el costumbrismo tópico, la pobreza del campesinado gallego y, en plena Guerra Civil, a través de una serie de dibujos, los horrores de la contienda. El Museo de Arte Moderno de Madrid conserva su cuadro Los ciegos, premiado en la Exposición Nacional de 1912.

[xxvii] Orense, 1888 – 1976. Escritor español en lengua gallega. Catedrático de geografía en Compostela, fue uno de los componentes de la generación de la revista Nos (1923-35), que creó la prosa gallega moderna. Con él fueron figuras destacadas de esta generación Castelao, Cuevillas, Cabanillas y Vicente Risco.

Su obra es amplísima y diversa. Como ensayista realizó aportaciones fundamentales para la clarificación de la peculiaridad creadora de Galicia, sobre la interacción hombre-paisaje y sobre las bases teóricas del regionalismo gallego: Ensayo histórico sobre la cultura gallega (1933), Síntesis histórica do século XVIII en Galicia (1969), O espello na serán (1966) y Guía de Galicia (1926) son obras relevantes en este aspecto.

Pero Otero Pedrayo fue fundamentalmente un gran narrador. Su barroquismo sintáctico y la densidad cultural de sus reconstrucciones novelescas del siglo XIX gallego son contribuciones decisivas a la cultura gallega. En Arredor de sí (1930) convierte en materia narrativa el proceso espiritual de los hombres de su generación y el paso desde un cosmopolitismo cultural al enraizamiento en Galicia y su cultura. Os camiños da vida (1928) es un amplio cuadro de la decadencia de la hidalguía rural gallega a lo largo del siglo XIX. Esta obra se prolonga en parte en Devalar (1935).

[xxviii] (Orense, 1884- id., 1963) Escritor español en lenguas gallega y castellana. Es uno de los forjadores de la prosa gallega moderna. Fundó la revista Nos (1920), que orientó la vida cultural gallega hasta 1936. De sus ensayos sobre historia, política y cultura gallegas, cabe mencionar Teoría del nacionalismo gallego (1920), El problema político de Galicia (1930) y su Historia de Galicia (1952). De su obra narrativa en lengua gallega sobresalen las novelas El coto (1925), El puerco de pie (1928) y, en castellano, La puerta de paja (1953).

[xxix] 1911-1981. Escritor español, nació en Mondoñedo (Lugo) y murió en Vigo. Hizo estudios de filosofía y letras en la Universidad de Santiago de Compostela. Sus primeras obras en verso -Mar ao norde (1932), Poemas do sí e do non (1933) y Cantiga nova que se chama Riveira (1934)- le sitúan en la vanguardia del neotrovadorismo, un noble intento literario por actualizar la lírica medieval gallega. Su primer libro en prosa gallega es Merlín e familia (1955), deliciosa fantasía en torno al legendario héroe de las leyendas célticas. También en su lengua vernácula, publicó As crónicas do sochantre (1956), Escola de menciñeiros (1960), Si o vello Sinbad volvese ás illas (1961), Tesouros novos e vellos (1964) y Os outros feirantes (1979). En castellano ha escrito una abundante y variada obra, entre ella su novela Un hombre que se parecía a Orestes, que le valió el premio Nadal de 1969. Fue importante su actividad periodística, sobre todo en Faro de Vigo, que pasó a dirigir en 1964.

[xxx] 1899-1981. Escritor español, nacido en Rianjo y muerto en Santiago. Tuvo una destacada actuación en las Misiones Pedagógicas de la República y, durante la Guerra Civil, colaboró en la revista Hora de España, editada en Valencia (1936-38). Dejó escrito en castellano: Rojo farol amante, una obra de poesía (1933), Quebranto de doña Luparia (teatro, 1943), La vieja piel del mundo (ensayo, 1936), Historias e invenciones de Félix Muriel (relatos, 1943), Luchas con el desconfiado (ensayo, 1948) y Viaje, duelo y perdición (1948). En su lengua materna, el gallego, escribió también Dos arquives do trasno (De los archivos del duende, 1926) y la obra escénica A fiestra valdeira (La ventana vacía, 1927). En 1991 apareció Fragua íntima, con los aforismos que escribiera entre 1926 y 1975.

[xxxi] Basados en el artículo publicado en la “Revista Latina de Comunicación Social”, número 11, de noviembre de 1998, La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL) http://www.ull.es; Dra. Rosa Cal, Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias de la Información, Departamento de Historia de la Comunicación.

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